
Fan Shoronpo: empanadillas que explotan en tu boca
Rellenas de caldo, carne, marisco y verduras… en Shoronpo cocinan deliciosas empanadillas y un espectacular ramen.

Rellenas de caldo, carne, marisco y verduras… en Shoronpo cocinan deliciosas empanadillas y un espectacular ramen.

El arroz a la cazuela queda meloso y con el grano cubierto de sabroso caldo reducido. Juntarlo con setas y rematarlo con queso fundido le aporta un extra de cremosidad y enjundia.

De caldo de pollo, cerdo o pescado. Con salsa de soja o miso. Picante o no. Da igual, el ramen es una exquisitez. Expertos y apasionados de esta sopa japonesa nos recomiendan sus sitios favoritos.

El gazpachuelo es una receta emulsionada con mahonesa casera, que se convierte en una salsa un poco más ligera pero con mucha enjundia cuando la ligamos con caldo de pescado.

Croquetas de la abuela, caldos caseros, receta tradicional. La industria alimentaria abusa de la nostalgia para colarnos productos mediocres.

Una sopa sencilla y reconfortante con setas y patata que puedes adaptar al contenido de tu nevera: chascar el tubérculo es el único truco para que el caldo quede contundente y gustoso.

El consultorio de mayo se enfrenta a enigmas insondables: los cuerpos extraños en el aceite, la geografía del caldo, la utilidad de las hojas de zanahoria o la fragilidad de las galletas

No hay ley que impida llevar un plato de un país a otro. Por eso hoy preparamos el arroz más famoso de Italia con un caldo tom yum y otros ingredientes típicos de la cocina thai.

Engordamos un fondo vegetal triturando setas, verduras y un fruto seco con resultados erótico festivos y una textura muy parecida al tradicional caldo de ramen (pero sin ningún cerdo de por medio).

Con esta sencilla técnica de cocción conseguiremos un arroz suelto, al punto y con todo el sabor del caldo. El rape y los langostinos son sustituibles en función de lo que ofrezcan la pescadería y la temporada.

La sopa japonesa más adictiva tiene una versión que te permite tomarla en una noche tropical y vivir para contarlo. Un caldo ligero, fideos y unos cuantos ingredientes más y recibirás un merecido 'dōmo arigatō'.

Ha pasado de ser un plato habitual a una rara avis en cartas y menús, pero siempre podemos prepararla en casa con un buen caldo como base, trocitos de pescado para darle vidilla y pan, pasta o arroz.

Cafés recalentados, tomates "engusanados", instrumentos de cocina que parecen de tortura y posesiones demoníacas en el caldo: el primer consultorio del año parece una peli de miedo.

De los "pasteles de caldo" del XVIII al cubo Maggi, pasando por el concentrado de carne: ésta es la historia de los productos que más rápido se cocinan, más tiempo duran y menos espacio ocupan.

Con la misma técnica que usaríamos para hacer un arroz seco podemos preparar muchos otros granos: este pilaf de quinua, elaborado con un buen caldo y algo de canela para darle sabor, es la prueba definitiva.

Celebramos las semanas en las que coinciden la temporada de espárragos y alcachofas con este arroz, al que dan valor añadido un caldo elaborado con los excedentes de las verduras y un allioli a medio ligar.

Croquetas, estofados, legumbres, albóndigas y caldos concentrados: si crees que el congelador solo sirve para aparcar lo que te da pereza cocinar, es que lo estás usando regular (o directamente mal).

Las fabes con almejas están muy bien, pero hay muchas otras maneras de combinar legumbres y mar. Hoy apostamos por las judías carillas con un caldo rápido asiático aromatizado con algas.

Un escabeche con menos caldo que un brownie, unas alubias crujientes que no crujen y unos rollitos de canela con el volumen de un folio: no ha sido un mes fácil para la Defensora del Cocinero.