El principal asesor de Cheney se declara inocente de todos los cargos en el 'caso Plame'
La incriminación de Libby podría obligar al vicepresidente a comparecer ante un tribunal
Lewis Scooter Libby, ex jefe de Gabinete del vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, se ha declarado esta tarde, ante un juez federal, inocente de los cinco cargos que se le imputan por mentiras y obstrucción a la justicia en el caso de la filtración a la prensa del nombre de una espía. Se trata del inicio de un proceso legal que promete ser largo y tortuoso. La incriminación de Libby, que ha asestado un duro golpe a Bush, podría obligar incluso al vicepresidente a comparecer ante un tribunal. En medio de este revuelo, aumentan las conjeturas sobre una posible reestructuración en la Casa Blanca.
Libby es el único incriminado en el conocido como caso Plame, un escándalo que ha salpicado a la Casa Blanca y que arrancó en julio de 2003, cuando el nombre de la espía encubierta de la CIA Valerie Plame salió publicado en un artículo periodístico. Su ocupación secreta se supo poco después de que su marido, el ex diplomático Joseph Wilson, acusara al Gobierno de Bush de manipular la información de inteligencia para justificar la invasión de Irak. Wilson, que investigó la supuesta compra de uranio por parte de Nigeria para venderlo a Irak, vio en la maniobra una vendetta gubernamental. Por su implicación en este caso, el ex asesor de Cheney, que renunció a su cargo el 28 de octubre, cuando fue procesado, ha comparecido ante el juez federal Reggie Walton, quien lleva dos décadas trabajando como juez en la capital estadounidense.
Walton ha leído a Libby los cinco cargos por obstrucción a la justicia, falso testimonio (mentir al FBI) y perjurio (mentir a un jurado) y le ha pedido su respuesta. El abogado, de 55 años, ha indicado: "Con respeto, su señoría, me declaro no culpable". Tras esa escueta declaración, se pone en marcha el caso contra Libby, que puede hacer mucha más mella en la Casa Blanca. La próxima comparecencia del ex asesor está prevista para principios de febrero y sus abogados han indicado ante el juez que no saben cuándo estarán listos para ir a juicio. La caída de Libby ha sido un importante revés para Cheney, que mantenía con su asesor una relación de estrecha confianza.
El caso sigue abierto
Es más, la incriminación de Scooter, el apodo que le puso su padre y con el que se conoce a Libby, podría hacer que el vicepresidente tenga que comparecer ante un tribunal. Tras procesar a fiscal Libby, el fiscal especial Patrick Fitzgerald, que llevó a cabo la investigación del caso durante casi dos años, indicó que, aunque el grueso de la pesquisa había finalizado, el caso todavía no está cerrado. Fitzgerald no ha podido acusar a nadie de cometer un delito por la filtración del nombre de la espía, ya que para ello el "soplón" tendría que haber actuado de modo intencional, algo que hasta la fecha no se ha podido demostrar. Entre los altos funcionarios que siguen bajo sospecha está Karl Rove, principal asesor político, mano derecha y "arquitecto" de las victorias electorales del presidente George W. Bush.
La oposición demócrata ha pedido la cabeza de Rove. El ex embajador Wilson también ha pedido la renuncia de Rove, una petición a la que, sorprendentemente, también se han sumado algunos legisladores republicanos. Además de golpear la maltrecha popularidad de Bush, se encuentra en mínimos del 39%, el caso Plame ha hecho que los motivos que esgrimió EE UU para invadir Irak regresen al primer plano de la actualidad. Los senadores demócratas adoptaron el pasado martes la decisión extrema de convocar una sesión secreta, una medida excepcional a la que se ha recurrido en escasas ocasiones en los últimos 25 años.
La medida buscaba protestar contra la lenta investigación sobre cómo el Gobierno justificó la guerra en Irak en 2003. Al final de la controvertida sesión se formó un grupo bipartidista integrado por seis senadores -tres demócratas y tres republicanos- que emitirán un informe a mediados de este mes sobre el estado de la segunda fase de la investigación sobre los argumentos de la guerra.
Italia niega cualquier relación con el 'Nigergate'
El primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, ha negado hoy cualquier implicación del Gobierno italiano en el caso Nigergate tras la información publicada por el diario La Repubblica según la cual los servicios secretos italianos fueron los encargados de elaborar el falso informe sobre la presunta compra por parte de Irak de uranio en Nigeria. Luego, lo entregaron a EE UU como prueba de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak.
El vicepresidente de la Comisión Parlamentaria de Control de los servicios secretos, Maurizio Gasparri, ha subrayado que el director de los servicios secretos italianos, Nicol Pollari, ha desmontado completamente esta "teoría denigratoria" en una comparecencia parlamentaria.
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