“¡Gracias a Dios, nos protegen los americanos!”
Los antiguos responsables de Interior alemanes defienden el programa de espionaje
Dos destacados políticos alemanes con un pasado común, el socialdemócrata Otto Schily y el ministro de Finanzas, el democratacristiano Wolfgang Schäuble, decidieron el domingo romper un interesado silencio en torno al escándalo de espionaje llevado a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, en sus siglas en inglés) que aún sigue envenenando la vida política germana y calificaron, en sendas entrevistas periodísticas, como “injustificado y paranoico” el temor que existe en el país en relación a la labor que realiza la NSA en Alemania.
Schily, que ocupó la cartera de Interior durante siete años en el Gobierno que dirigió Gerhard Schröder, y Schäuble, que fue su sucesor en el último Ejecutivo de gran coalición, salieron en defensa del trabajo que realiza la NSA en Alemania, a dos meses de las elecciones parlamentarias que decidirán la permanencia de Angela Merkel al frente del país.
La presión mediática sobre la canciller se intensifica a medida que los reportajes periodísticos van revelando la estrecha colaboración que existe entre la NSA y los servicios de inteligencia alemanes. La prensa también sugiere que Merkel no quiere admitir que su Gobierno autorizó el espionaje en territorio germano, una medida que podría tener consecuencias judiciales.
“Gracias a Dios que nos protegen los americanos” admitió Schäuble en una entrevista publicada por el periódico dominical suizo Schweiz am Sonntag. “Es conocido que los americanos trabajan para obtener información destinada a impedir ataques terroristas”.
“El principal peligro proviene del terrorismo y del crimen organizado”, afirmó Schily desde las páginas de la revista Der Spiegel. “Encuentro poco adecuado el bullicio que se puede escuchar en estos momentos. Los grandes partidos no tiene nada que ganar en este tema”.
La interesada alianza de Schily y Schäuble, destinada a restar importancia al escándalo de espionaje, tiene raíces en la labor que ambos realizaron al frente del Ministerio del Interior. Cuando Schilly fue ministro, entre 1998 y 2005, la Oficina Federal para la protección de la Constitución (BfV), el servicio de inteligencia dependiente del ministerio del Interior, no se enteró de la existencia del comando terrorista que planificó en Hamburgo los atentados del 11-S.
Bajo la gestión de Schäuble, que sucedió en el cargo a Schily, la BfV fue incapaz de detectar las actividades del comando terrorista de ultraderecha NSU, que asesinó a nueve extranjeros y a una policía, además de robar varios bancos. Peor aún, todavía subsisten las sospechas de que hubo agentes de la BfV en el estado federado de Turingia que hicieron la vista gorda a la hora de investigar la ola de asesinatos.
El éxito obtenido por la BfV de detectar y detener a los integrantes del llamado comando de Sauerland en 2005, que preparaba atentados contra instalaciones militares estadounidenses, fue gracias a la información facilitada por la NSA.
Ni Schily ni Schäuble eran responsables del trabajo realizado por la agencia de inteligencia en el exterior, el Servicio Federal de Informaciones (BND, en sus siglas en alemán), que depende directamente de la Cancillería. La prensa ha revelado durante estas últimas semanas que la agencia, que en el pasado fue calificada como una “asociación de aficionados" por el excanciller Helmut Schmidt, ha buscado “consejos y guía” en la sede de la NSA. Su actual presidente, Gerhard Schindler, ha expresado públicamente sus deseos de profundizar la cooperación con la agencia estadounidense.
“En el pasado, la gente se reía de la incompetencia del BND. Si se ha vuelto más eficiente, solo hay que aplaudir este cambio”, dijo Schily al defender la estrecha cooperación que existe ahora entre el BND y la NSA. Para Schäuble, Alemania, que tiene tropas en Afganistán, debería estar agradecida de la información que recibe de la NSA. “Tampoco hay que olvidar que la NSA ayuda cuando los alemanes son secuestrados en Africa”, añadió el ministro.
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