Mejillones al vapor con chile, limón y jengibre
Los miembros más humildes de la familia de los bivalvos vuelven a protagonizar una receta sencilla y a la vez exótica. Con solo cuatro ingredientes y tres normas a seguir, el triunfo está asegurado.

Los mejillones forman parte de esa lista de alimentos que molan tanto en su versión fresca como en la procesada. Aunque esta vez nos dediquemos a los primeros no queremos denostar a nuestras adoradas versiones enlatadas, esas que tantas alegrías nos han dado: jamás de los jamases cometeríamos tal ultraje.
Con estos humildes bivalvos, que podemos encontrar a precios de risa la gran mayoría del año en cualquier pescadería y/o supermercado, podemos conseguir una combinación infinita de sabores y texturas. Dentro de ese universo mejillonero en el que podemos jugar a ser el MasterTopChefJunior 2017 hay ciertas reglas básicas, que de cumplirse harán de nuestro invento un éxito asegurado.
La primera es innegociable: frescura. Mejor no jugar a la ruleta rusa del mejillón. Compradlos en lugares de confianza, donde sea posible revisar un etiquetado en el que sabremos su procedencia y fecha de captura. Con esos datos aseguraremos el producto y calibre deseados. Unos apuntes: el mejillón de cría gallego tiene un tamaño mayor y generosidad de carnes, el de roca es más pequeño pero de sabor más intenso. Como todo es cuestión de gustos y necesidades, pero está bien saberlos identificar para que no nos la cuelen: por cierto, los primeros son más económicos que los segundos.
Si hemos respetado la primera regla, la segunda es fácil. No añadir líquido extra, a no ser que sea vino, crema o agua de mar. Hacer nadar a los mejilloncitos en agua del grifo es un crimen. Otra cosa es aromatizarlos con un chorrito de vino _cuyo alcohol evaporaremos con un poco de calor previo en la olla– o acompañarlos después de abiertos con unas cucharadas de nata para aportar cremosidad y fijar el yodo.
La tercera y última norma tiene que ver con la cocción. Sea al vapor, a la marinera, rebozados, con salpicón, en ensalada o en paella, hazlo bien. Ponlos en una olla ancha para que no se amontonen y reciban de manera uniforme el calor necesario para que se abran y suelten su jugo. Si hemos seguido las tres reglas a la perfección, disfrutaremos de un aperitivo de lujo: solo queda retirar los moluscos del fuego en cuanto se abran y los dejarlos tapados.
Aunque una vez abiertos las versiones son infinitas, hoy proponemos una alternativa a la más tradicional, sustituyendo el ajo, el perejil y la pimienta por jengibre fresco, cebollino y chile en copos. Que estamos mu locos.
Dificultad: Encontrar las tijeras para cortar la malla de los mejillones.
Ingredientes
Para 4 personas
- 1 kg de mejillones frescos
- 2 cm de raíz de jengibre
- 1 limón mediano
- 10 vainas de cebollino (o cualquier hierba no leñosa al gusto)
- 1 cucharadita de chile o guindilla en copos
Instrucciones
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