El 56% de los estadounidenses justifica el lanzamiento de la bomba
Los jóvenes son los que menos aprueban el bombardeo de Hiroshima, según una encuesta
Setenta años después del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, la visión de la sociedad norteamericana sobre esa decisión ha variado. En 1945 hasta un 85% de los estadounidenses apoyaba el uso de la bomba nuclear, mientras que hoy justifica aquella acción un 56%, según una encuesta del Pew Research Center que compara cifras actuales con un sondeo de Gallup hecho poco después del bombardeo. El 34% de los estadounidenses está hoy en contra de aquel bombardeo que llevó al fin del conflicto en la zona del Pacífico.
Protagonistas del cambio de opinión son los jóvenes de entre 18 y 29 años. Un 47% de ellos aprueba el uso de las bombas atómicas contra Japón en 1945, mientras que el 70% de los mayores de 65 años consideran adecuada la respuesta nuclear.
Pese a que más de la mitad de los estadounidenses entiende hoy la decisión tomada por su Gobierno hace 70 años, las encuestas revelan a lo largo del tiempo el progresivo rechazo al uso de armas nucleares. El apoyo mayoritario al ataque a Hiroshima y Nagasaki en 1945 se redujo a un 63% en 1991, y ahora ha bajado hasta el 56%.
Los sondeos también reflejan la división política en torno a la bomba atómica. La gran mayoría de votantes republicanos (74%) cree justificado el lanzamiento, mientras que entre los demócratas ese apoyo se reduce al 52%.
Entre los japoneses —que tradicionalmente han manifestado su desaprobación por el lanzamiento de la atómica—, solo el 14% manifiesta su aprobación. Una bajada respecto a 1991, cuando el 29% de los ciudadanos del país asiático se declaraba a favor de la decisión.
En 1995, la mitad de los encuestados sostuvieron que habrían tratado de encontrar otras vías para ganar el conflicto en el Pacífico. Aun así, el 73% de los norteamericanos no se mostró favorable a que su Gobierno pidiera disculpas oficiales a Tokio, respaldadas solo por un 20%, según el estudio del Pew Research.
Cuando Japón se rindió, muchos de los estadounidenses pensaban que el emperador Hirohito debía ser ejecutado por crímenes de guerra. No obstante, el general MacArthur convenció al presidente Truman y al general Eisenhower de que acabar con el emperador japonés le hubiera convertido en un mártir, y de ahí habría pasado a ser una figura de culto. Washington "perdonó" al emperador japonés —otros miembros del Ejecutivo fueron ajusticiados— como parte de una estrategia de democratización y normalización diplomática con el que sería uno de los futuros y más sólidos aliados de Estados Unidos en el escenario asiático.
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