Las protestas sindicales colapsan de nuevo el transporte público en Francia
Los paros contra la reforma de las pensiones reducen en gran medida el servicio de autobuses, metro y cercanías.- Ningún vuelo con llegada o salida en España ha resultado afectado
Francia sobrevive hoy con su red de transportes casi paralizada a causa de la huelga convocada por cuatro sindicatos contra la reforma de las pensiones diseñada por el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin. El proyecto llega hoy al Parlamento, donde la derecha cuenta con una mayoría cómoda, de forma que las centrales sindicales han sacado la lucha a la calle de nuevo, en un nuevo pulso tras varias semanas de protestas continuadas. La educación y el resto de servicios públicos han resultado muy afectados por el paro.
Cuando los parlamentarios han iniciado hoy el debate para la tramitación de la reforma, diseñada por el ministro de Asuntos Sociales, François Fillon, las principales ciudades del país ya llevaban varias horas sumidas en el caos. El amanecer ha sorprendido a los parisinos en un atasco: hasta 300 kilómetros de retenciones se contaban a las nueve de la mañana en los accesos a la capital.
Marsella, paralizada
Los franceses han optado por el coche para sus desplazamientos ante la amenaza de colapso del transporte público, que en efecto se ha visto seriamente afectado por el paro. En París sólo ha pasado uno de cada tres autobuses, y dos de cada tres de los metros habituales. En Lyon han circulado el 38% de los autobuses, mientras que en Marsella el transporte urbano ha estado prácticamente paralizado.
Otro tanto ha sucedido con el tren: tan sólo uno de cada tres ha circulado, según la compañía ferroviaria SNCF, y casi ninguno lo ha hecho con regularidad. En cuanto a los cercanías, en París han circulado entre el 30% y el 60%, según las líneas, pero en Marsella, Montpellier, Tours o Toulouse apenas ha pasado uno de cada cuatro.
Sin efectos en España
Los efectos de la protesta han sido menores en los aeropuertos. En el parisino de Orly, la huelga de controladores y bomberos ha obligado a cancelar un centenar de vuelos y ha provocado retrasos de más de hora y media en muchos otros. La situación en el Roissy-Charles de Gaulle ha sido sin embargo de normalidad, mientras que en Marsella tan sólo han sido cancelados siete de los 120 vuelos previstos. Los ecos de la movilización no se han extendido allende la frontera, de forma que ningún vuelo entre España y Francia ha resultado afectado, según fuentes de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea.
El otro brazo que los sindicatos han empleado para su pulso con el Gobierno ha sido el de la enseñanza, sector en el que las centrales exigen además que el Ejecutivo paralice su proyecto de transferir a parte de sus funcionarios, unos 110.000 trabajadores, a los Gobiernos regionales. La protesta amenaza a la prueba de acceso a la Universidad que los bachilleres deben realizar en estos días. Por ello, el ministro de Educación, Luc Ferry, y el del Interior, Nicolas Sarkozy, tienen previsto reunirse hoy con una delegación sindical para llegar a un acuerdo. En este sentido, el ministro de la Administración Pública, Jean-Paul Delevoye, ha dejado claro hoy que "líneas que no deben pasarse" porque "no se puede poner en el centro de la discusión un reto mayor para los chicos". Según cifras oficiales, entre el 16% y el 34% de los funcionarios han ido a la huelga hoy.
La protesta ha afectado también al servicio de Correos, los hospitales, empresas públicas como EDF y France Telecom, o a la recogida de basuras (en Marsella se han acumulado montones de residuos a lo largo de toda la semana en las calles).
Raffarin asegura "entender y respetar" las manifestaciones
"Las decisiones deben ser claras y los calendarios deben ser flexibles" es el resumen que hace el primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, en una entrevista publicada hoy por el diario La Tribune, de su actitud frente a lo que algunos periódicos llaman el "martes negro".
Raffarin se muestra comprensivo con los trabajadores y asegura "entender y respetar" las manifestaciones, pero no cede en su negativa a reabrir las negociaciones con los sindicatos. "Pienso que la opinión pública en su conjunto ha comprendido nuestra actuación sobre las pensiones", apunta. No obstante, el jefe del Ejecutivo considera inevitable la reacción social: "No se hacen reformas en Francia sin que haya protestas".
Donde se muestra inflexible es en el derecho de los estudiantes a poder realizar sus exámenes de Selectividad. Los sindicatos educativos han amenazado con convocar paros el próximo jueves, primer turno de las pruebas de acceso a la Universidad, si la reunión que mantendrán hoy con los representantes del Gobierno no da frutos concretos. "Si una minoría adopta comportamientos no democráticos, el Gobierno hará gala de toda la firmeza necesaria para que los jóvenes puedan pasar sus exámenes", asegura Raffarin.
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