Argentina aprueba un presupuesto con un elevado gasto social

El Senado aprobó este jueves, por 39 votos a favor y con 22 en contra, el proyecto que había enviado la líder peronista que finaliza su legislatura el 10 de diciembre de 2015 y no puede postularse a una segunda reelección consecutiva, según establece la Constitución. No obstante, Fernández quizá quiera influir en la elección de su sucesor o tal vez sueñe con regresar al Gobierno en 2019. El tiempo dirá.

Lo que es seguro, a partir de la experiencia de los últimos años, es que los presupuestos votados por el Congreso se irán modificando respecto a lo que fue aprobado. Por costumbre, el kirchnerismo suele subestimar en su planificación los ingresos, de modo de manejar a discreción los que finalmente se recauda por encima de la meta presupuestaria. Además, siempre ha ido modificando partidas a partir de facultades especiales del jefe de Gabinete de Ministros, cargo que ahora está en manos de Jorge Capitanich.

Un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), así como la oposición, advierten de que los pronósticos de los presupuestos sobre una expansión del PIB del 2,8% y una inflación del 15% en 2015 resultan demasiado optimistas. Sin embargo, Lucio Castro, economista de CIPPEC, considera que los presupuestos “dan una mínima indicación de lo que el Gobierno hará”.

De cada 100 pesos gastados, 40,96 serán destinados a la Seguridad Social, en especial por las subidas previstas en las pensiones y la asignación universal por hijo, el programa social estrella del kirchnerismo, según analiza la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP). Unos 13,39 pesos irán al sector energético, sobre todo para las subvenciones al consumo por parte de comercios, industrias y hogares de todas las clases sociales, pese a los recortes en barrios ricos y de ingresos medios. Otros 7,70 pesos irán a vencimientos de la deuda pública en unos presupuestos que no prevén un acuerdo del Gobierno de Fernández con los fondos buitre que le han bloqueado pagos en EE UU y Europa, pese que analistas consideran posible un pacto en 2015.

Castro, de CIPPEC, destaca que Argentina ha elevado en los últimos años el gasto social: “Es la primera vez que tenemos programas sociales universales, sin reparto discrecional. Eso es un piso de derechos sociales y ha impactado en la reducción de la desigualdad, pero esta mejora tiene nubarrones por el escenario recesivo y porque las pensiones y asignaciones que da el Gobierno tienen que seguir aumentando para contrarrestar la inflación”. Pero lo que más preocupa a Castro son las subvenciones a la energía y el transporte: “Se filtran hacia las clases media y alta. Un caso claro son los subsidios a Aerolíneas Argentinas, pero también a la electricidad, el gas y los trenes y colectivos [autobuses]. Además, favorecen mucho más a los ciudadanos de Buenos Aires y alrededores que a los de las provincias”. El economista destaca el aumento de la inversión pública en ciencia y en infraestructura, sobre todo en ferrocarriles, después de años de ser los más relegados por el kirchnerismo, pero lamenta que el sector privado invierta poco en energía o transporte ante unas subvenciones que lo desalientan.