La piratería somalí evoluciona ante el esfuerzo internacional en su contra
Los ataques piratas resultan cada vez en menos secuestros. Como consecuencia, los piratas han expandido su radio de acción y están detrás de secuestros en tierra. La misión europea podrá realizar ataques en suelo somalí pero considera la posibilidad de rescatar rehenes demasiado arriesgada.
“Estábamos a unas 50 millas náuticas frente a la costa de Mogadiscio y los piratas nos atacaron al amanecer. Los descubrimos intentando lanzar las escaleras y ellos abrieron fuego primero. Nos debieron confundir con un barco mercante", así comienza Enrique Cubeiro, comandante del Patiño, el relato del ataque que este buque sufrió el pasado 12 de enero.
Esta acción acabó como lo hacen la mayoría hoy en día: mal para los piratas. En este caso, ocurre además que el Patiño no sólo no es un barco mercante sino que se trata del buque insignia de la misión Atalanta de EU NAVFOR, la fuerza naval europea desplegada en el golfo de Adén.
Según cuenta Cubeiro, los somalíes dispararon con rifles AK-47 y también contaban con al menos un lanzagranadas. Finalmente, seis piratas fueron apresados y llevados a bordo. Dos de ellos presentaban heridas de bala y fueron atendidos por los servicios médicos del barco. Días después, el Patiño los desembarcó en Yibuti y fueron llevados a España, donde ahora esperan ser llevados a juicio.
Desde el inicio de sus operaciones, EU NAVFOR ha entregado 117 presuntos piratas para que sean juzgados en diferentes países. La gran mayoría, 79, están en Kenia, luego hay 22 en Seychelles, siete en Francia, uno en Bélgica y ocho en España, incluyendo a los seis capturados en enero por el Patiño. De todos éstos, 56 ya han sido sentenciados y encarcelados.
La piratería somalí le costó en 2011 a la economía internacional entre 6.600 y 6.900 millones de dólares
En total, y como además de las europeas hay otras naves patrullando el Índico, 1.116 presuntos piratas somalíes han sido entregados a 20 países para que sean juzgados, según cifras de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
Pero también hay ocasiones en que EU NAVFOR encuentra embarcaciones que no han sido vistas cometiendo actos de piratería pero que son consideradas sospechosas porque no llevan aparejos de pesca o sí llevan exceso de combustible, armas o escaleras. En estos casos, EU NAVFOR “neutraliza” estas barcas somalíes: les quitan las armas, les cambian el motor por uno menos potente y las dejan con el combustible suficiente para que vuelvan a la costa.
En este sentido, ha habido somalíes que se quejan de que EU NAVFOR les quita sus instrumentos de pesca y ha habido presuntos piratas que han dicho ser objeto de palizas y torturas. Desde la fuerza europea niegan estas acusaciones y señalan que no toleraría ningún incidente de mal comportamiento por parte de sus tripulaciones. El embajador Lodewijk Briët, jefe de la delegación de la Unión Europea en Kenia, lo resume de una forma muy gráfica: "Si un pirata somalí tiene que ser capturado, estoy seguro de que preferiría ser capturado por las fuerzas de la Unión Europea porque estamos totalmente comprometidos con el respeto a los derechos humanos".
Además de EU NAVFOR, también patrullan las aguas del Índico barcos de la OTAN, de la Combined Task Force 151 y de Rusia, China, India, Irán, Japón y Corea del Sur.
Los piratas han ido expandiendo su radio de acción y han realizado ataques en el golfo de Omán y también en aguas más interiores del Índico
La presencia de estas fuerzas navales ha venido acompañada de una reducción en el número de secuestros. En 2010, los piratas somalíes protagonizaron 219 incidentes que acabaron en 49 secuestros de barcos, una tasa del 22,3%, según las cifras de la Oficina Marítima Internacional (OMI). Ese porcentaje se redujo al 11,8% en 2011, cuando hubo más incidentes, 237, pero menos secuestros, 28.
Desde la Atalanta apuntan que la reducción en el número de secuestros responde a las operaciones militares contra la piratería y al hecho de que en la actualidad un gran número de barcos comerciales cuentan con equipos privados de seguridad a bordo. Algo reflejado en el hecho de que los cuatro secuestros que se han producido este año, según cifras de EU NAVFOR, lo han sido de barcos que no contaban con seguridad privada.
El éxito de la misión Atalanta a la hora de contrarrestar las acciones piratas ha llevado a la UE a extender su mandato dos años más hasta diciembre de 2014. Además, este mes la UE consiguió el permiso del Gobierno de Mogadiscio para que la Atalanta pueda realizar ataques en suelo somalí.
"Nuestro mandato es el de combatir la piratería en estas aguas, para lo que estamos autorizados a usar la fuerza y cabe la posibilidad de ser más proactivos, siendo la primera responsabilidad proteger a nuestros hombres", señala a EL PAÍS a bordo del Patiño, atracado en Mombasa, el contraalmirante Jorge Manso, comandante de la fuerza naval europea Manso no quiso hacer ningún otro comentario sobre posibles ataques llevados a cabo por la EU NAVFOR.
Sobre la posibilidad de intentar operaciones de rescate, Manso señaló: "No queremos poner las vidas de los rehenes en peligro y una operación de rescate entraña muchos riesgos y la posibilidad de daños colaterales, es algo muy difícil y no puedo decir nada más". EU NAVFOR contabiliza 213 rehenes en manos de piratas, una cifra que no incluiría a las cooperantes españolas secuestradas en Kenia en octubre.
Sin embargo, las dificultades no parecen disuadir a los piratas. Aunque cada vez secuestran menos barcos, los ingresos de los piratas siguen creciendo. En 2010, obtuvieron 79,8 millones de dólares por 25 rescates, según datos de EU NAVFOR. El año pasado, esta cifra casi se dobló y llegó a los 146,2 millones por 30 rescates. De esta forma se mantiene el atractivo para muchos jóvenes que cuentan con pocas alternativas económicas en Somalia.
Por otro lado, los piratas han ido expandiendo su radio de acción y han realizado ataques en el golfo de Omán y también en aguas más interiores del Índico, con un intento de secuestro registrado a unos 2.200 kilómetros de la costa somalí.
Además, los piratas somalíes parecen haber recurrido al secuestro de rehenes en tierra, si no directamente a través de grupos de bandidos que realizarían los secuestros y después venderían los rehenes a los piratas, como se cree que ocurrió en el caso de las dos secuestradas españolas.
La piratería somalí le costó en 2011 a la economía internacional entre 6.600 y 6.900 millones de dólares, según un estudio de la One Earth Future Foundation (OEF). De este dinero, los rescates sólo suponen una mínima parte, 160 millones de dólares de acuerdo con estas cifras. Los mayores gastos se dan en el intento de dar más velocidad a los barcos, lo que consume mucho más combustible y que la OEF calcula en 2.700 millones de dólares y los equipos de seguridad privada con 1.100 millones.
Tanto desde la OMI, como desde la UE y Naciones Unidas se insiste en que la lucha contra la piratería no puede reducirse al frente militar. Todos los expertos coinciden en que habría que entrenar a los guardacostas de los países afectados, establecer una institución judicial funcional en Somalia e invertir en la rehabilitación y el desarrollo de este país, que permita tanto a pescadores como a otros somalíes contar con alternativas económicas reales.
De hecho, y aunque hoy en día es una actividad criminal organizada, la actual piratería somalí proviene de los intentos de los pescadores de defender sus costas de la pesca ilegal por parte de barcos extranjeros, que aprovecharían la ausencia de autoridades para introducirse en sus aguas territoriales y usar métodos ilegales de pesca.
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