Ottolenghi para compartir: tres recetas reconfortantes de su nuevo libro
El cocinero habla de su nuevo recetario, centrado en la cocina como lugar de disfrute y creación de comunidad. Para probarlo, nos regala unas alubias con tomatitos, un arroz al limón y unos rollitos de salchicha


Hablar de Yotam Ottolenghi implica mucho más que coleccionar sus recetas: es hablar de un estilo de vida llevado a la cocina y la mesa. En Compartir, su último libro editado en España por Ediciones Salamandra (Penguin) el chef israelí afincado en Londres se une a tres colaboradoras habituales –Helen Goh, Verena Lochmuller y Tara Wigley– con las que da forma a un recetario pensado para lo que el título promete: cocinar para disfrutar juntos.
Compartir incluye más de 100 recetas que van del aperitivo a los postres; desde un desayuno lujurioso a las sopas más reconfortantes, platos de pasta de Italia a Asia, masas dulces y saladas, asados, legumbres, aves, pollo, carnes y el despliegue habitual de verduras, frutas y hortalizas para todas las temporadas. Una invitación a sacar lo mejor de cada ingrediente y vestirlo con el sello fresco, colorido y lleno de contrastes que le ha hecho famoso, en una preciosa edición ilustrada con las fotografías de Jonathan Lovekin. ¿Suena tal vez un poco entusiasta? Pues sí: el equipo Comidista en pleno somos devotos de Ottolenghi y su cocina, no nos escondemos.
Uno de los platos que encarna ese vínculo emocional de una manera significativa para el autor es el arroz con queso, limón y mantequilla de chile, cuya receta completa compartimos más abajo. “Creo que si tuviera que escribir una lista con todas mis palabras favoritas relacionadas con la comida, probablemente se parecería bastante a este título. Además de todos estos reconfortantes ingredientes, es la forma en que se cocina el plato, al horno en lugar de en la placa, lo que también aporta esa sensación de fácil comodidad”, apunta Ottolenghi. Las especias que lleva le conectan con la comida que comía de pequeño –sobre todo el cardamomo–, y los cuatro tipos de queso enrollados en una bola le recuerdan a su padre italiano. “A mí me encanta, a mis hijos adolescentes les encanta, a mis amigos les encanta y combina muy bien con pollo asado”, remata.

Tras la –relativa– contención de ingredientes exóticos de Cocina simple, Compartir vuelve a ser una invitación a explorar tiendas de alrededor del mundo y rellenar nuestras alacenas con nuevas salsas, chiles o combinaciones de especias, la nevera con todo tipo de hierbas aromáticas y potenciarlo todo con el punto de acidez de cítricos o vinagres. Le preguntamos por los últimos descubrimientos que ha incorporado a su despensa y no duda: “Me he vuelto obsesivo con el curry malayo en polvo desde que Helen (Goh) me lo descubrió en su curry de pollo y hojas de lima: es maravilloso, cálido y suave, con un toque picante y dulce y un ligero aroma a hinojo y clavo. No tiene nada que ver con las mezclas con mucha cúrcuma que he probado antes”. También recomienda tener a mano una mezcla llamada vadouvan, “una base de especias dulce y caramelizada con chalota, muy popular en Francia; suave, ahumada y maravillosamente compleja”.
De regalo, un truco para fans de la repostería: “Verena (Lochmuller) utiliza una o dos cucharadas de malta en polvo en muchos de sus pasteles”, como el pudin de higos con chocolate o las galletas de brownie con crema de tahini y halva que aparecen en la suculenta sección de postres. “Hay algo intrínsecamente nostálgico (y, por lo tanto, reconfortante) en el sabor de la malta en polvo”, reflexiona el autor. “También nos recuerda que pueden ser los ingredientes más familiares, posiblemente utilizados en un nuevo contexto, los que hacen que una receta resulte reconfortante y novedosa a la vez”.
A continuación, tres recetas a modo de muestra para empezar a poner en práctica la cocina generosa y comunitaria que proponen en Compartir. Porque, como remarca el autor, “muy a menudo, preparar una comida va más allá de lo funcional: es una forma de demostrar a alguien que te preocupas por él, un acto de cariño y cuidado”. Decir “te quiero” a través de tomates, cuchillos, aliños, sartenes y salsas: ¿hay un plan mejor?
Alubias blancas con tomates cherry asados
“Si puedes, emplea judiones para preparar esta receta. Son más tiernos, mantecosos e infinitamente más cremosos que las alubias blancas comunes. Este plato quedaría muy bien en un menú de tapas, pero también se puede servir tal cual, con feta desmenuzado o unas aceitunas por encima.
Notas de conservación: las alubias se conservan tres días en la nevera (deja que se atemperen antes de servirlas). Las pieles de tomate crujientes también son un aderezo fantástico para alegrar ensaladas y platos de pasta. La receta es de un restaurante de Canberra, el Bar Rochford, donde las sirven con judías verdes. Se conservan hasta una semana en un tarro herméticamente cerrado”.
Tiempo: 75 minutos
Ingredientes
Para 4 personas
- 500 g de tomates cherry
- 85 ml de aceite de oliva
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 2 cucharaditas de orégano seco
- 2 cucharaditas de hojas de tomillo, picadas gruesas, y un poco más para servir
- 1 cucharadita de semillas de hinojo, tostadas y ligeramente majadas
- 1 hoja de laurel fresco
- 80 ml de vino blanco seco
- 2 cucharaditas de pimentón dulce ahumado
- 1 bote de 700 g de judiones (o alubias blancas)
- Sal y pimienta negra
Para servir
- 75 g de yogur tipo griego
- Pan rústico (o cualquier pan con corteza) en rebanadas gruesas tostadas
Instrucciones
Precalentar el horno a 210 °C con ventilador. Sazonar los tomates con dos cucharadas de aceite y esparcirlos sobre una bandeja de horno cubierta con papel vegetal. Hornear unos 20 minutos, hasta que la piel de los tomates se ablande y la pulpa esté tierna y un poco menguada.
Retirar del horno y pasar los tomates con sus jugos a un bol poco profundo para que se atemperen. Cubrir la bandeja de horno con una hoja de papel vegetal limpia y bajar la temperatura a 100 °C con ventilador.
Cuando estén lo bastante fríos para manipularlos, pellizcar la piel de los tomates para liberarlos de la pulpa y esparcirlas sobre la bandeja con papel vegetal. Hornear durante unos 45 minutos, hasta que las pieles estén secas y crujientes, removiéndolas un par de veces durante la cocción. Reservar la pulpa.
En una cacerola mediana, calentar a fuego moderado el aceite restante y sofreír la cebolla cortada en brunoise fina, el ajo laminado, el orégano, el tomillo, las semillas de hinojo y la hoja de laurel durante 10-12 minutos, hasta que la cebolla esté tierna, pero sin que se dore demasiado.
Añadir el vino, dejar reducir durante dos minutos y espolvorear con el pimentón. Dejar que se haga durante un minuto más antes de añadir la pulpa de tomate reservada y una cucharadita de sal. Hervir a fuego lento unos 15 minutos, removiendo a menudo para deshacer los tomates.
Escurrir y pasar por agua las alubias, añadirlas, sumar una buena pizca de pimienta y remover. Dejar que se hagan durante un par de minutos y apartar del fuego.
Esparcir el yogur en una fuente de servir y apilar las alubias por encima. Espolvorear con las pieles de tomate crujientes y las hojas de tomillo y servir.
Arroz con queso al limón y mantequilla picante

“Nada puede salir mal cuando preparas un arroz al horno. Echa la cantidad de agua justa, sella bien la cazuela, métela en el horno y olvídate. Este plato es tan reconfortante y delicioso como cabría esperar de un arroz con cuatro quesos y mantequilla picante. Es la guarnición perfecta para algo sencillo, como un pollo al horno, pero también se puede servir como plato principal si lo acompañas de unas verduras salteadas. Adelántate: conviene comer el arroz recién sacado del horno, pero si quieres avanzarte puedes dejarlo a punto para añadir el agua caliente y las hierbas aromáticas”.
Tiempo: 50 minutos
Ingredientes
Para 6 personas
- 8 clavos de olor
- 6 vainas de cardamomo
- 1 limón (piel y zumo)
- 125 g de ricotta
- 150 g de feta, desmenuzado
- 125 g de mozzarella firme, rallado
- 25 g de parmesano, rallado
- 1 huevo
- 400 g de arroz basmati, lavado y bien escurrido
- 75 g de aceitunas verdes
- 100 g de mantequilla sin sal
- ½ cucharadita de guindilla en copos
- ¾ de cucharadita de pimienta de Alepo en copos
- ½ cdta de zumaque
- 1 cebolleta
- Sal
Instrucciones
Precalentar el horno a 200 °C con ventilador. Verter 750 mililitros de agua en una cacerola mediana y añadir los clavos de olor, las vainas de cardamomo aplastadas, la piel del limón a tiras y 1,5 cucharaditas de sal. Llevar a ebullición y apartar del fuego.
Mientras, mezclar los cuatro quesos y el huevo en un bol mediano. Con las manos, dividir la mezcla en 12 porciones y formar bolas de unos 40 gramos cada una. No tienen que ser perfectas, porque se desharán en el arroz.
Cubrir con el arroz el fondo de una bandeja o fuente refractaria honda, de unos 24 × 32 centímetros (o una cazuela refractaria de 28 centímetros de diámetro, con tapa) y repartir las aceitunas deshuesadas y cortadas por la mitad por encima.
Verter el agua caliente y las hierbas aromáticas, agitar la bandeja con delicadeza para que el arroz se esparza uniformemente y repartir las bolas de queso por encima del arroz. Tapar la bandeja con papel de aluminio, sellando bien los bordes para que el vapor no se escape, y hornear durante 25 minutos.
Retirar del horno y dejar reposar, tapado, durante unos 10 minutos. Mientras, derretir la mantequilla en un cazo mediano a fuego moderado.
Añadir la guindilla en copos, la pimienta de Alepo y el zumaque y dejar que se haga durante dos o tres minutos. Añadir la cebolleta cortada al bies en trozos de un centímetro y prolongar la cocción durante 20 segundos más. Apartar del fuego, añadir dos cucharadas de zumo de limón y reservar. Destapar el arroz y regar con la mantequilla picante justo antes de servir.
Rollitos de salchicha en hojaldre con miel y mostaza

“Para reconocer una receta de Verena, la mantequilla y la masa hojaldrada son pistas infalibles, al igual que la mostaza. Estos rollitos lo confirman: se inspiran en las salchichas al estilo alemán –ahí están las especias típicas del bratwurst, la salsa de mostaza y los pretzels– y son la prueba irrefutable de que todo mejora si se envuelve en una buena masa de hojaldre. Adelántate: puedes dejar los rollitos hechos la víspera y refrigerarlos (o congelarlos y hornearlos más adelante)“.
Tiempo: 70 minutos
Ingredientes
Para 6 personas
- ¼ de cucharadita de pimienta blanca en grano
- 1 cucharadita de semillas de cilantro
- 2 cucharaditas de semillas de alcaravea
- 1 ¼ de cucharadita de mejorana (o tomillo)
- ¾ de cucharadita de jengibre molido
- 1 cucharadita de macís molido (o nuez moscada)
- ½ cucharadita de mostaza inglesa en polvo
- 50 g de pretzels salados
- 60 ml de leche
- 1 huevo
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 30 g de mantequilla sin sal
- 2 cebollas (325 g)
- 2 cucharaditas de azúcar de caña moreno
- 350 g de carne picada de cerdo (o de salchichas frescas sin piel)
- 15 g de cebollino, picado fino
- 1 paquete de masa de hojaldre fresca de mantequilla 100 % (320 g)
- Harina de trigo, para espolvorear
- Sal
Salsa de miel y mostaza
- 3 cucharadas de mostaza amarilla
- 1,5 cucharadas de mayonesa
- 1 cucharada de miel fluida
- 15 g de cebollino, picado fino
Instrucciones
Tostar en una cazuela mediana a fuego alegre la pimienta en grano, las semillas de cilantro y una cucharadita de semillas de alcaravea durante un minuto, hasta que desprendan su aroma. Pasar a una picadora o mortero y triturar hasta lograr un polvo semifino.
Añadir las especias restantes junto con la mostaza en polvo y ¾ de cucharadita de sal y reservar. Mezclar en un bol los pretzels desmenuzados, la leche y el huevo batido (reservar media cucharada para pintar) y reservar para que se empapen.
Calentar en la misma cazuela a fuego alegre el aceite y la mantequilla y sofreír las cebolla cortadas en dados de un centímetro, junto con ¼ de cucharadita de sal, durante 15 minutos, removiendo a menudo, hasta que esté tierna y empiece a caramelizarse. Añadir el azúcar y sofreír cinco minutos más, removiendo de vez en cuando, hasta que se caramelice del todo. Reservar.
Añadir la carne picada de cerdo al bol de los pretzels, junto con el cebollino, las especias y la cebolla caramelizada, y mezclar bien. Mezclar todos los ingredientes de la salsa y reservar.
Precalentar el horno a 200 °C con ventilador. Extender la masa de hojaldre sobre una superficie enharinada y cortar por la mitad a lo largo para formar dos tiras de unos 11,5 × 38 centímetros.
Esparcir la mitad de la carne picada a lo largo del centro de cada tira de hojaldre. Levantar uno de los bordes largos de una tira y doblarlo sobre la carne. Pincelar el borde libre con el huevo batido reservado y pegarlo sobre el otro borde, solapándolos para sellar el rollito. Repetir con la otra tira de hojaldre y colocar los rollitos con las juntas hacia abajo.
Pintar con el huevo batido, espolvorear con las semillas de alcaravea restantes y hacer unos cortes diagonales en la parte superior de cada rollito, cada dos centímetros aproximadamente.
Colocar los rollitos sobre una bandeja de horno grande cubierta con papel vegetal y hornear durante 32-35 minutos, dando la vuelta a la bandeja a media cocción, hasta que se doren. Retirar del horno y dejar enfriar durante 15 minutos antes de cortar los rollitos en 12 porciones. Servir calientes o a temperatura ambiente con la salsa de miel y mostaza aparte.
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