Un tribunal argentino ordena que una policía devuelva una casa robada por la dictadura
A Fernando Araldi Oesterheld, nieto del creador del antológico cómic argentino El Eternauta, no sólo le robaron a sus padres, a su abuelo y a otros seis parientes, sino también su casa. La última dictadura argentina (1976-1983) le quitó todo eso. Ahora, la democracia le ha devuelto por lo menos su hogar.
La Cámara de Casación Penal de la provincia de Tucumán ratificó el pasado octubre que la policía María Elena Guerra debía devolver a Araldi la vivienda que ella había ocupado durante 33 años, según publicaron ayer los periódicos Crítica y Página/12. Guerra será juzgada en febrero por usurpación —delito que un tribunal consideró de lesa humanidad y por eso no ha prescrito— en el mismo juicio en el que se sentarán en el banquillo su amante, Roberto Albornoz, que en tiempos del régimen dirigía la inteligencia policial de Tucumán y un centro clandestino de detención, y Antonio Bussi, gobernador de esta provincia durante la dictadura y ya condenado por otros delitos.
En 1975, Raúl Araldi y Diana Oesterheld tuvieron a Fernando y se mudaron de Buenos Aires a la ciudad de Tucumán. En marzo de 1976, la cúpula militar acababa con el Gobierno de Isabel Perón y el autor de El Eternauta, Héctor Oesterheld, se sumaba a la guerrilla peronista Montoneros, en la que también militaban sus cuatro hijas y Araldi, según diversos relatos. De julio de aquel año data una foto que Fernando aún conserva y en la que aparece él junto a su madre embarazada en la casa de la calle de Frías Silva, 231, en Tucumán.
Días más tarde, la dictadura secuestró a ellos dos y a Raúl Araldi. El niño, de un año, fue dejado en un hospital de Buenos Aires y tiempo después, sus abuelos paternos lo recuperaron. Del bebé que estaba gestando su madre no se supo nada más. Al poco tiempo, Guerra ocupó la vivienda tucumana. Era habitual que los secuestros de la dictadura incluyeran el robo de pertenencias de las víctimas. El abuelo materno de Fernando Araldi, el prestigioso creador de historietas, desapareció en 1977. En total, nueve integrantes de la familia padecieron el mismo destino.
En 2004, cuando el entonces Gobierno de Néstor Kirchner impulsaba la anulación de las leyes que habían perdonado en 1987 a los responsables de la dictadura, Fernando Araldi Oesterheld viajó a Tucumán y se decidió a iniciar una demanda para recuperar su morada. "El desahucio de la casa no tiene una implicancia económica, sino emocional", confesó Araldi. "Más allá de que no recuerdo nada porque era muy chiquito, tuve la esperanza de que tal vez surgiera algún dato sobre mi hermano o hermana, que nació en cautiverio", añadió. Guerra, antes de dejar la casa, destrozó la instalación eléctrica.
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