Por qué los viajeros paran en Boceguillas, el área de servicio con más fama de la carretera de Burgos
Un espacio pulcro, dirigido por una mujer de 72 años, con desayunos con bollería y panes elaborados en la casa, bocadillos recién hechos, y una cocina sencilla, con cordero lechal o verduras del huerto
Es una sorpresa a pie de carretera. En la autovía A-1, kilómetro 115, dirección Burgos, a la altura de Boceguillas (Segovia) se encuentra el área que recibe el nombre de la localidad vecina, un espacio que muchos viajeros añoran cuando se desplazan por otras rutas. Hay varias razones. Nada más traspasar la puerta se percibe, además de una decoración rústica castellana, el olor a limpio, a detalles cuidados, a mimo.
La primera mirada lleva a la barra, donde, en perfecto orden, se alinean bandejas con campana de cristal y blonda de papel con bocados dulces, pastas, rosquillas, flores de sartén y esponjosos bizcochos —de naranja y chocolate o de zanahoria, horneados allí mismo y de los que venden al día alrededor de una veintena—, bocadillos de pan de aceite, que también se elabora en la casa, con todo tipo de rellenos. La mayoría se prepara en el momento, como la tortilla o la tostada con aceite y tomate recién rallado, que se hace a petición del cliente. También el zumo de naranja del desayuno.
Detrás de todo esto hay oficio y mucha vocación. “Me he criado debajo de la mesa de la cocina del restaurante que tenían mis padres en el pueblo, aunque a mí me gusta estar a pie de carretera. Me gusta el cliente de carretera, es agradecido. Hay mucha gente que viaja sola, los camioneros que hacen desplazamientos tan largos, y agradecen que les des amabilidad y les hagas sentir bien, como en casa”, explica Conchi Domínguez, de 72 años, la propietaria que dirige el negocio desde hace 25 años junto a su marido, Ángel Tobar, orgullosa de haber salpicado las diferentes estancias con pañitos de puntillas y de ganchillo.
El recuerdo que se lleva el viajero es importante. “Porque es lo que le hace repetir, y hemos mejorado también el recibimiento que les damos. Hemos quitado el servicio en barra, recibimos al cliente en la puerta y le asignamos una mesa. Esto hace que atendamos a menos clientes, pero también les damos más comodidad y atenciones”. Nada escapa a su control. Desde las flores y plantas con las que adorna los aseos del local, todos con luz natural (“otro detalle importante, que se vea campo”), a la selección de productos, que procura que sean todos de cercanía, para elaborar la cocina del restaurante, que define como “sencilla, de casa, que guste a todos”.
Del huerto que tiene al lado obtiene los tomates, los calabacines, las berenjenas, las judías verdes o las alcachofas, que confitan y sirven durante todo el año. El cordero de lechal (24,50 euros) procede de los pueblos de alrededor. Este es uno de los platos estrella, junto con las verduras naturales, que elaboran de diferentes maneras, como las alcachofas confitadas con micuit de pato (17,50 euros), panaché de verduras frescas (13 euros), verduras frescas con queso burrata (17 euros) o habitas tiernas con calabacín y foie de pato (16,50 euros). También los huevos, que algunos clientes se llevan por docenas, proceden de gallineros cercanos, y los hacen con patatas y boletus de Navaleno, en Soria (19,50 euros), con matanza de pueblo (17 euros), o en revuelto de bacalao con emulsión de pilpil y calabacín (18,50 euros). También prepara, dice Domínguez, un plato que “no creo que tenga ningún restaurante de carretera en España, como son las manitas de corderito lechal, que ya no es muy habitual hacer porque es muy laborioso de preparar, y las hacemos con una salsa que es una delicia”.
Disponen de un menú de ruta por 37,90 euros, que incluye un poco de morcilla, chorizo y croquetas; ensalada de la huerta o gazpacho, cordero lechal asado en horno de leña y un postre. También hay otras dos propuestas en el bar, por 19,90 euros. Uno a base de huevos de corral con patatas, morcilla de Burgos, chorizo de la olla, lomo de orza, postre del día, una copa de vino, agua o refresco. Y otro, que incluye la misma oferta de bebidas y postre que la anterior, pero con un cuenco de judiones de la Granja, ensaladilla rusa con mahonesa de naranja, tres porciones de morcilla de Burgos y tres croquetas caseras.
La oferta de cocina se completa con un repertorio de bocadillos, desde chorizo frito con tortilla de patata (6,80 euros), tortilla de patata con pisto (6 euros), bacalao ajoarriero (7,50 euros), lomo con queso y pisto (7 euros), tortilla francesa con atún (7 euros) o atún con pimientos (7 euros).
En Boceguillas, donde trabajan 22 personas, hay tienda donde poder comprar algún recuerdo, como en muchas áreas de servicio. Esta también es diferente. Se nota la mano de la dueña. Porque en este pequeño espacio hay desde cerámica inglesa y española, ropa de casa o productos gastronómicos de cercanía, como la morcilla de Burgos, los quesos, sobre todo el de cabra de la quesería de Aldeonte, la miel de Riaza o la mermelada del monasterio de Santa María de la Huerta (Soria). “Queremos que sea un sitio especial, hospitalario”, afirma Domínguez. Con su trabajo ha intentado mantener la esencia que caracterizó a Boceguillas —que aparecía en las crónicas de Pérez Galdós, cuando Napoleón se enfrentó a las tropas españolas en la batalla de Somosierra, durante la Guerra de Independencia—, un pueblo de posadas, de parada y fonda de las diligencias. Ahora, con restaurante a pie de carretera.
Restaurante Área de Boceguillas
- Dirección: A-1, km. 115, Boceguillas (Segovia)
- Teléfono: 921 543 703
- Web: hotellascasitas.com/area-boceguillas
- Horario: De lunes a domingo: 7:30 - 22:30 horas
- Menús: 19,90, 34,90 y 37,90 euros