Las mejores fotos de comida viejuna de Navidad
Alegría y alborozo: las fiestas siguen llenando las mesas de comida entrañablemente pasada de moda. Estos son los ganadores y finalistas de nuestro concurso internacional Navidad Viejuna 2018.
Podemos respirar tranquilos. Aunque nos acercamos peligrosamente a los años veinte del siglo XXI, la modernidad no ha acabado con una de las mejores cosas de la Navidad: la comida viejuna. Si creías que décadas de globalización, chefs de vanguardia y últimos gritos gastronómicos habían llevado a la extinción a los cócteles de gambas, los pasteles de pescado, las ensaladillas decoradas y las macedonias con melocotón en almíbar, te equivocabas, porque la participación en nuestro concurso Navidad Viejuna 2018 ha sido abrumadora.
España sigue viejuneando de lo lindo en la cocina del 24 de diciembre al 6 de enero, lo que nos alegra por un lado pero nos complica la vida por el otro: como ya ocurrió en 2016 y en 2017, este año nos ha costado un huevo relleno elegir ganadores entre tanto desparrame navideño. Nada nos gustaría más que premiar a todos los participantes, al menos con una cajita de frutas escarchadas, pero no queda más remedio que elegir a los que nos han llegado más adentro con sus creaciones.
Redoblen tambores, címbalos y zambombas: la ganadora del IV Certamen Internacional Navidad Viejuna es Elena González, por el “tradicional pixín alangostado” de su madre. Esta fantasía hecha realidad lo tiene todo para triunfar: parte de un clásico de la alta cocina jurásica como el rape alangostado y potencia hasta el infinito su viejunismo recreando con impactante verismo la forma del crustáceo más lujoso. Una cama de lechuga que nadie se comerá y unas medias rodajas de naranja más-retro-imposible completan el delicioso conjunto.
"Es un clásico trampantojo navideño que no engaña a la vista pero enternece corazones”, explica Elena. “Los ojos supusieron una pequeña polémica. Encontramos a mi madre en plena operación de transplante ocular de un langostino al rape alangostado. Ante tal escándalo conseguimos unos granos de pimienta negra que se asemejaban lo suficiente como para calmar las ansias quirúrgicas de mi madre. Conclusión, en la mesa de Navidad hubo un rape alangostado con ojos de pimienta y un langostino sin ojos”.
Elena se lleva a casa un Cook Expert de Magimix valorado en 1.200 eurazos. Este robot de cocina, cortesía de nuestra tienda de trastos favorita (Le Cuine), sirve para cortar y laminar frutas; batir claras a punto de nieve; picar, cocer y triturar verduras; batir, amasar, emulsionar, hacer zumo, cocer al vapor... de hecho, lo único que no te hace es el amor.
Vamos ahora con los cinco finalistas. Por su atrevimiento a la hora de recrear un clásico viejuno como el solomillo Wellington en forma de niño Jesús, Silvia Barcenilla ha quedado en segunda posición. Felicidades, Silvia: tienes suerte de que Vox no ha llegado todavía al poder y el Santo Oficio sigue inactivo, porque ahora mismo estarías en una oscura mazmorra atada con unas cadenas y esperando turno para que te pusieran el capirote y darlo todo en la hoguera. Para que no penséis que este niño Jesús de hojaldre relleno de carne es una especie de monstruo marino con la boca abierta, incluimos también la foto que colgó en Instagram una amiga de Silvia, Saruka Uka, en la que se entiende mejor esta obra conceptual.
Irene Herreros se lleva la medalla de bronce por su aproximación a otro género imprescindible de la cocina demodé, el pastel de pescado, al que ha dado un giro... ¿animalista? “Mi madre hizo este riquísimo paté de cabracho y me encomendó la tarea de decorarlo”, asegura Irene. “Creo que plasma muy bien la realidad a la que se enfrentan estos jugosos seres”.
El cuarto puesto es para una primorosa composición que actualiza las coreografías de natación sincronizada habituales en los cócteles de gambas más old school, pero con corrucos. Su autora, Bequipequi, nos pregunta que si nos gusta, y la respuesta es MUCHO.
María Dolores Ariza es la quinta clasificada, ¿por que qué es una Navidad Viejuna sin su piña esculpida? El jurado valora la imaginación y la exquisitez de la obra, y también el empeño de su autora en perpetrarla contra viento y marea. “En mi casa por Navidad no puede faltar el carro de piña. Me decían este año que no lo hiciera porque había muchos postres, pero luego después de las gambas y la carne, todo el mundo pinchó en el carro, porque apetecía. Es refrescante y lo pide el cuerpo”. Claro que sí, María Dolores: ni caso a tu familia y sigue haciendo lo que te dé la gana en las fiestas, que para eso cocinas tú.
Nuestra última finalista es Nuria Arnáiz, que ya participó en el concurso del año pasado con un belén tróspido. La que la sigue la consigue, Nuria, y este año te cuelas entre los premiados por esta pinstruosidad navideña de frutas en almíbar y nata de esprai con making of incluido.
@elcomidista #navidadviejuna
— nuriarnaiz (@Nuriarnaiz) December 25, 2018
Postre almibarado con muñeco de nieve:
Con ayuda de los niños, los protagonistas de la navidad, hemos elaborado este fresco postre de gelatina con piña y melocotón en almíbar, esperamos que te guste. pic.twitter.com/xyyS5QHm1R
Silvia, Irene, Bequipequi, María Dolores y Nuria se lo han currado, y por eso recibirán en su casa la biblia de la comida pasada de moda: Cocina viejuna de Ana Vega Biscayenne, cortesía de la editorial Larousse. Con este libro puedes reírte un rato y a la vez aprender a hacer todos los clásicos del género, desde el solomillo Wellington hasta el rape alangostado pasando por el postre pijama, la tortilla Alaska o los dátiles con bacon. Ellas no tendrán que comprarlo, pero tú sí si es que quieres mejorar tu técnica y volver a intentar llegar al podium en la próxima Navidad.
La participación masiva en el concurso obliga a mencionar otras obras maestras recibidas, que no recibirán premios pero para las que dedicamos un estruendoso aplauso.
AblenR nos fascinó con su versión del pavo 100% libre de maltrato animal, por saludable y por dejarse de historias y pintarle la cara a la pera. Con un par.
Pavo vegano #NavidadViejuna pic.twitter.com/KIFU0Zxvo6
— Ablenr (@AblenR) December 25, 2018
Con su fantástica recreación del muy viejuno solomillo a la pimienta verde, Mercè Fernández nos recordó que en la comida pasada de moda también hay sitio para los apilamientos de verduras, los mondonguitos de puré de patata con guisante, las judías verdes color guardia civil y la melancolía en general.
Alicia Sanchez de Jaén nos remitió la “mousse de langostinos” de su madre. “Un pastel de pescado de toda la vida, con la decoración kitsch que reutiliza año tras año”, cuenta. “Le avisé de que lo mandaría al concurso, y le ha hecho mucha ilusión. Toda la familia aún estamos flipando”. Alicia, dile a tu madre que la queremos y que estamos convencidos de que esa mousse estaba deliciosa.
No contenta con recuperar ese tótem del viejunismo culinario que es el árbol de lechuga con gambas clavadas, Marta Montoro se salió del mapa con unos canapés de rollitos de jamón y queso, custodiados por vasos promocionales de equipos de fútbol. ¿Alguien da más?
Paula Díaz y Raúl Corrales tomaron peras al vino en la comida de Navidad. Aunque ellos las denominan, muy acertadamente, “bolsas escrotales al vino” o “kiwi trombosado”.
Miguel A. Cuerda confirma que las fusiones se han llevado mucho en la Navidad old fashion de este año. Aquí el clásico volován se une a un buen trozaco de surimi, el ultraprocesado viejuno por excelencia.
Idoia Olaiz jugó muy fuerte con algo que sólo hacen ya los auténticos Jedi de la comida viejuna: los timbales de gelatina. Y no contenta con eso, los completó rellenando una piña.
Timbales de gelatina de sopa de cocido con verduritas, ensalada de piña, ensaladilla rusa, croquetas, clásico navideño!#navidadviejuna pic.twitter.com/rH4MaGvif7
— idoia2x1 (@idoia2x1) December 26, 2018
Christian Martínez nos mandó esta joya elaborada por su tía Julia, en la que un muñeco de nieve hecho de huevos y zanahoria surfea sobre un mar de ensaladilla rusa servido en fuente de Duralex. Mándale un beso de nuestra parte, Christian, y dile que no cambie jamás.
Mireya Reguart apostó por una foto de su hermano posando “como súper modelo azafato de El precio justo” con un cóctel de gámbas en la mano. “Hace unos años decidimos recuperar el plato, porque nos encanta. Creo que este año nos quedó estupendo: gambones, aguacate, lechuga iceberg, cebolleta, manzana, salsa mil islas y un toque de Tabasco. Para decorar un poquito de sucedáneo de caviar, que le da un toque classy”.
Jesús Chacón nos deleitó con esta composición rica en frutas en almíbar, que acompañó con un enigmático comentario: “Amaral tiene una canción, Estrella de mar, y me gustaría que sea ese mi recuerdo y no una hoja de marijuana".
Marta Maroto demostró que con la misma fruta puedes hacer múltiples combinaciones de ensalada de frutas con forma de árbol de navidad, todas ellas archiviejunas.
Jorge Simón hizo para Nochebuena unos calabacines rellenos con algo de falo alicaído. Llevan bechamel, merluza y gambón, y el los define como una “obra de arte”. No podemos estar más de acuerdo.
Santiago Herrero fue fiel testigo de la fina línea que separa la comida viejuna del mundo Pinterest. “Mi cuñada Cristina es fan de esa red social, y vio una foto de unos plátanos que parecían delfines. En Nochebuena, después de dar cuenta de la botella de crema de orujo, nos obsequió con este ejemplo de plátanos tuneados como delfines. Sobran las palabras”.
María Velasco pone fin a esta selección con una historia que nos ha emocionado. Cada año celebra en Santander un banquete navideño con su pandilla, autodenominada “La Banda del Machichaco”. “El pasado tuvimos una cena finolis, pero en octubre me compré el libro de Biscayenne y pensé que hacer una cena navideña con temática viejuna podía ser una idea estupenda”. En el menú, gambas Orly, volovanes rellenos, huevos rellenos con huevo hilado, rollitos de jamón con más huevo hilado, dátiles con bacon y piña rellena con bengalas, entre otras delicias del siglo pasado. “¿Y saben qué fue lo mejor?", pregunta María. "Pues no fue cenar. Fue hablar, y reírnos, y contar cómo se celebraban las navidades en casa de cada uno, y recordar el sabor dulce de los dátiles con bacon, y calcular mentalmente cuántos años hacía que no comíamos huevos rellenos”.
“Gracias por la inspiración y por haber proporcionado tan buen rollo en estos tiempos que corren, tan propensos a las discusiones, sobre todo en Navidad. El viernes en mi casa no se discutió; como mucho, de si era mejor MG o Larios”. Entre lagrimones te decimos gracias a ti, María, porque habéis entendido como nadie el espíritu de este concurso.
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