Las mejores fotos de comida viejuna en la Navidad de la pandemia
¿Creías que las restricciones por la covid acabarían con los platos navideños pasados de moda? Te equivocabas. La comida retro resiste, como demuestran los participantes en el V Concurso 'Navidad Viejuna'.
Este año teníamos miedo de fracasar con el concurso Navidad Viejuna. Pensábamos que las restricciones pandémicas a la movilidad y a las reuniones familiares numerosas podían limitar la producción de fantasías retro en las mesas navideñas, y que la participación en el certamen se vería afectada. Nos equivocábamos: la covid nos quitó muchas cosas en el aciago 2020, pero no las ganas de recordar los platos del pasado con cariño, emoción y sentido del humor. Loados sean los huevos rellenos, el huevo hilado y los cócteles de gambas, porque el nivel de las fotos que habéis enviado ha sido parecido al de ediciones anteriores, tanto en calidad como en cantidad.
Quizá esta Navidad teníamos más necesidad de conectar con la memoria que nunca, y no hay forma más feliz de hacerlo que a través de la comida. En cualquier caso, trillones de gracias a todos los que os habéis animado a concursar a través de Twitter, Instagram o Facebook o directamente en nuestro buzón de correo. Sois héroes, y el festival de pasteles de pescado, ensaladillas decoradas, chinitos de huevo, macedonias y postres pijama con el que nos habéis abrumado no tiene precio.
Pero basta de rollo: es la hora de anunciar los vencedores. La ganadora del V Certamen Internacional Navidad Viejuna es Eva Alonso. Su fastuoso áspic de verduras con salsa rosa, venido de unos tiempos en que las gelatinas con cosas eran el colmo del refinamiento, nos ha llegado a los mismísimos ventrículos del corazón. El jurado reconoce su perfecta ejecución en forma de rosca, la rimbombante decoración con flores de rabanitos y el maravilloso atrezzo que lo acompaña, con bambi y ranita de porcelana para los palillos.
Eva, nicneim en Instagram, ha querido mantener la tradición viejuna familiar transmitiéndola entre generaciones. "Este áspic es un homenaje a mi madre, hacedora de maravillas culinarias cuyas ensaladas festivas y esculturas de rábanos nunca podré igualar. Prepararlo con mi hija demostró que el relevo viejuno está asegurado en la familia (ver Enano Piquillo en la tercera foto)". Felicidades, Eva, por "rendir pleitesía a todas las abuelas, madres y tías que llenan las mesas de Navidad de platos bonitos, amorcillo y alegría": has entendido como nadie el espíritu amoroso y festivo de este concurso.
Nuestra flamante vencedora recibirá una colección de siete cuchillos japoneses de la marca Kai valorada en 1.200 euros, cortesía de nuestra querida tienda de instrumentos de cocina Le Cuine. El pack incluye cuchillo pelador, de cocinero, puntilla, santoku, de sierra, para tomate y queso, y fileteador. Por si fuera poco, un afilador Horl de piedra de diamante para que corten siempre como el primer día.
El nivelazo de los finalistas no para de subir cada año. Sin habla nos ha dejado el belén de marisco de Ana Canavese, con su portal de cáscara de centollo y lechuga, sus cigalas-Reyes Magos y su quisquilla de niño Jesús. No sabemos si el Santo Oficio lo consideraría una blasfemia, pero si Pescanova no te roba la idea para el anuncio navideño del año que viene es que son tontos.
Hacia Belén va una gamba rin rin... #navidadviejuna @ElComidista pic.twitter.com/EvIvTQdHzv
— anacanavese (@anacanavese) December 25, 2020
Los huevos rellenos son un motivo viejuno muy explotado, pero Mercedes Sánchez logró reinventarlo transformándolo en este soberbio racimo de uvas de codorniz sobre bandeja navideña kitsch. La próxima Nochevieja usaremos tu creación para contar las campanadas, Mercedes (para acabar en Urgencias, seguramente).
Rocío Valbuena también nos deleitó con la sorprendente vuelta que dio una amiga suya a otro concepto viejuno por excelencia: las frutas rellenas. No se conformó con meter un cóctel de gambas en una piña, sino que tuvo que ir más allá perpetrando una tarta dentro de un melón. "Impresionada al ver esta receta en Instagram, mi amiga decidió llevarlo a la comida de Navidad", nos cuenta Rocío. "Se trata de la macedonia más extraña que he visto en mi vida". Para que luego digáis que las redes sociales sólo sirven para perder el tiempo.
Carmen Carpallo apostó por un terreno bastante trillado: el de la ensaladilla decorada. Pero la llevó al paroxismo con esta genialidad hecha de gulas, gambas y rueditas de aceituna, con la muy necesaria cama de lechuga que nadie se come. "En una Navidad viejuna que se precie no puede faltar la ensaladilla rusa que, para muchos, es el rey de los entrantes o aperitivos", afirma Carmen con criterio. "Por esta razón he querido darle forma de Rey Mago. Enhorabuena por vuestro concurso que nos hace pasar muy buenos ratos en familia".
Tomás Bagüés se marcó un tronco de Navidad de impecable ejecución, con su corteza bien surcada y sus ojitos, boca y nariz de plátano. "Rememora a las abuelas que ya murieron hace unos años, sobre todo a mi suegra que era una buena cocinera", explica. ¿Y la maravillosa bandeja, con ese perrillo que si no te ablandas con él es que no tienes alma? "Es de mi niñez y ya tendrá unos 50 años. Posa una familia perruna, aunque la madre y el otro perrillo están escondidos. Le tengo mucho cariño". Guárdala 50 años más, Tomás, que es un tesoro.
Nuestras cuatro finalistas y un finalisto se llevan una suculenta cesta de productos de la tienda de delicias Amaiketako. El lote, valorado en más de 100 euros, incluye espárragos de Lodosa, foie gras de pato entero, presa ibérica de bellota curada, queso AOP Ossau-Iraty, rillettes de foie gras y una botella de champán Philipponat Reserve, con los que podrán alargar la Navidad hasta febrero.
Los participantes que destacamos a continuación no ganan ningún premio material, pero sí les concedemos nuestro reconocimiento como expertos en comida navideña viejuna. Sus creaciones destacan entre las cientos de propuestas recibidas, que no es moco de pavo.
Berta Porto Gómez nos mandó una virguería con árbol de Navidad incluido que es un auténtico primor. "En la familia Gómez revivimos cada año el viejunismo con la entrañable ensalada de la tía Olga, este año en versión abeto fantasía con un sinfín de filigranas", explica. "Esperemos que deleite vuestros ojos al mismo nivel que ha deleitado nuestro paladar".
Ana I. Cabañero nos llevó a 1984 con su festival de papás Noel de huevo relleno y pimiento del piquillo, espumillones y foto de la Encannnna de Martes y 13, pero lo que realmente nos conmocionó fueron sus cisnes de tomate.
Lluís Murguí dio una clase de elegancia y savoir faire con su "copa fantasía con mucha pirotecnia". La decoración con rodaja de piña es un SÍ como una casa, y el juego de café de detrás, otro.
Embajadora desde casa concursó con este delicado plato de embutidos con cara de huevo hilado y cosas. "Mi madre se ha esforzado un montón para ofrecernos esta obra de arte a medio camino entre Rey León ochentero y muñeco de nieve salido de un sueño de un Dalí muy hambriento", asegura. Dile a tu madre que nos encanta y que ya nos gustaría tener a alguien que hiciera algo así por nosotros.
Esti Bilbao intentó hacer un árbol de gambas y le salió una especie de instalación de arte conceptual sobre el coronavirus. Más 2020, imposible.
David Yuste nos enamoró con estos dos simpáticos y amorosos pollitos con bufanda de pasta. "Cada Navidad la abuela intenta hacer atractiva la cena de Nochebuena para los nietos", relata. "Hemos pasado por perritos calientes que pasarían por perros de verdad o hamburguesas con varias caras, y este año han tocado unas croquetas/albóndigas para las que nos resulta difícil poner nombre. Como se puede ver es un plato muy completo donde no falta la verdura, hortalizas, huevos, pasta y masa, mucha masa. Las especias van con la pimienta de los ojos e incluso tiene un toque de dulce con la leche condensada que se ha usado a modo de pegamento. Esperamos que lo valoréis como se merece, y sepáis apreciar además el detalle de las servilletas".
Elena P. Chausson apostó por otro áspic para despedir el año. "Gelatina a cholón, bearnesa ligada con amor, guisantes (porque why not?) y bien de langostinos ricos en perfecta disposición rosquil. Para que no se diga que todo en 2020 ha sido un fracaso". Lo tuyo es más bien un triunfo rotundo, querida Elena, porque rebosa exquisitez y buen gusto.
Carlos Ocón todavía no sabe si en su casa se celebró Navidad o Halloween, después de que su abuela Julia sirviera en la mesa esta impactante creación. "Según ella, esto simboliza 2020, el cual hay que comerse para que 2021 se lleve todo lo malo y solo nos deje cosas buenas. Al final, por no darle el disgusto a la pobre, nos lo comimos entero y he de reconocer que no estaba malo. La base es una ensaladilla rusa clásica, que se cubre con salmón dejando hueco para los ojos, boca y nariz. Los dientes son langostinos en conserva; los ojos, huevos de codorniz cocidos, y se termina rellenando los huecos con huevas de lumpo". No sé vosotros, pero yo mataría por tener una abuela como doña Julia.
Sergio Ramiro participó en el concurso con una ensaladilla rusa "cubierta con un un poco de fantasía decorativa". La suficiente para dejarnos ojipláticos, querido Sergio, porque este herético belén de aceitunas con niño Jesús en cunita de huevo cocido no se ve todos los días.
Emef Feme juntó tres elementos hiperviejunos en su propuesta: pavo al oporto, mocorditos moldeados de puré de patata y melocotones en almíbar rellenos de foie. Los setenta viven en vosotros, querida.
@ElComidista La aportación familiar a #NavidadViejuna:
— Emef·feme (@emeffeme) December 25, 2020
Pavo al Oportuno con puré de patata a la mantequilla acompañado de melocotón relleno de foie. Todo ello sobre la vajilla de la abuela de mi abuela. pic.twitter.com/KhCNcRqP7i
Fede Fernández remitió la obra titulada Capricho navideño, less is more, que podría formar parte de la colección de cualquier museo de arte contemporáneo. "Técnica: paletilla de cordero y verdura tradicional al horno sobre plato con pretensiones obsequio de la charcutería. Hule con marcas de doblado, cristalería y cubertería de Ikea. Servilleta de papel", describe. "Memoria descriptiva: cena de Nochebuena para padre separado en tiempos de pandemia. Los hijos están con Cruella de Vil su madre. La composición surge de la honestidad, un proceso introspectivo de análisis y síntesis. Partiendo de un proyecto muy ambicioso cercano al hiperrealismo, el autor prescinde de lo puramente ornamental mediante un uso sincero y riguroso de los materiales. El resultado es una axonometría japonesa del nacimiento que nos lleva a replantearnos la relación entre el ser humano y las reverberancias yuxtapuestas".
EsQueNoPuedoEvitarlo practicó el noble arte de la catástrofe navideña. A veces viejunear no es fácil, amiga, y el salmón en costra se te puede transformar en un pez espanzurrado atropellado por un camión.
Encuentra las 125 diferencias #NavidadViejuna pic.twitter.com/rgLH2DckUK
— NoPuedoEvitarlo (@nopuedoevitarlo) December 25, 2020
Raquel Mancera lo dio todo con este genuino festival del glamour viejuno, al que no le faltan la "ensaladilla pingüina con simpatiquísimo muñeco de nieve", el "indispensable plato de queso con guardián ratonil", la carne con huevo hilado y el "cóctel de marisco sin marisco". "Inspirados por vosotros nos hemos venido arriba en nuestra celebración navideña online con los amigos", informa Raquel, "y hemos metido todo el espíritu viejunesco que nos ha cabido en nuestra minimesa de piso de mileurista. Quiero dejar constancia de que toda la decoración ha sido cedida por mi señora madre, porque en su casa esto es lo mínimo que se ha despachado siempre por estas fechas (¡viva la madre que me parió!)".
Blanca Ochoa nos ofreció el erizo que no puede faltar en todo concurso de Navidad Viejuna. Si aparece en vuestras próximas pesadillas, lo sentimos, pero es que tiene una historia tan bonita que no podíamos dejar de seleccionarlo como colofón para el certamen. "Érase una vez una tia que, allá por los años ochenta, nos hacía este postre todas las navidades", cuenta Blanca. "El erizo fue toda una institución en aquellos años en los que todavía reinaba la paz (ejem, ejem) y la armonía. Pero como en casi todas las familias, se desataron los infiernos. La tía se convirtió en 'la tía mala', y ya nunca más comimos erizo en Navidad... hasta este año. En Nochebuena me vine arriba y decidí sorprender a todos con el erizo, tantas veces recordado por mí y mis hermanos todos estos años. Está tan rico como lo recordábamos, con sus capas de bizcocho genovés, la nata, el café mezclado con licor,la almendra tostada y cómo no, la MOKA, viejuna pero tan buena. Espero que os guste. ¡Felices fiestas a todos!".
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