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Samuel Reyes, máximo responsable contra la sequía en Cataluña: “El agua se ha politizado. Debemos evitarlo”

El director de la Agencia Catalana del Agua asegura que el próximo otoño será clave para que la comunidad no vuelve a aplicar las restricciones más severas y enfatiza que la crisis hídrica “ni mucho menos ha terminado”

Samuel Reyes, en una imagen de 2022 desde la sede de la ACA
Samuel Reyes, en una imagen de 2022 desde la sede de la ACAAlbert Garcia

La ola de calor no paraliza la agenda del director de la Agencia Catalana del Agua (ACA) de la Generalitat, Samuel Reyes (Barcelona, 43 años), que atiende a EL PAÍS minutos antes de visitar una de las desaladoras portátiles pendientes de instalar en la Costa Brava. Las lluvias primaverales permitieron que el pasado 3 de mayo, a una semana de las elecciones catalanas del 12-M, Cataluña saliese de la emergencia por sequía. Del 16% de agua embalsada en abril, se ha pasado al 36,4% actual (más de seis puntos porcentuales que en las mismas fechas del año pasado). Pese a la mejora de las reservas, “ni mucho menos” la sequía ha terminado y el próximo otoño será “muy importante” para que no regresen a Cataluña las peores restricciones, dice el director de la ACA en el último suspiro del mandato de Pere Aragonès (ERC), president que le nombró en el cargo. A través de videoconferencia, y en plena “tregua” de la sequía gracias a las lluvias, Reyes repasa su gestión durante más de tres años ante la peor crisis hídrica desde que existen registros. Uno de sus deseos frente a la actual sequía y las que vendrán: que la gestión del agua no se utilice como arma política. “Evitemos politizar el agua. Trabajemos todos conjuntamente”, reclama.

Aunque la actual situación difiere mucho a la de mediados de año y el abastecimiento de agua está asegurado más allá del verano, las restricciones más duras por sequía podrían regresar, admite el alto cargo. “Es muy difícil saber en qué situación estaremos en tres meses. Pero hemos calculado que, si no llueve, entraremos en noviembre en fase de excepcionalidad (que supone aumentar de nuevo restricciones generales) y a finales de febrero, en emergencia”, anuncia.

Reyes admite que no ha sido una gestión hídrica fácil en estos más de tres años con la pandemia y con un calendario electoral desenfrenado que coincidió en la peor fase de la sequía (elecciones municipales en mayo de 2023, generales en julio de 2023 y catalanas en junio de 2024), pero defiende que sus medidas antisequía no han sido “improvisadas”, como llegó a acusarle la oposición, ni se han manejado los tiempos con la mirada puesta en el calendario electoral. “Salimos de la Emergencia I (a una semana de los comicios catalanes) porque los indicadores del Plan Especial de Sequía lo marcaban”, defiende el director. “Cuando aprobamos en 2023 el régimen sancionador (para las administraciones, empresas y particulares incumplidores con los consumos de agua) faltaban dos meses para las elecciones municipales. Pusimos el agua por encima de todo”, defiende.

Ese régimen sancionador soliviantó a muchos consistorios, temerosos del coste electoral que les podía suponer cerrar el grifo de algunas actividades a pocas semanas de someterse a las urnas. Echando la mirada atrás, Reyes admite que por momentos la gestión del agua “se ha politizado” y reclama a los ayuntamientos que inviertan y que si se quiere mejorar un servicio, “la oposición sea constructiva”. “Pido a los ayuntamientos que [la gestión del agua] no se politice. A que si un Consistorio va a llevar a cabo unas políticas para mejorar un servicio, subir una tarifa, hacer una ordenanza para ahorrar agua, la oposición sea constructiva”, recalca.

-¿Pero era necesario anunciar en abril, a solo un mes de las elecciones catalanas del 12-M, la instalación de una desalinizadora flotante en el puerto de Barcelona, por 100 millones de euros?

Reyes responde: “Sí. Se apostó por una solución mejor a la de traer barcos con agua, que costaban 10 euros el metro cúbico, a instalar la desaladora, que costaba seis euros el metro cúbico. La decisión estaba clara. La solución era mejor y apostamos por la flotante”. En semanas, llegó un generoso frente de lluvias primaverales, lo que hizo salir a Cataluña de la emergencia por sequía. Eso invalidó los trámites administrativos: la instalación ya no podía adjudicarse por la vía rápida ni a dedo. No llegará en octubre, como estaba previsto, sino como mínimo a principios de 2025. Y no está “100% seguro” que llegue a desplegarse: “Será el nuevo Govern el que deberá tomar la decisión”, dice Reyes.

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Infraestructuras, inversiones y diversificación de fuentes

El director de la ACA recuerda que ha lanzado una línea de ayudas de 120 millones de euros para reparar las anquilosadas tuberías de muchos municipios y otra de 20 millones para la creación de pozos, entre otras medidas. “Todo el mundo está invirtiendo. La clave es tener la disponibilidad de un pozo o un embalse y una alternativa que aporte agua a través de una red supramunicipal”, dice. “Si captamos 100 litros del pozo, tienen que llegar 80 o 90 a las casas. No perder el 50%”, reclama.

Potabilizar agua es el otro pilar sobre el que se sustentará la generación de recursos hídricos cuando Cataluña se enfrente a nuevas sequías. Sobre los retrasos en la instalación las 12 desalinizadoras prometidas en la Costa Brava, que debían estar funcionando desde junio, el director de la ACA ha achacado a las lluvias y a los trámites administrativos la demora. “Puedo asegurar que las de la Empuriabrava estarán en marcha en septiembre”, defiende. En cuanto a la presión de las patronales y colegios profesionales, como el de Ingenieros, para reactivar el proyecto de un trasvase del río Ebro hacia Barcelona, Reyes explica: “Desde que salimos en mayo de la emergencia, no hemos vuelto a tener ninguna reunión sobre esta cuestión”.

Futuro en el cargo

Reyes se muestra satisfecho de la gestión de la sequía. “El Govern fue valiente. La ACA ha hecho todo lo que tenía que hacer. Hemos puesto en marcha muchas inversiones en infraestructuras para conseguir la independencia de las lluvias”, remarca. Tras nueve años en la ACA (seis como director adjunto y otros tres como máximo responsable), ahora su continuidad como director dependerá del nuevo Ejecutivo catalán, que previsiblemente ostentará el socialista Salvador Illa tras el principio de acuerdo alcanzado con ERC. Reyes, nombrado en 2021 por los republicanos, admite que le gustaría seguir como director sea cual sea el color político del Govern: “Yo estoy contento del trabajo hecho, del apoyo del president (Pere Aragonès) y del equipo. Estoy a disposición (del futuro Govern) para lo que sea necesario. Me debo a la gestión pública”, concluye.

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