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Reportaje:Elecciones en Argentina

Argentina transforma la soja en 'oro verde'

La producción del grano permite al Gobierno financiar medidas populares

Fernando Gualdoni

El auge económico que hoy vive Argentina se lo debe a la soja. El cultivo, cuyo precio se ha disparado en los últimos años, es lo que ha permitido al país suramericano olvidar la brutal crisis de finales de 2001, aquella del corralito financiero que acabó en una revuelta popular que se saldó con 33 muertos y la huida del presidente Fernando de la Rúa. La soja, que representa más del 50% del grano que produce el país y más del 25% de las exportaciones, aporta en mano al Gobierno de Néstor Kirchner más de 250 millones de dólares mensuales (175 millones de euros). Es la caja chica del presidente y puede disponer de ese dinero como quiera: subsidios públicos, planes sociales, ayudas a sectores y políticos aliados. En total, gracias al porcentaje del valor de las exportaciones de soja y otros productos agrícolas que el Ejecutivo recauda, Kirchner y su esposa, Cristina Fernández, la aspirante a convertirse en la primera presidenta electa este domingo, cuentan con unos 420 millones de euros cada mes para invertir en popularidad. "La soja es para los Kirchner lo que el petróleo para Chávez. Aunque es evidente que el dinero del que dispone el presidente venezolano por las ventas petroleras es mucho mayor, el fin es el mismo: financiar un modelo populista", dice Óscar Crocensi, vicepresidente de la Asociación de Cooperativas Argentinas.

La soja es para los Kirchner lo que el petróleo para Chávez
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Sentado en el Café de las Letras de Pergamino, la ciudad productora de soja por excelencia, situada a 220 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, Crocensi se lamenta: "Estamos perdiendo otra vez una oportunidad única para desarrollar el país, las infraestructuras, la educación... En vez de eso, seguimos con las dádivas". En Pergamino, la oportunidad que brinda la soja es evidente: la ciudad, de poco más de 100.000 habitantes, tiene una de las rentas per cápita más altas del país, uno de los índices de paro más bajos, se venden coches nuevos y electrodomésticos sin parar y los edificios de viviendas crecen como hongos. "Es el mejor momento en 30 años", asegura Fredy Aloe, dueño de una inmobiliaria.

"Hay 11 torres en construcción en la ciudad... No está mal para Pergamino", exclama Héctor Cachi Gutiérrez, el alcalde desde 2000. Entre la campaña para lograr otro mandato y la gestión local, Gutiérrez ha sacado tiempo para seguir las deliberaciones del XVII Congreso del Partido Comunista Chino, que acabó hace una semana. El interés del alcalde tiene su lógica. Pergamino produce el 80% de la soja del país y el 70% de las exportaciones de este cultivo van al mercado chino. "Estuve en China hace poco buscando inversiones. Queríamos poner a Pergamino en la lista de lugares a considerar por el régimen a la hora de invertir en el extranjero el enorme excedente de capital chino... Argentina no tiene petróleo, pero tiene soja", dice.

La economía argentina ha retrocedido 100 años. El país vuelve a vivir de las exportaciones agrícolas gracias al fuerte aumento del precio de las materias primas por la creciente demanda, en especial del mercado chino. "El problema es que no hay plan B, el auge de la economía es gracias al campo, y el populismo de Kirchner lo pagamos nosotros", dice un productor de soja en un restaurante, junto a otros nueve empresarios del sector. "Vamos con viento de cola, pero si un día deja de soplar, caemos en picado", dice otro de los asistentes. El sector agrícola es el más enfrentado al Gobierno. Kirchner los acusa de oligarcas y éstos achacan al presidente que sólo los exprime para "comprar" su popularidad.

Cachi habla poco en la comida. Él es un radical k, un ex miembro de la Unión Cívica Radical (UCR) -el histórico partido rival del peronismo- que se pasó a las filas del enemigo, en este caso a la corriente peronista del kirchnerismo. Horas antes, en la alcaldía, explicó que tras la crisis de 2001, cuando además de la economía se hundió el sistema de partidos tradicionales, él vio en Kirchner un hombre de ideas progresistas. Hoy, Cachi cree que para el Gobierno que viene, el que encabezará Cristina si los sondeos no fallan, la política de subsidios que se mantiene gracias a la soja será insostenible. "No queda más remedio que hacer un plan económico serio y a largo plazo. La producción argentina está en máximos, hay que atraer inversiones para igualar la oferta a la demanda y atajar la creciente inflación", reflexiona el alcalde.

El riesgo de que Argentina quede atrapada en un modelo sustentado en las exportaciones agrícolas es alto. El país tiene una moneda débil que abarata las ventas externas y los argentinos ven cómo el precio de la soja no para de subir en el mercado de materias primas de Chicago. Fernando Carballo no tiene dudas: "El precio de los alimentos no va a parar de subir, y más ahora que no sólo se comen sino que se hace biocarburantes con ellos", dice el empresario al justificar su inversión de 20 millones de dólares para construir una torre de viviendas de lujo de 30 pisos en el centro de Pergamino. "Se va a ver toda la pampa", exclama satisfecho. La soja, el oro verde argentino, lo paga todo.

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Sobre la firma

Fernando Gualdoni
Redactor jefe de Suplementos Especiales, ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS como redactor de Economía, jefe de sección de Internacional y redactor jefe de Negocios. Es abogado por la Universidad de Buenos Aires, analista de Inteligencia por la UC3M/URJ y cursó el Máster de EL PAÍS y el programa de desarrollo directivo de IESE.

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