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Caos aéreo en Europa por la nueva huelga de controladores en Francia

El Gobierno mantiene sus planes de reforma pese a las protestas

El tráfico aéreo en Europa se vio ayer fuertemente afectado por la huelga de los controladores franceses, la segunda que se produce en este mes, en el contexto de movilizaciones sociales muy amplias contra los proyectos del Gobierno de París, que se mantienen, de reformar el sistema de jubilaciones y traspasar a 110.000 funcionarios desde la Administración central a las regionales. Un 70% de los vuelos con origen en Francia fueron anulados.

Air France, British Airways, Lufthansa e Iberia acumularon cancelaciones y retrasos, mientras que la holandesa KLM optó por suspender sus enlaces con Francia y sustituirlos con trenes.

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La huelga del control aéreo provocó ayer la anulación del 70% de los vuelos con origen y salida en los aeropuertos franceses que, en el caso de París, sufrieron además una huelga del personal de tierra. Unos 50 vuelos fueron cancelados en España por ese motivo y más de un centenar sufrieron retrasos de una hora y más, a causa de las restricciones impuestas por el control francés al sobrevuelo de su territorio. Huelgas de menor seguimiento afectaron a los servicios de Correos y de France Telecom. Todo puede empeorar si los sindicatos llevan a cabo su proyecto de paralizar tanto los transportes públicos como los de mercancías a partir del próximo lunes.

La reiteración de problemas no afecta a la firmeza exhibida por el Gobierno, que no cede en las reformas de la educación y de las pensiones, que constituyen los objetivos principales de los sindicatos del sector público.

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, confirmó ayer el mantenimiento del proyecto de descentralización de la enseñanza, el mismo día en que se produjo la novena jornada de huelga de los centros educativos en lo que va de curso (seguida por la mitad del personal) y cuando acababan de celebrarse manifestaciones de cientos de miles de personas contra ese plan en París, Marsella, Lyon, Toulouse, Nantes, Lille y otras ciudades.

Educación

Frente a la fiebre social, el primer ministro dio garantías de que "la educación seguirá siendo un servicio público" y contará con "el presupuesto más importante de Francia", pero no cedió respecto a la necesidad de abordar un proyecto que supone traspasar 110.000 empleados no docentes de la educación (técnicos, obreros, enfermeros, psicólogos) desde la Administración central a las regionales y otras entidades locales.

Raffarin salió al paso del temor a que los sindicatos eleven la presión con el boicoteo de los exámenes finales de bachillerato, una prueba de ámbito nacional que debe celebrarse la semana que viene. "La República reconoce el deber del diálogo, reconoce el derecho de huelga, pero también afirma el derecho de pasar el examen de bachillerato", dijo, dando a entender que se sancionará a los que intenten impedir la prueba.

Esto sucede en vísperas de que el Consejo de Ministros ratifique hoy el envío al Parlamento de la ley sobre la reforma de las pensiones, sin que la movilización callejera del domingo pasado (600.000 personas, según los sindicatos; 300.000, según la policía) haya servido a los sindicatos para obtener nuevas negociaciones. "El tiempo de la negociación ha pasado y ahora es el momento del debate en el Parlamento", señaló el ministro de Asuntos Sociales, François Fillon.

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