Cómo hacer aguas con sabor a frutas aprovechándolas al máximo
La piel de melocotón, los limones exprimidos o las semillas de melón pueden dar sabor al agua que bebemos antes de terminar en la basura. Lo mismo que los posos de las infusiones o los tallos de las hierbas
El agua es la bebida más saludable, hidratante, económica y fácil de conseguir; tal vez no valoramos lo suficiente el privilegio de abrir un grifo y que salga de él agua potable, que podemos tomar los afortunados habitantes de países desarrollados. Pero no motiva a todo el mundo, y no siempre cumple los parámetros de transparencia, ausencia de color, olor y sabor de su forma pura. Además hay maneras muy sencillas de darle un punto sin añadirle azúcar en ninguna de sus chiquicientas formas, ni pasarse a las versiones industriales “con zumo de frutas” (“procedente de concentrado”).
Los ingredientes
- Puedes usar la piel que le quitas al pepino o al melocotón, cáscara de piña -que por su peculiar forma siempre se lleva parte de la pulpa pegada, a no ser que tengas un posgrado en escultura-, lo que queda de un limón, lima o cítricos que hayamos exprimido para otras recetas.
- También sirven las puntas de las fresas que cortamos para tartas, macedonias o ensaladas -con el rabito incluido-, los huesos de cereza que hemos sacado para hacer tartas o macedonias (no las chuperreteadas, por favor).
- Los corazones y pieles de manzana; me gusta especialmente la ácida tipo Granny Smith.
- Más ideas: los tallos de las aromáticas de las que normalmente solo usamos las hojas, que transferirán mucho más aroma y sabor al agua si las rompemos, estrujamos o les damos unos golpes antes para aplastarlas. Las flores de las mismas también servirán.
- Van perfectas las semillas que le quitamos al melón, e incluso sus cáscaras bien limpias, siempre que se hayan separado con un cuchillo y no a mordiscos.
- No tires los posos de té u otras infusiones que hayas usado: aquí solo “pasamos” el té una vez, pero no es lo habitual en el mundo, y además la infusión en frío saca otros matices y sabores. Mejor evitar el té de sabor más fuerte -los que normalmente tomaríamos con leche o bebida vegetal- y quedarse con los más ligeros o las infusiones de plantas aromáticas.
- En la piel del jengibre que has rascado con una cuchara todavía queda chicha, y mucho aroma, aprovéchala para esta preparación.
El método
El sistema es sencillo: lo dejas entre tres y seis horas en una jarra de agua en la nevera -yo tengo una de dos litros para esto, pero también sirve un bote con tapa- y después lo pasas por un colador fino de metal, una estameña o una bolsa para filtrar bebida vegetal (incluso un trozo de camisa o camiseta vieja de algodón que se lave solo con agua y detergente neutro).
Si tenías muchos restos, los has puesto todos y te queda muy fuerte de sabor, le pones más agua y listo. Mejor no pasarse del tiempo con cítricos como el limón para que no amarguen -ideal para poner el limón que hayas exprimido para aliñar la comida y beberte el agua a media tarde-, y el pepino no amarga pero transfiere rápido también el sabor, así que son perfectos compañeros de agua.
Cuatro ideas para aplicarlo
Agua fresca de leche de tigre
Perfecta para reutilizar algunos restos de la preparación del cebiche: pon en una jarra, táper o tarro con dos litros de agua la piel del jengibre, las limas exprimidas y entre cuatro y seis ramas de cilantro que te hayan sobrado. Lleva a la nevera y pruébalo pasadas tres horas, ya que son ingredientes muy aromáticos que se transfieren rápidamente al agua, y si está a tu gusto saca los sólidos y llévala de vuelta al frío. La puedes servir tal cual o con alguna rodaja de lima y jengibre.
Agua fresca de melocotón y menta
Pon en una jarra, táper o tarro con dos litros de agua la piel de tres melocotones y unos ocho tallos de ramas de menta o hierbabuena previamente aplastadas o rotas con las manos. Lleva a la nevera y pruébalo pasadas cuatro o cinco horas: si ya está sabrosa, cuela con una estameña o paño y devuelve a la nevera (si no, espera una hora y prueba de nuevo). Puedes servirla tal cual o con unas hojitas de menta.
Agua fresca de té con limón y fresas
¿Te has hecho un té frío y has preparado una macedonia con fresas y zumo de limón para sobrevivir al calorazo? Aprovecha sus restos poniendo en una jarra, táper o tarro con dos litros de agua los rabitos y la parte que queda pegada a ellos de unas 16 fresas, un limón estrujado y los posos del té. Remueve un par de veces y pruébalo pasadas cuatro horas -habrá cogido un color ligeramente rojizo por las fresas-, y sigue el mismo proceso que en el caso anterior. Puedes servirlo tal cual o con unos trocitos de fresa.
Agua fresca de pepino, manzana verde y albahaca
El pepino y la manzana verde hacen un combo refrescante perfecto para ensaladas y sopas frías. Si lo has usado, pon en una jarra, táper o tarro con dos litros de agua sus pieles -mejor dos manzanas y un pepino, aunque uno y uno también estará bien- y unos cuatro tallos de ramas albahaca previamente aplastadas o rotas con las manos. Repite el mismo proceso que con el agua de leche de tigre. Puedes servir tal cual o con hojas de menta y/o unas rodajitas de pepino.
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