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Uruguay valida la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo

La norma permite adoptar niños a las parejas homosexuales Padres y madres podrán elegir el orden de los apellidos de sus hijos

Francisco Peregil
Una pareja de uruguayos, en la Cámara de Diputados.
Una pareja de uruguayos, en la Cámara de Diputados. Iván Franco (EFE)

Uruguay se convirtió el miércoles en el duodécimo país del mundo y el segundo de Latinoamérica en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo. A partir de ahora, la ley ya no hablará más de “marido y mujer” sino de cónyuges o contrayentes. La norma había sido aprobada en primera instancia en diciembre por 81 de los 87 diputados presentes. Y el miércoles 3 de abril la ratificó el Senado con 23 votos a favor y 8 en contra. Al cabo de una semana llegó de nuevo a la cámara baja con ligeras correcciones y fue aprobada en la noche del miércoles por 71 votos sobre un total de 92, entre gritos de "igualdad, igualdad, igualdad", provenientes del público invitado a la sesión.

El proyecto contiene errores de redacción que deberán subsanarse en las próximas semanas. Con lo cual, el Congreso corregirá dentro de tres meses con otra ley lo aprobado ahora. Pero se tratará de un mero formalismo. La ley quedó sancionada este miércoles.

“He recibido hoy muchas llamadas de gente conmovida. Y más cuando uno piensa en un montón de gente que no está”, señaló Federico Graña, diputado de la coalición izquierdista Frente Amplio y miembro del movimiento Ovejas Negras, impulsores de la ley. “Si bien tenemos claro que somos dignos y andamos con la frente alta, hoy la sociedad lo reconoce”, añadió.

La norma también permite la adopción de hijos a las parejas del mismo sexo. Y autoriza a cualquier matrimonio, sin distinción de sexos, a elegir el orden de los apellidos de sus hijos. Entre heterosexuales los hijos recibirán el apellido del padre, salvo que haya acuerdo para poner en primer lugar el de la madre. “Esa medida cambia el rol de la mujer dentro de la familia y discute las tradiciones patriarcales que han regido hasta ahora”, añade Graña.

“Los cambios introducidos en el Senado no modifican sustantivamente lo que aprobamos en Diputados. Son, más que nada, cuestiones de forma”, indicó la diputada oficialista del Frente Amplio Daisy Tourné. Su compañero Federico Graña cree que la ley recoge más derechos que la que se aprobó en Argentina en 2010. “Gracias a Argentina y a España nosotros hemos aprendido de todo el proceso que se vivió allí. A nuestro país vinieron para asesorarnos activistas españoles como el socialista Pedro Zerolo y varios argentinos. Esa solidaridad fue muy importante”.

La Iglesia católica uruguaya recordó esta semana las palabras del papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires y el Gobierno argentino tramitaba en 2010 la primera ley sobre matrimonio igualitario en Latinoamérica: “Está en juego la identidad y la supervivencia de la familia: papá, mamá e hijos (…).“Puede herir gravemente a la familia (…). Es la pretensión destructiva del plan de Dios”, señaló el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio. Sin embargo, la manifestación contra la ley convocada por la Iglesia católica uruguaya el pasado martes en Montevideo apenas tuvo seguimiento en las calles.

“Esta no es una ley en contra de nadie”, indicó ayer el diputado Jorge Orrico, también de la alianza Frente Amplio. “Solamente reconoce situaciones que la sociedad tenía metidas debajo de la alfombra. Si cada cual puede optar por la opción sexual que quiera, en la medida que no afecte a la libertad del otro hay que hacerse una pregunta muy sencilla: ¿En qué está influyendo a mi libertad que mi vecino esté casado con una mujer o con un hombre? En nada. Pero durante centenares de años hemos sido influidos por una serie de valores, muchos de origen religiosos. Aun cuando el Uruguay es el que menos influencia tiene de la Iglesia Católica, acá también influyó su doctrina”.

Sin embargo, diputados como Luis Alberto Lacalle, de Unidad Nacional, se han opuesto en repetidas ocasiones al proyecto por considerar que el origen etimológico del matrimonio (matris munium) se asocia a la maternidad de la mujer. "La ley no puede cambiar las cosas cambiando una etiqueta”, indicó la pasada semana al diario uruguayo El País. Y en cuanto a las adopciones por personas del mismo sexo, añadió: "El concepto es darle una familia al niño y no un niño a la familia, creo que no es conveniente habilitar la adopción por parejas del mismo sexo".

Los partidos de la oposición ofrecieron libertad de voto a sus diputados. José Carlos Cardozo, miembro del Partido Nacional, optó por votar a favor. “El Uruguay discutió mucho los derechos civiles en el primer tercio del siglo XX y después eso se frenó. Esta ley nos inserta en ese tipo de debates. La sociedad ha cambiado y lo único que hace el Parlamento es reconocer situaciones existentes. Ya reconocimos el concubinato entre parejas heterosexuales y sus derechos sucesorios hace dos años. Pero estaba funcionando en realidad cuando funciona desde hacía 30 años. Con esto sucede lo mismo”.

El matrimonio entre personas del mismo sexo se aprobó por primera vez en Holanda en 2001. Después le llegó el turno a Bélgica (2003), España y Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Portugal, Islandia y Argentina (2010) y Dinamarca en 2012. También se reconoció este derecho en seis Estados de Estados Unidos, en la capital de México, en el Estado mexicano de Quintana Roo y en el brasileño de Alagoas.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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