Ensalada verde con espárragos y tomates secos
Los espárragos verdes ya están aquí. No los de las Chimbambas, que yacen todo el año en los supermercados, sino los cultivados en España. Para mí es un momento de excitación en la temporada primaveral, porque soy como una especie de belieber transtornado de esta hortaliza: me encanta hervida, al vapor, a la plancha, con pasta, como guarnición o en cualquier forma imaginable. Por gustarme, me gusta hasta el olorcillo que le da al pis. Bueno, en realidad eso no. No tanto.
Últimamente me ha dado por cortarlos en láminas finas con un pelador para poder tomarlos crudos. El sabor -mas suave y herbáceo- y la textura -crocante- son muy distintos al del espárrago cocinado, y su efecto en las ensaladas es bastante fresco. Pienso que es una manera de comerlos que puede convencer a los antifanses de esta verdura, que quizá por la vía del crudiveganismo radical logren descubrir y admirar semejante maravilla.
Por lo demás, la ensalada de hoy es diferente y a la vez sencilla de hacer. Lo más importante es que los espárragos estén bien tiesos y sean un poco gruesos, para no perder los dedos en el intento de laminarlos.
Dificultad: The Big Bang Theory.
Ingredientes
Para 4 personas
- 8 espárragos verdes gruesos frescos
- 100 g de espinacas frescas
- 100 g de rúcola
- 40 g de tomates secos
- 1 cucharada rasa de cualquier queso curado rallado (opcional)
- 3 cucharadas de nueces peladas y picadas
- 3 cucharadas de piñones
- 4 hojas de albahaca
- 4 hojas de menta
- 2 ramas de perejil
- 1 limón
- 2 cucharadas de vinagre de Módena
- 1 cucharadita de azúcar
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal y pimienta negra recién molida
Instrucciones
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