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Juan Carlos Onetti —en una imagen de 1989— pasó años metido en la cama en su domicilio de Madrid.
IDA Y VUELTA

Un recuerdo de Onetti

En aquel anciano enfermo, anclado en su deterioro físico, había una lucidez intacta y algo que yo había encontrado siempre en su literatura: el desengaño de la vida y el amor por la vida, la propensión a una tristeza sin alivio y al mismo tiempo a una ternura pudorosa y sin límite

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