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NARCOTRÁFICO EN ARGENTINA

El gobernador de una provincia argentina sufre un atentado en su casa

El Gobierno de Santa Fe atribuye el ataque a la lucha que la provincia libra contra el narcotráfico

Alejandro Rebossio

Cuatro encapuchados que iban en dos motos balearon la noche del viernes la casa particular del gobernador de la provincia argentina de Santa Fe, el socialista Antonio Bonfatti, en Rosario, a 300 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. Ni él ni su esposa, que estaban mirando un partido de fútbol por televisión, resultaron heridos por los 14 disparos. En el Gobierno de Santa Fe, la tercera provincia en población de Argentina, atribuyeron el atentado a la lucha que están emprendiendo contra el narcotráfico. A una escala mucho menor a lo que sucede en países como México, Rosario se ha convertido en escenario de una guerra de bandas de traficantes que ya ha dejado como saldo unos 172 muertos en lo que va del año y un jefe policial provincial destituido por presuntos vínculos con la droga.

Con 1,2 millones de habitantes, Rosario es la tercera ciudad de Argentina, detrás de Buenos Aires y Córdoba. En los últimos años ha sido tal vez la más beneficiada por la bonanza de los altos precios de la soja, el principal producto de exportación del país. Allí se radicaron plantas de procesamiento de la oleaginosa y puertos. Allí también invirtieron en modernos edificios los terratenientes de Santa Fe. Pero al mismo tiempo persisten los barrios de chabolas que se habían ampliado en la crisis argentina de 2001 y 2002 y comenzaron a proliferar violentas bandas de narcotraficantes, que muchas veces resuelven sus diferencias con crímenes a tiros, con adolescentes usados como víctimas y victimarios, y que cuentan con lazos con la Policía de Santa Fe. Varios altos cargos de la fuerza provincial han sido desplazados en los últimos tiempos, pero el caso más polémico fue, en 2012, el del entonces jefe de la Policía santafesina, Hugo Tognoli, acusado por la justicia y por el Gobierno de la peronista Cristina Fernández de Kirchner de vínculos con el narcotráfico. Tognoli dejó el puesto y estuvo un tiempo en prisión, y el caso sirvió como blanco de críticas kirchneristas a la única provincia argentina gobernada por el socialismo.

Dos desconocidos tirotearon la casa del gobernador, que resultó ileso

El gobernador Bonfatti vive en su casa sin custodia policial. Solo una patrulla merodea por su barrio. Hasta ahora nunca había recibido amenazas, como sí las habían sufrido su ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, y su secretario de la misma área, Matías Drivet. Las 14 balas que impactaron contra la vivienda de Bonfatti eran de nueve milímetros, que son las que usan los policías argentinos.

Tanto el Gobierno de Fernández, de excedencia por enfermedad, como la oposición argentina se han solidarizado con Bonfatti. El episodio sucede dos semanas antes de que en este país sudamericano se celebren elecciones legislativas en las que el kirchnerismo pondrá en juego su mayoría absoluta en el Congreso para los dos últimos años de Gobierno de la jefa de Estado, que se recupera sin inconvenientes en el hospital de Buenos Aires donde fue operada el pasado martes de un coágulo en el cerebro. Todo hace prever que el socialismo, aliado con la centrista Unión Cívica Radical (UCR), se impondrá en Santa Fe y que el segundo puesto en esta provincia será disputado por el kirchnerismo y la conservadora Propuesta Republicana (PRO).

El mismo día de la noticia del atentado contra Bonfatti, otro gobernador de una provincia argentina sufrió un accidente. El helicóptero del gobernador de San Juan, el peronista kirchnerista José Luis Gioja, cayó al chocar con cables de alta tensión en Valle Fértil, a 250 kilómetros de la capital provincial. Gioja, uno de los gobernadores más influyentes en el peronismo aunque sin aparentes posibilidades de convertirse en presidenciable, se encuentra en grave estado de salud y ya ha tenido que ser operado dos veces. En el accidente murió una diputada que lo acompañaba, Margarita Ferrá de Bartol. El piloto y el secretario del gobernador sobrevivieron y se encuentran fuera de peligro.

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