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El Parlamento francés comienza el debate sobre pensiones bajo la presión de la calle

La empresa de ferrocarriles pierde 20 millones de euros por cada jornada de paro

Una nueva jornada de paros perturbará hoy los servicios de aviones, trenes y transportes urbanos en Francia, tras un mes de protestas intermitentes contra la reforma de las pensiones. Frente al cansancio de buena parte de los huelguistas, después de semanas de agitación sin resultados palpables, la extrema izquierda se está implicando en el intento de ampliar la huelga. La movilización de hoy coincide con el comienzo de los debates parlamentarios sobre las pensiones, que el Gobierno de Jean-Pierre Raffarin pretende terminar a fin de mes.

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En lo que a España se refiere, se espera que el control aéreo francés proporcione menos problemas que en jornadas precedentes. Air France mantiene la mayoría de los vuelos programados (excepto cuatro conexiones entre París y Barcelona y otras dos con Madrid), e Iberia no ha suspendido ninguno, si bien las dos compañías advierten de la probabilidad de retrasos. Sindicatos como la Confederación General del Trabajo (CGT) y Fuerza Obrera (FO) centran sus esfuerzos en una manifestación prevista para esta tarde en París, a la hora en que la Asamblea Nacional debatirá sobre las pensiones.

Sólo el 8% de la población activa está sindicada, pero la influencia de las centrales se extiende más allá de ese porcentaje. En realidad, la movilización sindical se apoya en colectivos a los que no afecta la ley de pensiones. El peso recae en los empleados de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (SNCF), cuyas condiciones especiales de jubilación han sido apartadas por el Gobierno del proyecto de ley en marcha. A su vez, los profesores son la punta de lanza de las huelgas contra la descentralización de la enseñanza, por más que ésta se refiera al personal no docente. El Gobierno mantendrá hoy una reunión clave con los sindicatos para intentar frenar la huelga prevista el primer día de los exámenes de acceso a la universidad, el próximo jueves.

Aniversario controvertido

El presidente de la Empresa Nacional de Ferrocarriles, Louis Gallois, ha evaluado en 20 millones de euros las pérdidas sufridas en cada día de huelga masiva. El total arroja unos 140 millones de euros perdidos hasta ahora en lo que va de año. Una exposición instalada en los Campos Elíseos de París festeja los 150 años de existencia del tren y canta las excelencias del futuro de este medio de transporte, cuando los retrasos y las cancelaciones de convoyes se producen a diario.

Las vacaciones de verano se acercan y las dos partes intentan echar el resto. El Ejecutivo mantiene su calendario, pero los sindicatos son conscientes de que el paso del tiempo deteriora sus posibilidades. "Ninguna huelga dura en Francia más allá del 15 de junio", asegura un miembro del Gobierno de Raffarin.

A ese convencimiento la extrema izquierda responde con otro "¡Viva la huelga!". Un perfume de otros tiempos se desprende de este llamamiento de la dirigente trotskista Arlette Laguiller (5,7% de votos en las elecciones presidenciales de 2002), que a sus 63 años continúa en plena agitación social y política. Tras reconocer que aún no se ha unido a la contestación social un número suficiente de "batallones de trabajadores", la dirigente extremista argumenta: "Si esperar un tren mucho tiempo o no tener metro seguramente es desagradable, trabajar dos o cinco años de más es infinitamente más duro", en referencia a los planes gubernamentales de alargar cinco años el tiempo de cotización de los empleados públicos y dos el del sector privado.

Laguiller rechaza la acusación de que el movimiento social está manipulado por la extrema izquierda. En un discurso el último fin de semana, la oradora provocó oleadas de irritación contra el sindicato CFDT, que ha aceptado el proyecto del Gobierno sobre las pensiones; pero atacó igualmente a la CGT, central de simpatía comunista, a la que Laguiller fustigó por "limitarse a pedir una nueva negociación del proyecto de pensiones", en vez de exigir simplemente su retirada.

Los síntomas de radicalización han afectado a varias oficinas de Medef, la principal patronal. La semana pasada, un grupo de manifestantes quemó las oficinas de la patronal en el puerto de La Rochelle. Otro incendio afectó a las oficinas de la patronal en Pau, al suroeste del país. El panorama se completa con huelgas en la recogida de basuras en muchas ciudades.

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