En la zona cero de la peste porcina en Collserola: desinfecciones masivas y batidas contra los jabalíes
Más de un centenar de efectivos de la UME apoyan a la Generalitat para contener la enfermedad dentro de un radio de 20 kilómetros en esta sierra de Barcelona
El aspecto del parque de Collserola, conocido por sus interminables senderos, dibujaba este lunes un paisaje bien distinto al habitual. En el restaurante Can Coll de Cerdanyola del Vallès (Barcelona), a escasa distancia de la zona cero donde se detectaron los dos primeros casos confirmados de peste porcina africana que mantiene en vilo al sector, no había rastro de los numerosos grupos de ciclistas que suelen hacer parada en el local. “Normalmente vienen unos 80 o 90 ciclistas cada día, grupos de jubilados que hacen senderismo y muchas actividades escolares, pero este fin de semana han venido muy pocos. Por el momento, no hemos cerrado, pero sí pedimos a quienes pasan por aquí que hagan caso de las señalizaciones”, detalla Xavi Vila, propietario del restaurante.
Entre la frondosa vegetación del parque habitan unos 900 jabalíes, según los datos de la Generalitat de Cataluña, aunque tres años atrás eran el doble. La convivencia con el jabalí se ha vuelto un tema central en Barcelona, donde no es difícil ver a algún ejemplar merodear por los barrios de montaña en busca de comida. Su perfecta sintonía con el medio urbano y la intensa actividad humana dentro de los límites del parque han agravado la preocupación por la crisis de la peste porcina, que ha regresado a Cataluña tras tres décadas sin rastro de la enfermedad.
El impacto de una potencial crisis en el sector porcino es enorme. España es el primer productor de carne de porcino de la Unión Europea (UE) y el tercero del mundo, y exporta anualmente por valor de unos 8.800 millones de euros. Con las primeras muertes detectadas, alrededor de 40 países han frenado preventivamente las importaciones de carne. Las autoridades y el sector buscan soluciones para evitar que la crisis se extienda.
En la zona donde se originaron los dos primeros casos, la imagen de algún transeúnte desorientado que trataba de eludir la señalización y de algunos ciclistas obligados a desviarse contrastaba con la presencia de brigadas de desinfección. Durante la jornada, varios operarios del propio parque han merodeado por los inabarcables accesos al bosque para, de forma exhaustiva, desinfectar con productos químicos los contenedores que atraen a los jabalíes. Una medida que también sirve para ahuyentarlos.
Desde primera hora no ha cesado la llegada de vehículos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) al Área General d’Agents Rurals de Torreferrussa, en el término municipal de Santa Perpètua de Mogoda. A su entrada al recinto, un agente Tedax de los Mossos d’Esquadra (expertos en detección de explosivos, pero también en amenazas biológicas y químicas) ha rociado los neumáticos de cada vehículo con un producto desinfectante para evitar que el patógeno se extienda más allá de la zona confinada. Cabe recordar que, según la Generalitat, la peste porcina africana no supone un riesgo para la salud humana, pero sí que se transmite al medio natural a través de las suelas de los zapatos y las ruedas de los coches. Tras una exhaustiva desinfección de los vehículos, cada efectivo que acceda al punto de control, también deberá rociarse el calzado de forma preventiva.
Los trabajos de los cuerpos y fuerzas de seguridad consisten, por el momento, en detectar y extraer cualquier cadáver de jabalí, pero Agents Rurals ya ha advertido de la dificultad de llevarlo a cabo por la complicada orografía del terreno. “Estableceremos cuadrículas de 300 metros cuadrados y un equipo revisará cada una de ellas de forma minuciosa y palmo a palmo”, ha confirmado Lluís Pallarès, jefe del Área de Grupos Especiales de los Agents Rurals.

Los primeros casos se detectaron en las proximidades de Cerdanyola del Vallès, en la cara norte del parque de Collserola, y la Generalitat ha establecido un perímetro de seguridad dividido en dos áreas: un radio de vigilancia de 20 kilómetros y otro de zona infectada de seis kilómetros. Es precisamente dentro del radio más amplio en el que se ha instalado el centro de coordinación de la UME, Agents Rurals, Mossos d’Esquadra y Asociaciones de Defensa Forestal (ADF).
Ante la gravedad de la situación, el sector porcino permanece en guardia por las pérdidas que esta crisis puede suponer para la que es la joya de la corona del sector agroalimentario catalán (23% de las cabezas de cerdo en España). “Esta crisis nos afectará mucho porque el mercado se deshincha. El riesgo de que cierren granjas es real porque, después de que países extracomunitarios como China hayan vetado nuestras exportaciones, eso hará que los precios bajen mucho al tener que exportar solo dentro de la Unión Europea”, ha advertido Rosend Santiveri, responsable del sector porcino de Unió de Pagesos. Santiveri hace referencia al freno que de momento han impuesto las autoridades chinas solo al porcino proveniente de Barcelona, no al del resto del país.
Pese a que las autoridades sostienen que no hay riesgos para la salud pública, la preocupación crece en Cataluña. Ya son ocho los casos bajo sospecha de la Consejería de Agricultura y no se descarta encontrar más casos entre la cuarentena de ejemplares analizados hasta el momento. La propagación, aunque todavía no ha llegado a ninguna granja, ha obligado al Govern a requerir el apoyo de la UME para que ayude a contener la enfermedad. Por el momento, según ha informado el consejero de Agricultura, Òscar Ordeig, la principal hipótesis que se baraja, si bien no está confirmada, es que el foco está en un bocadillo de embutido contaminado en una zona de mucho tránsito de camiones.
La monitorización de la población de jabalíes empezó en 2004 y el pico de ejemplares se dio en 2012 y se repitió en 2022. Ese mismo año la Generalitat, los ayuntamientos afectados, vecinos, entidades de protección animal y cazadores constituyeron la Taula del Seglar (la Mesa del Jabalí), que sirvió para promover un centenar de acciones más allá de la caza. En 2024, solo se capturaron 52 ejemplares, mientras que entre 2019 y 2022 fueron de entre 400 y 600 anuales. Según datos de la Generalitat, la densidad de ejemplares en la sierra es de nueve por cada kilómetro cuadrado, una cifra residual si se compara con los casi 20 de 2022. Aún así, la elevada densidad de población de jabalíes continua siendo una amenaza por su perfecta integración en el medio urbano y el riesgo de contacto con granjas de cerdos.
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