Berlín celebra en casa la libertad
El aniversario se conmemora como una fiesta alemana con escasa participación extranjera
Hasta la medianoche del 9 de noviembre de 1989, la Puerta de Brandeburgo, antes y ahora, el lugar más emblemático de la gran ciudad, estaba separada del resto del mundo por un muro de acero y hormigón: 25 años después, el famoso monumento se convirtió este domingo en el punto neurálgico de una gran fiesta popular que reunió a la población de Berlín y a miles de turistas, que llegaron a la ciudad para participar en las festividades que recordaron la caída del Muro un cuarto de siglo atrás.
A lo largo de varios cientos de metros, una multitud acudió a la cita que tuvo lugar en la avenida 17 de junio, una hermosa calle flanqueada por el parque de Tiergarten y que desemboca en la famosa Puerta de Brandeburgo, para festejar con una alegría poco común, un nuevo aniversario del fin del odioso Muro que dividió a la ciudad, al país y también, en forma simbólica, a toda Europa durante largos 28 años.
El punto culminante de la fiesta popular estuvo protagonizada por el alcalde de la ciudad, Klaus Wowereit. Cuando el político socialdemócrata dio la luz verde para que unos 7.000 globos luminosos, que habían sido colocados a lo largo de 15 kilómetros que marcaban el trazado del Muro desde la Bornholmerstrasse hasta el Oberbaumbrücke, se elevaran rumbo al cielo, en un acto que pretendía recordar que la ciudad quedó libre de ideologías totalitarias que condenaban al ciudadano a ser un prisionero en su propio país.
A lo largo de toda la jornada dominical, Berlín se convirtió en un gran parque popular en medio de la invasión de curiosos que deseaban ser testigos de una conmemoración que sigue cautivando a la opinión publica de todo el mundo.
El famoso Checkpoint Charlie, donde hace 53 años estuvo a punto de estallar la Tercera Guerra Mundial, era un hervidero de gente que pagaba dinero para fotografiarse al lado de dos jóvenes disfrazados de soldados estadounidenses. “Aquí se respiraba la Guerra Fría y ahora solo se respira alegría y recuerdos”, dijo Françoise Pérez, una parisina que llegó al legendario cruce fronterizo acompañada de su pareja, Robert, un ejecutivo alemán de 27 años que trabaja también en Berlín. “Es hermoso ver cómo ha cambiado la ciudad y también este lugar”, añadió la joven, ante los ojos atentos y cómplices de su novio.
En la hermosa y turística Pariser Platz, otro lugar emblemático de la ciudad y que está flanqueada por la Puerta de Brandeburgo, las embajadas de Francia y Estados Unidos y el famoso hotel Adlon, casi no cabía un alma en la tarde de este domingo, a causa de una iniciativa de la Oficina de Prensa del Gobierno Federal, que ofreció un espectáculo multimedia —“Viaje por el tiempo”—, que relataba la historia alemana del siglo XX con extractos originales de documentales elaborados por la televisión.
El casi olvidado pero histórico cruce fronterizo de la Bornholmerstrasse, donde el teniente coronel de la Stasi Harald Jäger tuvo la valentía de abrir, por primera vez, el Muro a una multitud, acogió como todos los años en este día una digna y solemne ceremonia en la que participaron los vecinos del lugar, que cada año se dan cita en el lugar para recodar la noche histórica.
Hace cinco años, acudieron a Berlín el entonces primer ministro británico, Gordon Brown, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, su colega ruso, Dmitri Medvédev, y la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton. Todos pronunciaron sendos discursos en un escenario también construido ante la Puerta de Brandeburgo.
Pero este domingo, los organizadores de la gran fiesta popular, el Gobierno de la ciudad y el federal, optaron por una fiesta más ciudadana que institucional y diseñaron una celebración que debía plasmar la alegría por el nuevo Berlín sin Muro, la nueva Alemania y también la nueva Europa que comenzó a nacer cuando el Muro fue derribado por una revolución pacífica que no fue aplastada por el Ejército ruso.
Hubo velada musical, que se inició con la actuación del fundador de Genesis, el británico Peter Gabriel, que interpretó Heroes, canción escrita por David Bowie que recuerda un amor bajo las sombras del Muro y que el propio autor ya interpretó en un concierto que tuvo lugar en Berlín en junio de 1987, a escasos metros de la barrera que dividía las dos Alemanias. La fiesta musical tuvo un momento emotivo cuando la Staatskapelle de Berlín, la orquesta que dirige Daniel Barenboim, interpretó el cuarto movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, un magnífico telón de fondo musical que acompañó desde la tierra berlinesa el vuelo de los globos luminosos.
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