Del “milagro” de Ifema al “Ifemazo”
La Comunidad de Madrid, desbordada por la crisis, ha cambiado varias veces de organización y responsables
Con la Comunidad de Madrid convertida en el epicentro de la pandemia del coronavirus en España, rota por más de 15.000 muertes vinculadas a la enfermedad, la polémica sobre la gestión del Ejecutivo regional llega el miércoles hasta el Congreso. “Señor Casado, al menos podemos esperar entender qué están haciendo”, pide Íñigo Errejón, de Más País. “Dice que hay que ponerse corbata negra, porque es muy importante el luto, y la situación es muy seria, y luego veo a su partido organizando el ifemazo y repartiendo bocadillos de calamares”. Ese término de aires futboleros intenta resumir la gestión de Isabel Díaz Ayuso, llena de aristas; marcada por la dimisión de la directora general de salud pública, Yolanda Fuentes; y enfrentada a una crisis que ha desnudado las carencias del sistema sanitario.
Porque Ifema, el espectacular hospital de campaña que atendió a 3.811 pacientes y fue alabado por la Organización Mundial de la Salud, concitó también las quejas y protestas de los sanitarios que trabajaban allí -“desastre” y “caos” fueron las palabras más repetidas-. Fue, además, el escenario en el que la presidenta de la Comunidad y los principales políticos de la región se reunieron con cientos de personas, sin respetar la distancia física mientras se repartían bocadillos de calamares, se bailaba y se celebraba el cierre de la instalación. Todos acabaron pidiendo perdón.
Ifema, que también es el centro neurálgico desde el que se distribuyen más de 400 toneladas de material sanitario procedentes de China, acoge el mismo almacén que se pasó nueve días esperando el contenido de un avión, el primero, que parecía no llegar nunca.
Y en Ifema, “un milagro”, según Díaz Ayuso, y “puro márquetin” que desviste de profesionales a la atención primaria para cubrir esos puestos temporales, según la oposición, está el hombre al que ha señalado la presidenta para solucionar todos los problemas: Antonio Zapatero, hasta ahora director del hospital de campaña.
“¿Por qué ha nombrado a una especie de zar del Covid? Es una desautorización total de lo que vienen haciendo en esta crisis”, dice José Manuel Freire, diputado del PSOE y exconsejero de Sanidad del País Vasco, sobre el nuevo viceconsejero. “En la Comunidad se están tomando las decisiones muy personalmente por parte de la presidenta, ella quita, ella pone, pero claramente tiene mucho más interés en atacar al Gobierno central, sin mirar los propios problemas, que en hacer otra cosa”.
“Hay que tomar decisiones difíciles, y no están escritas en ningún manual”, contrapone una fuente gubernamental. “De momento, casi todas han sido aciertos”.
Zapatero no es el primer fichaje de Díaz Ayuso. Antes trajo a Antonio Burgueño, impulsor del intento de privatización de la sanidad bajo el Gobierno de Ignacio González. Después situó a Ruiz-Escudero, su consejero de Sanidad, al frente de un mando único. Tres cambios que miden el desgate que está suponiendo afrontar una pandemia sin precedentes.
¿La razón? La magnitud de la crisis ha afectado a todos los pilares del sistema, desnudando sus carencias. Para afrontarla, no ha había suficientes camas (hubo que pasar de 13.654 a 24.730), personal (se contrata a más de 8.000 personas) ni infraestructuras (hay que incorporar a la privada al esfuerzo de la pública, desbordada). Los muertos se han acumulado en las residencias hasta alcanzar casi 6.000, desatando una guerra interna en el Gobierno de coalición de PP y Cs. Y hasta los éxitos han acabado explotándole en la cara al Ejecutivo: tras anunciar la adquisición de 100.000 test con una sensibilidad del 92%, según unas pruebas de comprobación hechas en el hospital de La Paz, luego resulta que estos no son tan fiables (79,4%).
“Lo que es insensato es tratar a la Comunidad como si fuéramos unos recién llegados”, espetó este viernes Díaz Ayuso. “Hemos sido una comunidad que hemos estado muy sola y muchas veces atacada”, aseguró, confrontando con el Gobierno central.
Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los cochesDíaz Ayuso
Madrid también ha afrontado la crisis entre incendios comunicativos. “Todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches”, dijo Díaz Ayuso cuando le preguntaron si dormiría tranquila si decaía el estado de alarma y todos los ciudadanos salían a la calle. “Yo no pacto con el desastre”, lanzó cuando el PSOE le ofreció negociar un pacto presupuestario. “Que a un niño le den una pizza no creo que sea un problema”, defendió los polémicos menús de Telepizza para las familias más vulnerables, que finalmente retirará.
Mientras tanto, la crisis sanitaria sigue, y con ella persisten los retos de gestión. Para entrar en la fase 1 de desescalada, Madrid debe tener capacidad para pasar de las 17.000 camas que dice tener hoy a 24.750; y de las 1.350 camas de UCI que dice tener ahora a 1.400. Además, debe contar con al menos 1.800 profesionales para el seguimiento de la pandemia, los famosos “rastreadores”; y tener en cuenta las bajas de los sanitarios contagiados, y los descansos del resto. Un desafío mayúsculo.
Sanitarios de atención primaria en Madrid denuncian falta de medios para asumir la extensión de los test
La Comunidad de Madrid ha publicado un documento con recomendaciones por la crisis de la covid-19. Sus profesionales reclaman instrucciones precisas y medios para ponerlas en marcha. Conoce el nuevo protocolo de atención a los pacientes en esta fase de desescalada.
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