Tori Spelling, una tragicomedia en ‘Mask Singer’: “No soportaría dejar de recibir atención. Es toda la vida que conozco”
En España será eternamente Donna, la de ‘Sensación de vivir’. Pero en Estados Unidos es la hija del superproductor Aaron Spelling y, aunque se ha labrado una carrera haciendo de sí misma en televisión, se lo toma con humor: si el público se va a reír de ella, que ella ría primero
En la primera página de sus memorias, Stori Telling, la actriz Tori Spelling (Los Ángeles, 49 años) cuenta que a los 12 años le preguntó a su madre: “Mamá, ¿soy guapa?”. Ella respondió: “Lo serás cuando te operes la nariz”. Abrir una autobiografía con ese recuerdo denota que Spelling sabe contar historias, que es consciente del origen de sus traumas y que está dispuesta a convertirlos en entretenimiento para su público. El miércoles apareció en la versión española de Mask Singer (Antena 3), después de haber pasado por las ediciones estadounidense, francesa y australiana del formato, un ejemplo más de hasta qué punto Tori Spelling ha asumido que el papel de su vida es Tori Spelling. El camino hasta esta conclusión, sin embargo, no ha sido fácil.
Su infancia forma parte del folclore de Hollywood. Aaron Spelling fue uno de los creadores televisivos con mejor intuición para darle al público lo que quería (Vacaciones en el mar, Starsky & Hutch, Los ángeles de Charlie, Dinastía) y en casa también desplegaba su magia: en Navidad alquilaba máquinas de nieve artificial y en sus cumpleaños contrataba avionetas que sobrevolaban la mansión familiar con una pancarta y arrojando regalos desde el cielo. Spelling se construyó la casa más grande del Estado de California. Se decía que había dos habitaciones destinadas a envolver regalos. Tori no corrobora si tenía 123 habitaciones como aseguraba la prensa. “Nunca las conté”, aclara. Los abrazos en casa de los Spelling, eso sí, solo se producían cuando papá conseguía arrasar en audiencia con una nueva serie.
“Desde que tengo uso de razón he deseado ser aceptada”, confiesa. “Papá me daba papeles pequeñitos en sus series y los aplausos eran como el sonido de la aprobación. Me aplaudían porque era la hija del productor, pero yo en aquel momento no me daba cuenta. La sensación de estar haciendo feliz a la gente es difícil de replicar. Esa atención me hacía sentir muy bien”.
Aaron Spelling puso en marcha Sensación de vivir y le dio a su hija, que ya tenía 17 años, un papel pequeño: la ingenua Donna Martin. Pero según el personaje iba apareciendo en más escenas, Tori Spelling se convirtió en el caso de nepotismo más emblemático de la década. “Hay muchas personas que vienen de buena familia, muchos actores cuyos padres trabajan en la industria de Hollywood”, defiende. “Ellos nunca sufrieron esas críticas. Pero conmigo, incluso hoy en día, es como si no tuviera derecho a quejarme. No sé por qué”.
La mayoría de los ataques contra ella se centraban en su físico. “Ojos de bicho”, “sapo” o “caracaballo” son los que aún recuerda, porque la empujaban a compararse con sus compañeras Shannen Doherty (Brenda) y Jennie Garth (Kelly). “Eran tan guapas... Yo me sentía tan fea que lloraba en la sala de maquillaje mientras me maquillaban. Lloraba tanto que tenían que volver a maquillarme. No sabía qué podía aportar yo a la serie. Donna no tenía apenas diálogos, así que empecé a añadir detalles de comedia de enredo y los guionistas me dijeron: ‘Pues oye, tienes gracia’. Me alegro de que decidieran incorporarlo al personaje, porque Lucille Ball era mi ídolo y esa era la manera que yo tenía de destacar”, explica.
La comedia física acabó caracterizando a Donna. En un episodio se disfrazaba de sirena por Halloween y no podía ni caminar, en otro llevaba al baile de primavera un vestido rojo tan grande que no cabía en la limusina. Pero la mayor parte del tiempo llevaba tops minúsculos. “Me llamaban ‘la virgen más sexy del mundo’ [la virginidad de Donna había sido idea de Aaron Spelling, y en la primera portada de Tori, en la revista Sassy, el titular fue “La virgen de América”, y el subtítulo, “Pobre niña rica”]. Los looks de Donna eran una locura, pero lo cierto es que eran idea mía. Como la gente no me veía guapa, lo único que me hacía sentir segura de mí misma era mi cuerpo. Por eso Donna llevaba tantos tops, porque esa era la única parte de mi aspecto con la que me sentía cómoda”, confiesa. Para su primera alfombra roja, en los premios MTV de 1992, Tori se metió relleno de papel higiénico en el sujetador.
En Saturday Night Live, el programa de humor más popular del país, la cómica Melanie Hutshell la parodiaba como una niña de papá tonta, irritante y déspota con sus criados. A Tori le encantaba imitar a su imitadora. “Y me salía increíble”, asegura. “Lo clavaba. Incluso años después seguía haciéndoselo a mis amigos. Era en plan ‘Papi...’, bueno ahora no me sale igual de bien por el bótox”.
La actriz recuerda la primera vez que se sintió ridiculizada por una revista. The Globe analizó sus operaciones estéticas comparando una foto suya a los 12 años con otra a los 17. Incluso entrevistaron a sus compañeros de colegio en calidad de “fuentes cercanas”. “Nunca he negado que me operé la nariz a los 16 años, pero decían que me había puesto implantes en la barbilla y en los pómulos. Lo que pasa es que mi cara era más redonda a los 12 años. Llamé a mi padre llorando y él siempre me decía: ‘Nena, si están hablando sobre ti es que las cosas te van bien. Preocúpate cuando no hablen de ti. Una portada es una portada”, recuerda.
A mediados de los noventa, Muerte de una animadora, Durmiendo con el peligro o Estudiante de día, prostituta de noche la convirtieron en la actriz mejor pagada de los telefilms, pero también en una musa del kitsch. Un día recibió el guion para el casting de Scream y se encontró con que el personaje al que aspiraba, Sidney Prescott, hacía un chiste a su costa: “Con la suerte que tengo”, lamentaba Sidney, “seguro que si hacen una película sobre los crímenes mi papel lo interpreta Tori Spelling”. “Por supuesto no me iban a dar el papel. Mira lo que pensaban de mí. Pero eso no me detuvo y fui al casting”, afirma.
La actriz que consiguió el papel, Neve Campbell, se sentía tan culpable por el chiste que intentó eliminarlo del guion. Al no conseguirlo, llamó a Spelling para disculparse. “A mí me parecía divertido”, asegura. “En ese momento me di cuenta de que era capaz de reírme de mí misma. Mi actitud era: si no puedes ganarlos, únete a ellos o, mejor aún, adelántate a los chistes y hazlos tú misma. Eso jugó completamente a mi favor, porque cuando se puso en marcha Scream 2, el director, Wes Craven, me propuso participar en la secuela. Podía subirme al tren y reírme de mí misma o... ¿Qué otra opción tenía?”. En Scream 2 Spelling se interpretaba a sí misma haciendo de Sidney en la película ficticia Puñalada.
El final de Sensación de vivir en 2000 parecía una oportunidad para lanzarse a una carrera como actriz adulta. La avalaban un par de éxitos de crítica en el festival de Sundance (Almas gemelas y Trick), una icónica portada de Rolling Stone homenajeando Psicosis con motivo del estreno de Scream 2 y una nueva imagen sugerida por su representante. “Me dijeron que me oscureciese el pelo y que me vistiese más tapada. Más chica de al lado. Me decían: ‘Vas demasiado sexy con ese pelo rubio platino’. Así que lo hice. Y lo odio”, confiesa. En esta nueva etapa, llegó a recibir cursos para comportarse de manera apropiada durante las entrevistas.
El único papel que consiguió fue en Scary Movie 2, la parodia de Scream. Sus improvisaciones (“durante aquel rodaje salió de mi boca la mierda más sucia que puedas imaginar”, presume orgullosa) transformaron un papel pequeño en un protagonista. O eso pensaba ella: el día del estreno descubrió que apenas tenía un par de escenas. Los productores de la película, los hermanos Weinstein, habían intentado convencerla de que se desnudase para la escena en la que un fantasma la violaba y, ante su negativa, se vengaron eliminando la mayoría de sus escenas.
Aquella desilusión coincidió con una serie de rechazos. Los directores de reparto le confesaban que no eran capaces de olvidarse de que era Tori Spelling. Y así, la actriz se vio atrapada en una paradoja: se suponía que lo tenía todo fácil porque era Tori Spelling, pero no conseguía trabajo porque era Tori Spelling. “Así que pensé ‘¿sabes qué? Si solo van a ver a Tori Spelling, pues les voy a dar a Tori Spelling’. Recopilé varias revistas con reportajes sobre mí y empecé a presentarme en todos los canales de televisión”, explica. El resultado fue la telecomedia So NoTORIous, en la que interpretaba a una parodia de sí misma.
“En aquel momento, mi realidad y la percepción que se tiene de mí interseccionaron”, explica en su autobiografía. Hoy las redes sociales y la telerrealidad facilitan que las celebridades se rían de su imagen pública, pero en 2006 no era tan habitual. Si con Scream 2 Spelling demostró que era capaz de unirse al chiste, en So NoTORIous confirmaba que además era capaz de contarlo ella misma. Hoy la actriz admite que sentía que esa telecomedia haría que todo lo que había sufrido, todas las bromas a su costa, las parodias y las ridiculizaciones, tuvieran sentido por fin. Que todas aquellas humillaciones habrían servido para algo.
Sin embargo, la cadena canceló So noTORIous tras una temporada. Era más barato producir telerrealidad. “Creo que mucha gente pensó: ‘¡Guau, sabe reírse de sí misma!’, pero eso no hizo que otros dejasen de insultarme. No cambió el rumbo de mi carrera”, lamenta. Sin embargo, la buena recepción de So NoTORIous demostró a la actriz que había encontrado el papel de su vida: ella misma.
Desde entonces, Spelling ha protagonizado y producido cinco reality shows sobre su vida: en Tori & Dean regentaba una casa rural junto a su marido (conoció a Dean McDermott durante el rodaje del telefilm En la mente del asesino cuando ambos estaban casados, hoy tienen cinco hijos), en Cabin Fever el matrimonio reformaba cabañas, en sTORIbook Weddings organizaban bodas y en True Tori trataban de salvar su relación tras la infidelidad de él. Para Tori, cualquier cosa se puede convertir en contenido televisivo.
La llegada en los 2000 de la telerrealidad alargó la vida de celebridades como Spelling. Y la popularidad de Paris Hilton o Kim Kardashian demostró que el público, al igual que cuando veían Dinastía, tenía curiosidad por observar las vidas de los millonarios. Aunque lo cierto es que Tori Spelling quizá sea la niña rica con menos dinero del mundo: tras la muerte de Aaron Spelling en 2006, cada uno de sus hijos recibió algo menos de un millón de euros de una fortuna estimada en 500 millones.
En un fenómeno similar al de Tamara Falcó en España, gracias a la telerrealidad el público decidió que Tori Spelling no era una niña pija repelente, sino una niña pija muy graciosa. Spelling reconoce, con cierta tristeza, que se le da mejor ser una celebridad que ser actriz (su único crédito como actriz en el último lustro es una aparición estelar en la sexta entrega de Sharknado), y sabe que, por mucho que le guste provocar risas, no siempre son sanas. En Twitter lee chistes como “Tori Spelling ha tenido otro hijo, pero solo lo va a utilizar para recolectar partes del cuerpo”, “La única parte auténtica del programa de Tori Spelling ese espacio extraño entre sus tetas falsas”, “Me siento mal porque Tori Spelling se cayese sobre una parrilla, su cara probablemente se ha derretido y tendrá que comprarse otra”.
¿No se plantea si habría sido más fácil elegir una profesión menos expuesta? “No”, responde tajante. “No soportaría dejar de recibir atención. Me sentiría triste. En serio. Es toda la vida que conozco. Mira, cuando hay fotógrafos persiguiéndome lo odio y pienso que me gustaría ser normal y poder llevar a mis hijos al colegio tranquila, pero si nadie volviese a hacerme una foto, si nunca volvieran a sacarme en programas de televisión... sería realmente duro. No creo que pase un día en el que no desee caerle bien a la gente. Cuando era joven pensaba: ‘Si la gente pudiera conocerme, creo que les caería bien’ y creo que hoy lo he conseguido. Hoy quiero caerte bien a ti. ¿Te he caído bien?”.
—En realidad me he pasado la entrevista pensando que me gustaría que me hubiese tocado con Shannen Doherty.
—Créeme, no te gustaría.
*Esta entrevista tuvo lugar en el madrileño hotel Ritz en febrero de 2022, cuando Tori Spelling vino a grabar bajo secreto su aparición en ‘Mask Singer’. La estrella invitó al periodista a un sándwich de pepino.
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