Marta Chirino, ilustradora científica: “El dibujante es incapaz de no entrar en el alma de la planta”

El gesto cuando se dibuja no dista mucho de ser un baile, pero sin música. Se acaricia el papel con la punta de un lápiz, se hace variar la presión y el ritmo sobre la superficie de celulosa, se consigue plasmar un sentimiento. Es cierto que no todos los dibujos permiten esta libertad expresiva, y la ilustración botánica puede que debiera estar exenta de sentimientos para captar la realidad tal cual es, sin interpretaciones. Pero en el bello y delicado trabajo de Marta Chirino es posible encontrar esta mezcla entre ciencia y emoción.

Esta bióloga (Madrid, 1963) tomó una senda en la que pudo conjuntar su forma de ver la vida, y su carrera como ilustradora científica le ha recompensado con distintos reconocimientos (como la Medalla de Oro por The Royal Horticultural Society del Reino Unido). Además, sus dibujos llenos de vitalidad y de fuerza aparecen en libros, imparte cursos para enamorados de la botánica o comisaría y participa en exposiciones. Precisamente, hasta el próximo 19 de mayo se pueden ver algunas de sus obras en la exposición Ellas ilustran botánica en el Real Jardín Botánico de Madrid, una interesantísima muestra. Marta Chirino es una incansable observadora que también dibuja y acaricia el aire con sus palabras, que todavía retiene la mirada curiosa de la niña que fue.

PREGUNTA. ¿Cuál fue su camino hasta conseguir ser ilustradora botánica?

RESPUESTA. Desde niña he crecido en el campo, así que ese contacto con la naturaleza ya me dejó muy impresionada. Después decidí estudiar Biología. Lo que ocurre es que mi visión siempre fue mucho más poética. Pertenezco a una familia de artistas, y me encantaba el estudio de la naturaleza, pero mi mirada era más sensible y artística. A finales de la carrera empecé a dibujar, y para una asignatura presenté mis dos primeras ilustraciones, concretamente de una encina y de un olivo. A partir de ahí pensé que lo que quería hacer era eso, dibujar.

P. ¿En qué se fija una ilustradora para sacar cada detalle de una planta?

R. Siempre digo a mis alumnos que han de pensar en la planta como si se tratara de un puzle: tienes que ir anclando cada parte, y, para poder hacerlo, tienes que fijarte perfectamente en cómo son esas estructuras. De otra forma no te quedaría bien erguida, bien dibujada; has de fijarte tanto en las partes sexuales de las flores o en sus frutos, pero todo tiene que ir perfectamente equilibrado y unido de una manera armoniosa. Esos puntos de unión son los más importantes.

P. En esos dibujos botánicos, ¿piensa solo en transmitir la anatomía de la planta o también incluye algo de la personalidad que le inspira?

R. Hay dos partes. Una es que cada ilustrador, aunque sea muy científico, aporta su propio estilo. Cuando ya llevas tanto tiempo trabajando reconoces los dibujos de cada compañero. Así que la personalidad ya se imprime en lo que estás dibujando. Pero es que luego la visión de cada uno también hace que veas esa planta de una manera. Los orientales hablan de captar la esencia de la planta viva, y creo que cada dibujante es incapaz de alejarse lo suficiente como para no entrar en lo que podría ser el alma de la planta.

P. ¿Qué medios utiliza para retratar la planta, para tener una imagen de partida?

R. Ahora con los móviles hago fotos, pero si es un dibujo científico recurro a toda la información teórica que hayan escrito los botánicos, con sus respectivos dibujos. También dibujo de pliego seco, con plantas prensadas. Para eso los herbarios son fundamentales. Ahora que muchos están digitalizados es una información maravillosa. Con tan solo poner el nombre científico de la planta, seguido de la palabra “herbarium”, aparecen los herbarios que hay escaneados en todo el mundo. Por supuesto, me es indispensable la lupa binocular.

P. ¿Y cuáles son los materiales para conseguir plasmar esos retratos de plantas?

R. En mi caso, para el dibujo científico es la tinta: el punto y la línea son nuestro lenguaje. Para el dibujo artístico utilizo grafito, lápices de colores, puedo añadir algo de pastel o de acuarela…

P. ¿Cambia su percepción de una planta una vez que la ha retratado?

R. Sí, porque se convierten en personajes. Cuando hago un retrato, más que una ilustración científica de una planta, la estoy dibujando desde un punto de vista emocional. Ahí ya entra en juego mi capacidad creativa, mi sensibilidad. Estoy transmitiendo a través del dibujo algo muy personal, reflexiones, impresiones y emociones ligadas a mi memoria. De hecho, repito muchas plantas: los lirios, las orquídeas, las rosas… No necesito cambiar mucho de planta, porque las utilizo para expresarme y avanzar en mi camino creativo y, siempre, tratando de alcanzar la máxima belleza de la que soy capaz en cada dibujo. Muchas personas cuando van a mis exposiciones me dicen que se percibe un gran amor, y es que es el mismo con el que trabajo en cada una de mis obras. Amor y belleza son dos de las máximas a la hora de crear, pues ambas forman parte de mi personal espacio mental en el que me siento inmensamente feliz.

P. ¿Qué otros ilustradores conectan con su forma de sentir la botánica?

R. Hay muchos. Soy miembro de la Sociedad de Artistas Botánicos, y cada vez que voy a sus exposiciones me quedo extasiada de ver cómo trabajan mis compañeros. Sobre todo, ilustradoras, pues hay muchas más mujeres. También, a lo largo de la historia, quién no se ha fijado en los dibujos de las expediciones de Mutis o de Cavanilles, que han sido nuestros maestros, no solo por el modo de hacer, sino porque somos la herencia de aquellos.

P. ¿Qué lugar ocupa el jardín en su bagaje como ilustradora?

R. El jardín me da la paz, es donde mejor me siento. Cuando estás entre árboles parece que una misma es parte de esos árboles. Es la conexión con la naturaleza, a fin de cuentas.

P. Actualmente, participa con su obra en la exposición Ellas ilustran botánica. ¿Qué une a todas las artistas que están representadas en esta muestra?

R. A todas nos une el amor por la naturaleza, en concreto por la botánica. Luego, cada una va expresando su manera de ser a través de los dibujos. Hay diferentes fines: el primero, más artístico; un segundo, más descriptivo, que sería un arte botánico puramente dicho; para terminar con un tercer fin, el más científico, con dibujos más dirigidos a la divulgación. Pero, aparte de estos tres fines que podemos encontrar en la exposición, el punto de unión es el amor hacia la botánica. Porque quieres ver y entender lo que tú amas. Si no, podrías dibujar otra cosa, pero dibujas plantas porque amas las plantas.