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Inventores de fresas: la empresa de Huelva que crea nuevas variedades

Marisma, rábida o primoris: la compañía FNM desarrolla desde hace 20 años variantes más sabrosas y resistentes del fruto rojo más popular. Entre sus creaciones está la rociera, la segunda más producida de España.

De Huelva y para Huelva
De Huelva y para HuelvaCARLOS DONCEL
Carlos Doncel

La mayoría de los españoles comíamos hace años el mismo tipo de fresas. A principios del siglo XXI, todas compartían sabor, textura, tamaño y forma. Los lineales de los supermercados tenían una oferta monovarietal -extranjera, además-, mientras había manzanas y peras con una gama de colores más amplia que la del Desigual. Este aburrido panorama frutal cambió cuando comenzaron programas de mejoras como el de Fresas Nuevos Materiales (FNM), una empresa onubense fundada en 1999 por el propio sector, que ha creado variedades como rociera, en la actualidad una de las más producidas en España y, por tanto, en Europa.

“A principios de los sesenta se introducen en Huelva las primeras variedades de origen californiano, desde entonces el cultivo en esta provincia se ha caracterizado por ser monovarietal”, describió Pedro Domínguez en su tesis doctoral. “Venimos de una cultura en la que durante años sabías que todas eran camarosa, pero eso ha cambiado poco a poco”, cuenta Juan Manuel Arenas, director de Fresas Nuevos Materiales. En el 2001 esta fresa representaba el 97% del total de la producción, según datos de Agrodiario. Era lo único que había: o te gustaba su sabor y textura o a comer piña.

Entonces nadie en el campo onubense se planteaba otra cosa que comprar la planta madre en Estados Unidos, ponerla en un vivero y producir la fruta. Existía una clara dependencia de la Universidad de California, y esto tenía algunos inconvenientes: “Muchas de las variedades que llegaban no estaban tan adaptadas a nuestra zona, ya que las condiciones climáticas difieren. Además, las regalías que pagábamos para poder sembrarlas terminaban en el extranjero, como es obvio”, comenta Arenas.

De aquí y para aquí

Ya en los años noventa la provincia de Huelva era una potencia en este fruto rojo, así que ¿por qué no desarrollar nuevas variedades ideadas para este terreno? Con esta premisa un grupo de cooperativas y compañías privadas productoras y viveristas decidieron poner un capital inicial para crear FNM, la primera empresa española dedicada a la obtención vegetal en berries que nace del propio sector. “De esta forma la riqueza que generamos se queda aquí”, apunta su actual director.

Los inversores fueron muy pacientes -o incautos, depende-, porque la primera fresa onubense salió al mercado siete años después de la puesta en marcha del programa: “Al principio solo estaba Antonio Refoyo haciendo cruzamientos de variedades comerciales de la época, y la primera venta no llegó hasta 2006 con una que llamó coral”, relata Juan Manuel Arenas. Según este directivo, coral era una fruta de tamaño mediano, rojo intenso y con unos niveles de azúcares altísimos que la hacían muy dulce, aunque tenía un inconveniente: era más sensible a plagas. “Solo llegamos a los 10 millones de plantas, pero tenía una calidad excepcional y nos dio un cierto nombre en el mercado”.

Pero ¿cómo se crea una fresa?

Eso de desarrollar un nuevo tipo de fresa lleva su tiempo (más incluso que secar la ropa en invierno, que ya es decir). Todo comienza con una polinización cruzada y dirigida -en lugar de abejas al tuntún, lo hace un ser humano con estudios- de la que se obtienen unos frutos a los que se les extrae las semillas. Se siembran y al año siguiente se analizan unas 13.000 plantas diferentes entre sí, “de las que se seleccionan a final de campaña las 200 o 250 con mejores cualidades (fecha de floración, forma y color de la fruta...)”, tal y como explica Fernando Pistón, actual mejorador vegetal de FNM.

Rocieras en sus plantas
Rocieras en sus plantasFNM

Esos dos centenares de individuos se replican varias veces para que así la información sea más detallada. De nuevo Fernando y su equipo se encargan de estudiarlos para volver a hacer otra selección, y de los 200, al final del cultivo deberían quedar entre 20 y 24. Al año siguiente, se vuelven a multiplicar y sembrar en diferentes localizaciones para que el mejorador -que trabaja más que el sherpa de Jesús Calleja- realice un exhaustivo seguimiento durante otra campaña. Cuando acaba este proceso solo hay dos, tres o cuatro, de los que pueden llegar a registrarse algunos o ninguno.

En total, un periodo mínimo de ocho años en los que se siguen dos líneas fundamentales: “Una con variedades que destacan a nivel organoléptico, de aspecto y vida media superior a la habitual; y otra con las que presentan cualidades de tipo agronómico, como producción o precocidad, y tienen un mínimo de calidad”, declara Pistón. La empresa vive de los derechos que pagan los agricultores por sembrar sus fresas, así que ofrecerles diferentes modelos según sus intereses es fundamental.

Las primeras fresas de Huelva

Como este proceso no es cuestión de dos días, hubo que esperar hasta 2010 para probar la siguiente variedad: primoris, una fruta mediana, de un rojo muy intenso y que mantiene un buen sabor durante toda la campaña. “Mejoraba en casi todo a la anterior: era de mayor tamaño y la fruta estaba más expuesta y ventilada, por lo que había menos pudriciones y el coste de recolección era más barato”, dice Arenas, que asegura que con primoris “se asentaron las bases del crecimiento de FNM”. De hecho, en la campaña de 2015, el 16% del total de fresas producidas en Huelva eran de este tipo.

De izquierda a derecha: primoris, rociera y rábida
De izquierda a derecha: primoris, rociera y rábidaFNM

Después de primoris llegó antilla, una variedad un poco tardía que no duró mucho en el mercado. Luego entró rábida -más temprana y con menos niveles de azúcares que algunas creaciones posteriores-, de la que se han llegado a sembrar 10 millones de plantas. “El nuestro es un proceso continuo de mejora, siempre van saliendo variedades mejores que las anteriores, porque esas buenas sirven como parentales para crear otras más eficientes”, afirma Juan Manuel Arenas. El ejemplo perfecto de ello es el éxito que cosechó -nunca mejor dicho- la siguiente variedad que sacaron al mercado: rociera.

Rociera, un éxito frutal

“Es completísima: temprana, bastante productiva, con una fruta simétrica y de muy buena calidad. Aúna todo lo que buscan tanto comercializadoras como productores”, comenta el director de FNM sobre esta fresa de tacto firme, color claro, buen tamaño y un sabor algo ácido que se equilibra con un dulzor muy acentuado (lo que la hace perfecta para añadir a las ensaladas o en tartas). Tantas son sus virtudes, que según datos del IFAPA ya en 2017 se situó como la segunda variedad más producida de la zona, con el 19,3%, por detrás de florida fortuna, desarrollada por la universidad de esta ciudad estadounidense. En la campaña de 2023, seis años después, el podio aún lo ocupan estas dos fresas.

Tras rociera han llegado otras como rikas o marisma -muy temprana, con un bocado supercrujiente y de un sabor dulce y color bastante intensos, perfecta para tomar con yogur o cualquier otra textura cremosa- pero fue con la primera con la que consiguieron entrar en el mercado internacional: “Ha viajado mucho: la han comprado en Inglaterra, Países Bajos o Alemania, por ejemplo”, afirma María Bayo, directora comercial de FNM. “Tiene un rojo muy claro, que es algo que gusta mucho en el exterior; en España y Portugal prefieren un color más intenso”, dice Juan Manuel.

A la izquierda, rábidas, y a la derecha, marismas
A la izquierda, rábidas, y a la derecha, marismasFNM

La importancia de la variedad

“En España no le damos el nombre que debemos a las variedades, que es algo que sí hacen en Francia, por ejemplo, donde casi todos conocen la gariguette y demás”, declara María Bayo, que continúa: “Una de nuestras luchas es difundirlas para que el cliente sepa cuáles son sus preferidas y pueda comprarlas, como ocurre con las manzanas”.

La encargada del departamento comercial de FNM asegura que las etiquetas donde se remarca solo la zona de producción no ayudan a esa puesta en valor de la variedad: “Si ponemos ‘fresa de Huelva’ lo aglutinamos todo, y ahí entran incluso algunas fresas tempranas que no tienen sabor. Tenemos que hacer una diferenciación”.

Más de dos décadas después de la fundación de FNM, esta empresa es hoy el programa de mejora con más presencia en Huelva, la principal zona de producción de fresa de toda Europa. Atrás quedan ya esos años donde toda la fruta era igual, donde no había distinciones entre niveles de azúcares, acidez, firmeza o color. Juan Manuel Arenas resume bien el éxito de una compañía creada en y para su zona: “Hemos conseguido darle la vuelta a la tortilla: antes recibíamos variedades de la Universidad de California, y ahora somos nosotros quienes las llevamos allí y a otras tantas partes del mundo”.

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Sobre la firma

Carlos Doncel
Periodista gastronómico en El Comidista, doble graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad de Sevilla y alto, muy alto. Le encanta el picante, la cerveza, el cuchareo y las patatas fritas de bolsa. Cree que el cachondeo y el rigor profesional son compatibles y que los palitos de cangrejo deberían desaparecer.

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