El proceso destapa a un espía clave de EE UU detenido hace 20 años en Cuba
De este hombre se sabe poco y la inteligencia quiere que se quede sin conocerse
Mientras que el contratista Alan Gross se llevaba el protagonismo de las cámaras, en algún punto de Washington se celebraba una segunda liberación de forma mucho más discreta: la de un misterioso agente de inteligencia que pasó casi 20 años en una cárcel de Cuba por espiar para Estados Unidos.
De este hombre, totalmente fuera del radar de la opinión pública estadounidense, se sabe muy poco y, si se cumplen los deseos de la inteligencia del país, seguirá sin conocerse casi nada.
La oficina de James Clapper, el director de Inteligencia Nacional —el jefe de los espías de EE UU—, se ha limitado a revelar que es un "ciudadano cubano" que fue "fundamental" para desbaratar "numerosos" operativos de la inteligencia cubana en territorio estadounidense.
Muestra de su importancia son las elogiosas palabras que el presidente Barack Obama le dedicó este miércoles en su declaración sobre la normalización de relaciones con Cuba. Este agente fue "uno de los activos de inteligencia más importantes que EE UU ha tenido jamás en Cuba", destacó el mandatario.
Aunque el grueso del trabajo de este espía seguirá siendo secreto, sí se han revelado algunos frutos de su labor: gracias a sus informaciones fueron descubiertos y procesados algunos de los espías más peligrosos por su alto grado de infiltración en las más altas esferas del poder de Washington.
Según EE UU, su colaboración sirvió para poner sobre la pista de, entre otros, Ana Belén Montes, una condecorada analista de los servicios de inteligencia militar que era la principal responsable de analizar la información sobre Cuba de la Agencia para la Inteligencia de Defensa (DIA). Durante 17 años, espió de forma paralela para la isla sin ser detectada. Finalmente, fue detenida en 2002 y, desde entonces, cumple una condena de 25 años de cárcel.
Fue "uno de los activos de inteligencia más importantes que EE UU ha tenido jamás en Cuba", destacó Obama
El agente ahora liberado también ayudó a descubrir y apresar a otro alto exfuncionario estadounidense, Walter Kendall Myers, que fue un topo cubano en el Departamento de Estado durante tres décadas bajo el alias de Agente 202. Myers —que llegó a tener acceso a información marcadas con el sello de alto secreto— y su esposa, Gwendolyn Steingraber Myers, fueron detenidos en 2009 y cumplen cadena perpetua.
De acuerdo con la escasa información difundida sobre este espía "clave" para Washington ahora liberado, también desempeñó un papel destacado en la revelación de las actividades de la Red Avispa, el entramado de espías cubanos infiltrados dentro del exilio cubano en EE UU. Cinco de estos espías fueron apresados y condenados a largas condenas de cárcel. Los tres que aún seguían tras las rejas recorrieron este miércoles el camino inverso al de Gross y regresaron a la isla.
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