Comida viejuna de Navidad: las mejores fotos de los lectores
Los regalos y el roscón están bien, pero lo más divertido del día de Reyes son los resultados del concurso ‘Navidad viejuna’. Un año más, las fotos de comida demodé enviadas por los lectores son la pera limonera
Aunque acabemos hasta la mismísima jijonenca de ella, la Navidad tiene tradiciones que casi todo el mundo disfruta, como el reencuentro con algunos familiares (los que te caen bien), las cenas con amigos, los regalos, las campanadas y las uvas, el roscón o el All I Want For Christmas Is You de Mariah Carey (las tres primeras veces que la oyes). A ese firmamento de momentos agradables hay que añadir uno especialmente divertido, que llega siempre el día de Reyes: la publicación de los resultados del concurso Navidad Viejuna en El Comidista.
Nuestro certamen internacional lleva ya nueve años alegrándonos la vida con las imágenes de fantasías culinarias pasadas de moda enviadas por los lectores. Han ganado premios ensaladillas profusamente decoradas, instalaciones de roscos de vino, belenes comestibles de huevos rellenos, falsas langostas de rape, prodigiosos áspics de verduras y hasta arcángeles-barbie hechos de embutido. Después de recibir tanto arte, nos preguntábamos si en 2025 se mantendría el nivel, y la respuesta ha sido un sí rotundo. Las fotos que nos habéis mandado confirman que las extravagancias retro siguen vivas, tanto como vuestro sentido del humor y las ganas de celebrar la buena comida viejuna. Y no solo eso: también se cruzan con temas candentes como la inteligencia artificial, la crisis de la vivienda o las luces led.
Pero dejémonos de cháchara y vamos al lío. El primer premio es para Sabina Sánchez, una asidua del concurso desde hace años que por fin triunfa con un festival de viejunismo por el que cualquier miembro de El Comidista mataría. Tronco de Navidad de ensaladilla rusa primorosamente decorado con hilos de mayonesa, guisantes, maíz y la ya viejuna rúcula; árbol de pepinillos, cebolletas y tomates chirri coronado con estrella de queso; plato de canapés con membrillo, y empanada tributo a Papá Noel. Un despliegue servido con candelabro y embutidos a mansalva incluidos que el jurado ha considerado incontestable.
“A nuestra casa el turrón El Almendro no, pero este concurso sí vuelve a casa por Navidad en lo que me atrevo a confirmar que es una tradición asentada”, asegura Sabina. “Este año mi hermana y yo dudábamos si competir por el alto nivel, pero mi madre dijo que no podíamos perdérnoslo. Esta Nochebuena hemos hecho de la Navidad Viejuna una experiencia inmersiva viajando directas hasta 1970: la casa de nuestros abuelos en Puerto Hurraco. Rodeadas de vajillas Duralex, bandejas metálicas y el calor de la chimenea era casi un sacrilegio no honrar a la comida viejuna”. Y tanto que la habéis honrado, queridas.
Sabina se lleva a casa una freidora de aire COSORI Dual Blaze Twinfry, cortesía de nuestra tienda favorita de trastos de cocina, Le Cuine. En esta satisfryer se pueden crear dos zonas de cocción independientes o una grande. El calor arriba y abajo hace que todo se cocine de manera pareja, sin necesidad de agitar. Y además tiene una función que permite que ambas cestas acaben a la vez su cocción aunque estén preparando platos diferentes.
Los finalistas
Otros cuatro lectores brillaron en la Navidad Viejuna de este año. Dari Malón nos dejó patidifusos con su Borraja navideña, una obra maestra que lo tiene todo: originalidad, belleza, raíces familiares y hasta una defensa del aprovechamiento, una cosa muy viejuna que también es moderna. “Es un postre que antes hacía mi abuela Miguela, y que este año he recuperado yo”, cuenta Dari. “Se trata de las hojas de la borraja (que en mi casa, normalmente, se tiran), fritas en una especie de tempura y bañadas en miel. La decoración para convertirlas en arbolitos de navidad, es a base de lacasitos, y las estrellas son de piel de limón”.
Antonio P. nos envió este locurón diseñado por su sobrino, que catapulta al siglo XXI los clásicos y viejunísimos abetos de cosas comestibles. “Lo vi y me enamoré”, confiesa Antonio. “Mi sobrino, que no llega a los 25 y tiene una tienda online de leds, imbuido por el espíritu de la navidad viejuna de cuyas fuentes ha bebido desde su inocente infancia, imagina, diseña y construye esta maravilla luminosa que aúna lo mejor de dos mundos: la fantasía de los palillos y canapés en perfecta armonía con los leds del milenio. ¿Para cuando el wifis y el bluetooth? ¿Inteligencia artificial, computación cuántica, robots independientes ? El cielo es el límite, ¿y tú?”.
Paula Díaz trajo la actualidad a la Navidad Viejuna con una instalación que podría estar en el Reina Sofía tranquilamente, en la que reflexiona sobre el problema de la vivienda con embutidos y croquetas. “Inspirado por la crisis habitacional, este espacio multifuncional en 3D sirvió de entrante a las 14.00, y a las 16.30 desveló en su interior la tabla de quesos para el postre. El engendro gastronómico y arquitectónico sorprendió (y horrorizó) a los asistentes, pero en mi defensa he de decir que contenía primeras calidades de croquetas, embutido y quesos asturianos”.
Isabel Yaiza le dio otra vuelta de tuerca al manido tema del árbol de Navidad, cruzándolo con otro gran clásico viejuno como los huevos rellenos. “Es un homenaje a mi tierra manchega porque llevan pisto con atún, y a mi otra tierra, Lanzarote, donde siempre brilla el sol y, cuando se pone, te puede sorprender la magia del rayo verde. Aunque pueda haber dudas, ¡el puré de papas con espinacas está muy rico!”.
En reconocimiento al trabajo de estos héroes y heroínas, les enviaremos un juego de 3 sartenes Supreme Prof a cada uno. Las sartenes de acero inoxidable son prácticamente indestructibles, pero no todas son iguales. La diferencia entre una normal y una de calidad está oculta entre sus paredes: las reguleras no conducen el calor por los laterales, mientras que las Supreme Prof lo distribuyen por toda la sartén.
Menciones de honor
No ha sido fácil elegir entre tanta obra maestra, pero no podemos premiar a todo el mundo. Aunque los siguientes concursantes no se llevan ningún objeto material, sí consiguen el título oficial de doctores en comida viejuna de la Universidad Pontificia Comidista.
Eva María Marbán demostró que la Inteligencia Artificial también puede ser usada en pro del viejunismo. “Para inspirarnos le pedimos a ChatGPT que nos diera alguna idea para decorar los huevos rellenos en el plato tan maravilloso de mi cuñada, que tiene ya medio siglo. Nos dio una idea estupenda del belén con los reyes magos que os adjuntamos. Y por supuesto os enviamos las fotos de como nos quedó”. Os quedó impecable, Eva María: apenas se nota diferencia alguna entre las dos imágenes.
Rogelio Lorenzo nos regaló este delirio en el que los renos de Santa Claus se transforman en algo mucho más español: los langostinos cocidos. “Lo hemos llamado Papá Noel y sus Langorrenos - cosas sobre ensaladilla”, explica. “En la mejor tradición viejuna hemos optado por la clásica ensaladilla rusa decorada con cosas, sin que falte la fuente de duralex ámbar de las ocasiones especiales. El plato nos muestra a Papá Noel montado en su trineo de jamón serrano, tirado por sus fieles renos-langostino, listo para repartir Nancys y Cinexines por toda la geografía nacional”.
Violeta Puyuelo también inventó un híbrido viejuno navideño: el Arból-dinga de Navidad. “En honor a mi abuela que era carnicera y hasta los 90 años boleó hasta 100 albóndigas al día, he querido construir un jardín vertical con guirnalda de aceituna”, afirma orgullosa de su obra.
Viridiana Monticelli quiso refrescar la Navidad sin perder el barroquismo propio de estas fechas, y por eso creó este carpaccio healthy-viejuno. “Fue ideado por mi hermana Eleonora y ejecutado por mi sobrino Joaquín”, cuenta. “La foto es estupenda y merece un premio en sí, porque ella no nos ha dado el mismo dolor de tripa que el carpaccio”.
Montse Vives, ganadora de la pasada edición del concurso, nos volvió a deslumbrar con este delicado belén comestible que es todo color y fantasía. “Tras mi inesperado éxito, me he venido arriba, he comprado huevo hilado y he trasladado el sacrilegio a otro clásico, la ensaladilla decorada. Ahí tenéis la foto de esta composición, bautizada Adoración de las gambas. Al igual que el año pasado, ha sido muy divertido planificar y ejecutar este engendro. Gracias de nuevo por mantener vivo el espíritu de las navidades viejunas”. Gracias a ti Montse: que sepas que tus platos ya están a disposición de Hazte Oír y Abogados Cristianos para la correspondiente denuncia.
Tomás Bagüés, otro viejo conocido de este concurso, se vino arriba creando un postre más retro imposible: la tortilla Alaska. “He decidido tunearla formando un árbol de Navidad decorado con guindas a modo de bolas navideñas, pero el punto fuerte es el flambeado con güisqui. Montar una base de bizcocho, cubrirla de helado con forma de cono y cubrir de merengue no es tan complicado, y la experiencia de ver las llamas siempre emociona. Para evitar incendios al flambear, usé la también tradicional bandeja de acero inoxidable”.
G_W nos regaló esta tarta de limón decorada, obra de su suegra. Sencilla, apetecible y bonita, como la buena repostería viejuna de siempre.
Aunque parezca una tortilla, ahí va la tarta de limón de mi suegra, con auténtico árbol de Navidad frutal, directa a la victoria (no se merece menos) del concurso de comida viejuna de @ElComidista #NavidadViejuna pic.twitter.com/w9z7zaokcM
— G_W (@a7araxis) December 25, 2024
Morgan Fairchild juntó devoción cristiana, colores pop y un sutil toque de blasfemia en esta maravilla, titulada Pastel del Niño Rey con salmón y atún.
para las nochesbuenas en las casas bien de toda la vida:
— morgan fairchaild (@morganfairchai1) December 25, 2024
Pastel del Niño Rey con salmón y atún.
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💗@ElComidista #NavidadViejuna pic.twitter.com/kBunosRe5V
Imanol Fernández continuó la sagrada tradición de los belenes tróspidos de este concurso, con otra obra merecedora de querella de asociaciones intregristas de ultraderecha nacional-católica. El río de boquerones y mejillones nos ha enamorado, tanto como los reyes magos de encurtidos y la Virgen y San José de espárrago.
Sandra Monfort y su familia (Imanol, Ibai, Gema, Iñaki y Fernando) son aficionados a las gastromanualidades, y aquí están alegrándonos la vida con esta composición. “Cada Nochevieja nos reunimos y nos quedamos con ganas de participar en el concurso más molón de la Navidad. Este año nos hemos decidido. Vamos fuera de plazo, pero nuestros Huevos random navideños bien merecen participar”. Claro que sí, amiga.
Cristina y Beatriz Cordero relatan así su aventura como participantes del concurso: “Como este año mi madre declaró que ya no cocinaría por Navidad, mi hermana y yo preparamos la cena de Nochebuena siguiendo las recetas de quien nos enseñó a cocinar a las dos con amor y paciencia: YouTube. Nuestra premisa era: algo con decoración, que siempre viste la mesa; algo en forma de pastel, que siempre cuela como que te has esforzado, y algo en forma de cuna, que siempre queda raro. Pastel de salmón ahumado, strudel de setas, pastel de patata y salmón y boniatos tatemados con mantequilla tostada. Más unos pinchitos con gambas porque nunca se ha ganado una Navidad Viejuna sin gambas”.
Diego y Núria hermanaron tradiciones de ambos lados del Atlántico con esta pesadilla servida en su comida familiar de Navidad. “Es un Tió Ibérico relleno de panceta, ciruelas y piñones acompañado de patatas noisette y su salsa. La composición celebra el dialógo intercultural entre la Cataluña natal de mi pareja (el tió) y un icono de la cocina internacional de los noventa de mi Uruguay natal (las papas noisette)”.
M. Sierra también apostó por el intercambio cultural, pero con algo más de elegancia. “El viejunismo navideño no es sólo una cosa carpetovetónica”, explica. “En nuestra familia hispanosueca nos saltamos los cócteles de gambas y canapés variados en favor de tomarlos todos juntos en un solo bocado con una smörgåstårta o ‘tarta de bocadillo’, un sandwich gigantesco y rococó de origen sesentero y que tras décadas de considerarse demodé, está volviendo. De nuestra casa nunca se fue, faltaría más”. Desde aquí nos declaramos fans de tu orgasmotarta, M.
Raquel Lora nos dio algo imprescindible en toda Navidad viejuna: un cóctel de gambas. Con los bichos suicidándose en las copas, como Dios manda, y algo que parece huevo cocido y surimi rallados por encima. Éxito rotundo.
Miguel Luis Salguero nos mandó esta aberración, que no sabemos muy bien a qué obedece pero que no podemos dejar de compartir. Relato tiene, eso sí: “¿Es eso una nécora bailando, con berberechos como castañuelas? Sí. ¿Son acaso aquello unos mejillones que danzan entre hojas de perejil que evocan los paisajes submarinos, rodeados de un alborozo de alegres bivalvos? Efectivamente. ¿No recuerda el langostino central a un televisivo crustáceo que durante años nos dijo ‘llevaaame a casa’? No lo dude. He aquí un plato que ya era viejuno en sí mismo: la zarzuela de mariscos. Pero en esta ocasión, elevada al olimpo de la retromanía: en versión áspic o gelatina. Hemos querido traer a la vida lo que parecería una pesadilla digna de una de esas imágenes de inteligencia artificial que tanto nos han atormentado en el último año. Porque si algo nos ha enseñado este concurso, es que más con más es más, y que todo es mejor”.
Blanca Montoro puso de relieve la importancia de la puesta en escena en cualquier obra de arte del viejunismo gastronómico. “Desde Pepino (Toledo) os envío esta deliciosa composición de aperitivo navideño de pensionista”, explica. “Como podéis comprobar, he tirado la casa por la ventana: huevos duros, langostinos (medianos), banderillas, aceitunas negras y chochos (bueno, vale, altramuces). Fijaos por favor que sobre un lecho de canónigos y rúcula y, para dar ambiente, he dispuesto unos pajaritos de porcelana y un bambi sacados directamente de la vitrina de mi abuela. ¿Qué me decís de la delicadeza del palillero? ¿Y el tapete de ganchillo ? No diréis que no me lo he currado”. Te lo has currado, Blanca, y ojalá sigas con ese buen humor muchos años.
Maria Mascort quiso compartir con el mundo esta delicadeza, que introduce el truño con gran elegancia en la alta repostería. “Espero que os guste la tarta que hice para deleitar a mi familia estas navidades, jeje”, dice llena de malicia.
Inés Olmedo cierra las menciones de honor de esta edición con su torta santiaguesa. “Este sencillo y perfecto postrecito nos lo hacía la abuela Rafaela como milagrosa aparición. Dicen que existe ya desde el Renacimiento, y ha de saber bien la gente que solo lleva tres ingredientes: azúcar, huevo y almendra molida. El gran secreto de la abuela: meter una almendra amarga por 50 de las buenas”. Y como bien dice Inés en su mensaje, “con un trozo de esta tarta y un vino espumoso nos despedimos: os deseamos un nuevo año venturoso con más Navidad Viejuna que nunca”.
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