Panes de supermercado que valen la pena
De molde, sin gluten, integrales, pitas, con masa madre, crujientes o de cereales que no son trigo: si tienes que comprar pan en el supermercado, aquí tienes algunas opciones más que decentes.
Comerse una hogaza -o una barra, o una chapata o cualquier otra preparación- hecha con un buen pan artesano, de masa madre, elaborado con harinas molidas a la piedra; tiempo y elaborado por un experto es un auténtico placer para todos los sentidos. Desde la vista disfrutando de la dorada corteza hasta el sabor cuando lo muerdes, pasando por el olfato al abrirlo: todo el proceso es una experiencia religiosa que ríete tú de la de Enrique Iglesias. Pero en la vida hay días para la poesía y otros para la supervivencia, y desgraciamente ni todo el mundo tiene una panadería digna a mano ni los que las tenemos lo hacemos el 100% del tiempo.
¿Quién no se ha ido de vacaciones o escapada de fin de semana y ha invertido tiempo en buscar “la panadería del pueblo” para comprobar finalmente que en ella se horneaban baguetes congeladas que pasaban del chicle al garrote media hora después de alcanzar la temperatura ambiente? ¿No siempre te da la vida -ni el congelador- para viajar hasta tu panadería artesana favorita tan a menudo como te gustaría?
Ana Casanovas, estilista y home economist en Lovefood -además de panarra de pro- vive a bastantes kilómetros de lo que ella considera una panadería decente y tiene unos cuantos trucos para comer el mejor pan posible cuando no puede recorrerlos. “Escojo siempre piezas grandes, tipo hogaza, y que estén bien cocidas. La corto yo, escogiendo el grueso de la rebanada; es importante congelarlo cuanto más rápido mejor y en el formato que lo vayas a comer -no un kilo entero si vives solo- y con doble bolsa”. ¿Algún truco más? “Huyo de panecillos y barritas: se deterioran muy deprisa”. A continuación, una lista de 10 panes de supermercado que valen la pena por diferentes motivos -desde el valor nutricional hasta sus aplicaciones gastronómicas- recomendados por colaboradores y expertos, una reflexión sobre el concepto “pan de supermercado” y una guía exprés para celíacos por Dany Faccio, autora del libro Manual ilustrado del Singlutenista.
“La hogaza de centeno de Lidl me parece bastante digna, siempre teniendo en cuenta que estamos ante un pan industrial no artesano”, adelante el Amado Líder Comidista, Mikel López Iturriaga. “Al menos no cae en el timo habitual de llamar ‘de centeno’ a panes que llevan tres o cuatro microgramos de este cereal, y está elaborado con dos terceras partes de harina del mismo”. Quizá no te embriague su aroma -aunque tostado siempre mejora y sube un par de puntos-, pero con una buena mantequilla cumple y satisface dentro de sus posibilidades. Si además le pones abundantes rebanadas de pepino cortado muy fino, unas lochas de salmón ahumado, pimienta abundante y un huevo escalfado, ya tienes lista la cena o el desayuno del domingo. Está hecho con harina de centeno, masa madre de centeno, harina de trigo, agua, sal, levadura, gluten de trigo. Precio: Consultar ofertas.
Pan de cristal redondo de Mercadona
No es la primera vez que nuestra colaboradora, la cocinera y asesora Clara Pérez Villalón, canta las alabanzas de los panecillos de cristal de Hacendado, y seguramente tampoco sea la última. “Son lo más de lo más, yo los compro a granel, los congelo ya partidos por la mitad y luego a la tostadora. Son ideales para tostadas, para montar hamburguesas, bocatas o lo que se nos ocurra”. Su textura es parecida a la del pan de cristal que suele servirse, recién tostado y con tomate, en los restaurantes, y está hecho con harina de trigo, masa madre, levadura, aceite de oliva, sal y harina de malta de trigo. Precio: 0,35€ un panecillo de 78 g (4,49 €/kg).
Pan de aceitunas de Veritas
No hay un solo “pan de supermercado”
El tema del pan en el supermercado es muy amplio, ya que la oferta es bastante extensa: los últimos datos hablan de más de 24.300 de estos negocios solo en España. Como no hemos visitado todos los supermercados, preguntaremos a los expertos si podemos encontrar alguna opción interesante:
“Los panes embolsados no me merecen mucho interés -vaya, no los compro-, me dan especial rabia los que van de rústicos e intentan imitar un pan de verdad cuando son la misma cosa”, razona Ibán Yarza. “Pero también hay muchos supermercados que compran a panaderías locales y cercanas”.
“En Ibiza, donde vivo, es muy habitual, y en otros lugares me consta que algunas cadenas -por ejemplo Carrefour-, pone pan de panaderías de la zona en sus estanterías. En Jaca, donde suele ir, es habitual que compren el pan de la panadería Sayón, por poner un ejemplo”.
“También me consta que El Corte Inglés ha hecho un gran esfuerzo durante años por tener buenos panes de panaderías de la zona en la que están, lo sé porque conozco buenas panaderías que les sirven, y porque en alguna ocasión me han preguntado si en una ciudad en concreto conocía buenas panaderías que les pudieran servir”. Así que, si alguna vez tienes que comprar pan en un supermercado que no conoces, no cojas el primer paquete de una marca que conozcas: pregunta al personal y a lo mejor te llevas una grata sorpresa.
Para nuestro colaborador y Arucitysta Òscar Broc, el pan de aceitunas de la cadena eco Veritas fue un antes y un después en su relación con el pan de supermercado. “Es realmente bueno: denso, apetecible y con abundantes trozos de oliva negra”, apunta mientras se le hace la boca agua, pensado en esa barra -a base de harina de trigo blanco- que se podría comer solo (y sola). Si queréis sofisticarlo un poco más, un poco de mozzarella, tomate en rebanadas finas y albahaca y ya tenéis un bocadillo caprese listo para un desayuno generoso (o una cena rápida). Precio: CPV.
Molletes del Horno Antequerano
Nuestra MasterChef Clara Pérez Villalón vuelve a la carga con su formato favorito: el panecillo. En este caso los molletes de El Horno Antequerano que le parecen “bastante resultones, también a falta de darles un par de minutos finales de tostado, los hay ya de varios tamaños -grandes, para desayunar generosamente o cenar y pequeñitos, para fiestas, reuniones y eventos, esas cosas de antes- y alguno con algún toque integral” (concretamente, salvado de trigo). Si los pruebas, te vicias y los retiran de tu super de referencia, siempre puedes comprarlos directamente en su tienda online o en Carrefour. Ten en cuenta que su caducidad es corta, de unos tres días; congélalos si quieres que duren más. Precio: 1 euro dos molletes (en formato cuatro mitades), 140 g.
Pan de pita 100% integral de trigo Carrefour
Preparar pan de pita en casa es lo mejor del mundo cuando tienes tiempo y previsión, pero tener un paquete de pitas decentes en el armario es una buena alternativa a pedir comida fuera cualquier noche de esas en las que no puedes con la vida. En Carrefour venden unas de trigo 100% integral y textura tierna que solo tienes que mojar ligeramente -con las manos, sin sumergirlas- y dorar en una sartén por ambos lados para empezar a solucionar el drama cenístico. Mientras, abre una lata de atún o sardinas en aceite, haz una tortilla o corta unos trozos de queso; trocea lechuga y tomate, ponle encurtidos y salsa al gusto y rellena: tú 1, pereza 0, sabor 10. Precio: 1,37 euros el paquete de 400 g.
Barra con 30% centeno reducida en sal Eroski
La percepción como consumidor de Juan Revenga, dietista-nutricionista de cabecera de la causa Comidista, cree que los panes de supermercado han dado un importante paso hacia delante. “Si hace 10 años el mejor de sus productos podía andar en la frontera de lo infumable a lo aceptable, lo cierto es que a día de hoy la mayor parte de la oferta de pan de supermercado está en la categoría ‘aceptable’. Te hablo como consumidor, ni como nutricionista ni como panadero: es lo que yo percibo”. A la barra con 30% de centeno reducida en sal de Eroski le pone un 7, y se la lleva no pocas veces a casa para consumo familiar. Precio: 0,79 euros por 220 g.
Hogaza de la abuela de Lidl
Nuestra italiana afincada en Galicia de referencia, Anna Mayer -al frente del blog PanePanna y 50% de la agencia Guitián-Mayer- no duda en afirmar que en el negocio del pan no artesanal Lidl manda, y no tu banda. “Esta hogaza -elaborada mayoritariamente con trigo- le gana 100 a 1 a cualquier barra pseudoartesana de cualquier supermercado”, asegura con convencimiento. “La miga es compacta y esponjosa y si lo hueles casi da el pego. Mejor si lo cortas en casa, porque las rebanadas de su máquina son siempre demasiado finas (aunque si comes pan sólo para tostada y quieres congelarlo, es una buena opción para que vaya directo a la tostadora)”. Precio: alrededor de 1,30 euros consultar ofertas.
Pan de masa madre de The Rustik Bakery
Las vacaciones y escapadas de fin de semana a lugares desconocidos son algunos de los escenarios en los que, incluso los panarras más recalcitrantes, podemos acabar comprando pan de supermercado. Este fue el caso de Tonatiuh Cortés, al frente del obrador artesano Cloudstreet Bakery, que descubrió así que el pan de masa madre de The Rustik Bakery “tostado a la brasa, con un buen aceite de oliva virgen extra, un poco de tomate untado y sal de mar, ¡no estaba nada mal!”. Comparte su opinión Oriol Lagé, chef y creador de la agencia de marketing gastronómico Gastronomus, que prepara con él los mejores mixtos/bikinis que recuerda. “El pan se tuesta por fuera con la mantequilla, y queda crujiente mientras se mantiene tierno por dentro; además al tener harina integral y un poco de masa madre tiene más sabor que uno blanco”. Precio: alrededor de 2 euros los 450 g.
Pan de fibra y sésamo Hacendado
Para la Tecnóloga de alimentos y Dietista-Nutricionista Beatriz Robles hay un pan -de larga conservación, además-, que destaca por encima de todos. “El pan tostado Fibra y Sésamo de Hacendado está genial. Los ingredientes son estupendos: 85% de harina integral de centeno, 11% de sésamo y sal. Y ya”. Tiene un sabor intenso a centeno y sésamo tostados, un mordisco crujiente y además Robles asegura que “desde el punto de vista nutricional es de lo mejor que he encontrado en este tipo de productos”. ¿Necesitas ideas para usarlo? Ponle encima un huevo revuelto y tomates cherry en modo tostada, unta tu hummus o guacamole favoritos como si fuera una regañá o monta unos canapés con queso quark batido, gambas, cebollino picado y ralladura de limón. Precio: 0,95 € los 250 g.
Pan alemán negro estilo Pumpernickel (diferentes marcas)
No creo que a nadie le extrañe que el divulgador de la cultura del pan Ibán Yarza no compre nunca pan común en el supermercado. Pero hay especialidades que pueden dar el pego, como el pan alemán negro, denso y húmedo -estilo Pumpernickel alemán-, ese que no tiene miga y viene en rebanadas muy pegadas las unas a las otras. “Sin ser una locura, está bastante bien y lo suelo comprar, tanto para comerlo como -sobre todo-, para cocinar con él: hago migas o bien lo desmigo y lo uso donde usaría carne picada (ya, ya sé que suena raro, pero queda muy rico)”.
Si te quedas con la idea para ponérselo a las lentejas o una salsa de tomate con hortalizas -tipo boloñesa- para tu próximo lunes sin carne, apunta otra propuesta de Yarza a la venta en muchísimos supermercados: los panes crujientes de estilo escandinavo, tipo wasa, que Yarza recomienda utilizar “en ensaladas de tomate o, en general, en cualquier ensalada”. Cuando le pedimos que se moje por un pan en concreto, en lugar de regalar sardinas prefiere dar una clase de pesca: “Más que marcas, miro la lista de ingredientes, lo interesante es que tenga cuantos menos mejor, y huir de los que tengan mucho caramelo, trigo, etc”. Al supermercado, mejor ir con las gafas del cerca. Precio: según marca.
¿Hay algún pan de supermercado que te parezca bueno? Cuéntalo en los comentarios y ayuda a alguna alma descarriada.
Guía exprés para celíacos en el super
Partimos de la base de que no existe el pan sin gluten industrial saludable: todos tienen una cantidad de almidón que hace imposibles clasificarlos como "saludables" atendiendo, al contenido de harina integral.
El más socorrido es el pan de molde con cereales de Schär, sobre todo por dos motivos: se consigue en Mercadona bajo la marca blanca Beiker -y está mucho mejor que el Hacendado- y se puede comer sin tostar, que en panes sin gluten hasta hace poco era bastante difícil de conseguir sin que se desmenuzara entero.
Si buscamos el pan de barra o bocadillo crujiente, solo lo conseguimos congelado y con horneado de por medio. Quizá para un viaje exprés no es lo más idóneo, pero existen formatos que se pueden hornear en el mismo paquete; y eso en restauración es la maravilla. Eso sí: son panes blancos, almidonados y hasta dulzones a más no poder. Pero para los amantes del crujiente que no tienen un paladar muy fino, les apaña muy bien. El de la marca Pan Salud se consiguen en locales tipo Panaria, congelado y todo. Es importante recalcar que a mucha gente le gusta por ese crujiente que tiene, siempre si lo horneas o lo tuestas (las instrucciones pone que con microondas vale, pero no es cierto)
Por último, mi pan más socorrido de viajes es el Pane Casereccio ai Semi, de Schär, de rebanada grande y ancha (tipo hogaza). Cada rebanada cuesta alrededor de un euro -según dónde lo compres, va de los 12 a los 14 por kilo- pero si estás de tapas y te las ponen sin pan, sacar esto del bolso apaña mucho. También para la tostada mañanera en Airbnb u hotel -con bolsita de la tostadora que te llevas para no contaminar-, aunque también está bueno tal cual. También se puede recurrir al Master Bakery Multigrain de Airos: es el típico pan blanco almidonado dulzón, pero como tiene muchas semillas y un pelín de sarraceno se apaña mucho el sabor (aunque de textura va un poco peor). Los dos se consiguen en Carrefour, Hipercor o El Corte Inglés, y el primer también en súpers más pequeños, como Ahorramás, Hiper Usera o Día%.
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