Tabla de queso de untar para el aperitivo

En una época en la que cualquier cosa puede hacer viral las recetas no iban a ser menos: por aquí ya hemos probado la pasta con feta al horno, el wrap de tres capas, los cereales de tortitas o las patatas fritas extracrujientes o las mantequillas de sabores con resultados a veces muy satisfactorios (y otras veces, menos). El caso es que algunas de estas recetas me dan ganas de salir corriendo sin mirar atrás, mientras otras me generan curiosidad instantánea, como cuando apareció varias veces seguidas en mi cronología de Instagram este sencillo queso de untar con cosas encima. Porque el queso de untar es como un baptisterio romano del siglo I: ¿a quién no le va a gustar?

La cosa va de distribuirlo sobre un plato, fuente o tabla con una cierta gracia, ponerle cosas encima que queden bien entre ellas y con el mismo queso y listo para salir a triunfar a la mesa. En la receta pongo los ingredientes que usé yo, pero las posibilidades para adaptar este aperitivo a lo que más te guste o tengas por la nevera son prácticamente infinitas. Puedes usar aceitunas, tomate seco y albahaca picados que le darán un aire italiano, con pimentón, ajo asado y unas cebollitas en vinagre laminadas conseguirás una combinación crujiente y especiada, los frutos secos con hinojo fresco, ralladura de naranja y mucha pimienta también dan mucho juego, y así podríamos pasarnos horas.

Básicamente buscamos algo que acompañe la textura del queso, algo que aporte una textura crujiente -encurtidos, verdura fresca picada, frutos secos, semillas-, algo que le dé sabor como especias, hierbas, cebollino, alcaparras o incluso mostaza antigua y un punto de acidez para potenciar el del mismo queso. Unos dados o tiritas de salmón ahumado o marinado, pavo o jamón asado o unas anchoas también podrían funcionar; incluso un poco de queso curado rallado, pero yo evitaría los embutidos como chorizo o jamón.

Puedes acompañarlo con pan tostado, picos o regañás, palitos de verduras como zanahoria, pepino, calabacín o pimiento, crackers de semillas y, en definitiva, cualquier cosa que tenga suficiente fuerza como para deslizarlo sobre el plato y coger un poco de queso (junto a todo lo que tiene encima). En la foto, unos papadums que no fueron la mejor idea porque se rompían un poco más de lo deseable.

También puedes convertirlo en la base de una ensalada “inversa”, en la que al llegar a la mesa el aliño estará debajo y encima puedes servir cogollos, rodajas de pepino y champiñones y tomates cherry con unas gotas de aceite y tu vinagre favorito. Los mismos comensales, al coger las diferentes verduras y rebañar con ellas el plato, “fabricarán” el aliño en la mesa.

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