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EUROPA CONVULSA

Una oposición blanda... y rentable

Los socialdemócratas alemanes afianzan su recuperación con una estrategia de mano tendida a Merkel El SPD se distancia del nuevo presidente francés, el socialista François Hollande

El líder del SPD, Sigmar Gabriel (derecha), y su compañero de partido, Frank-Walter Steinmeier.
El líder del SPD, Sigmar Gabriel (derecha), y su compañero de partido, Frank-Walter Steinmeier.TOBIAS SCHWARZ (REUTERS)

El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) afianza su recuperación desde la debacle electoral de 2009. Y lo hace desempeñando el papel de una oposición blanda, que se distancia de las posiciones de sus correligionarios europeos y se alinea con el Gobierno en el rechazo a los eurobonos o a la postura ante Grecia.

En las encuestas de intención de voto, el tándem de SPD y Los Verdes supera a la coalición de centro-derecha que preside la democristiana Angela Merkel (CDU). La televisión pública ARD, en su sondeo mensual, estima que hoy obtendrían el 29% de los votos. Los democristianos (CDU-CSU) tendrían el 33%, Los Verdes el 13% y el liberal FDP, socio de Merkel en el Gobierno, se cualificaría para entrar en el Parlamento (Bundestag) con un raspado 5%, que es el porcentaje mínimo exigido. Otra encuesta de gran resonancia, la del semanario Stern, sitúa esta semana a los democristianos cuatro puntos por encima del SPD. En 2009, los socialdemócratas solo obtuvieron el 23% de los apoyos, 10 puntos menos que los democristianos. Fue el peor resultado de su historia. El 30% que rondan ahora parecía irrecuperable hace un par años.

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Aunque en el SPD hay una ostensible satisfacción por el avance, de forma anónima se señalan dos puntos peligrosos en la estrategia actual: han reducido al mínimo la confrontación con la muy popular Angela Merkel y han postergado la pugna interna por la candidatura en las generales de 2013. Así evitan riesgos —o al menos los aplazan— pero también erosionan el perfil político de la formación.

El presidente del partido, Sigmar Gabriel, ha conseguido distanciarse de los impopulares recortes del anterior canciller federal, Gerhard Schröder (SPD). La llamada Agenda 2010 parecía olvidada en las elecciones en la estratégica Renania del Norte-Westfalia, donde hace dos semanas el SPD obtuvo una victoria digna de otros tiempos. Según se disipa la memoria de la Agenda, el partido La Izquierda (Die Linke) va perdiendo apoyos en el Oeste alemán, donde se nutrió durante años de socialdemócratas desencantados. El politólogo de Maguncia Kai Arzheimer cree que Die Linke podría convertirse de nuevo en un partido del Este, con la consiguiente ventaja de votos para el SPD occidental.

El jefe del grupo parlamentario socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, repite en Der Spiegel que su partido “se prepara para asumir la responsabilidad de Gobierno” el año que viene. Entre 2005 y 2009, Steinmeier fue ministro de Exteriores de la Gran Coalición presidida por Merkel. Sus críticos internos y externos lo acusan de hacer una oposición acomodaticia. El SPD tiene ahora la iniciativa para negociar con Merkel su apoyo al pacto fiscal que ella impuso a sus socios europeos junto al expresidente francés Nicolas Sarkozy. Para ratificarlo en ambas Cámaras, con mayoría de dos tercios, Merkel precisa el apoyo de la oposición.

En las encuestas,

Steinmeier dice que los socialdemócratas “no votarán a favor del pacto” si no se acuerda también “impulsar el crecimiento” en Europa. Pero al crecimiento le pasa como a la paz o a la felicidad: todos lo defienden, pero cada cual a su manera. Merkel rechaza tajantemente cualquier estímulo que suponga pedir más dinero al Bundestag. Cuando, como hace esta semana en Der Spiegel, Steinmeier vincula su apoyo al pacto fiscal con nuevos “elementos de crecimiento”, está reconociendo que el SPD no exigirá al Gobierno que altere esta postura ni que se plantee la emisión de eurobonos. Se distancia así otra vez del nuevo presidente francés, el socialista François Hollande. Los socialdemócratas también se han alineado con el Gobierno y con el banco central (Bundesbank) en sus peticiones a Grecia. O cumplen los acuerdos con Europa y el Fondo Monetario Internacional, o no habrá más dinero.

La oposición también
se ha alineado

La propuesta central del SPD es un impuesto a las transacciones financieras con el que recaudar fondos destinados al crecimiento. Encuentra adeptos incluso en el partido hermano de la CDU en Baviera, la conservadora CSU. La propia Merkel se ha mostrado abierta al proyecto, que encuentra alguna resistencia entre los liberales del FDP. Pero tanto dicho impuesto como la agilización de los fondos estructurales y el refuerzo del Banco Europeo de Inversiones, que proponen el SPD alemán y el francés Hollande, se ven con buenos ojos en el Gobierno de Merkel. La canciller se reunirá con el SPD y Los Verdes a principios de junio para acordar la aprobación del pacto fiscal antes de verano en el Bundestag.

La oposición blanda del SPD refuerza su imagen institucional y les evita defender propuestas impopulares como los eurobonos, que podrían costarles muchos votos. También es un efecto de la falta de liderazgo interno. Steinmeier, Gabriel y el exministro de Hacienda Peer Steinbrück conforman una troika que trata de mantener el equilibrio hasta finales de este año.

La cuestión de la candidatura del SPD es una de las favoritas de los medios alemanes: Gabriel pasa por el más izquierdista, pero tiene poco tirón popular. Steinmeier, un burócrata solvente que ha limado sus deficiencias oratorias, sigue lastrado por los años de colaboración con Merkel. Steinbrück, de lengua afilada y carácter fuerte, tiene pocos apoyos internos. Queda mucho partido.

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