La Generalitat asume que la desalinizadora flotante de Barcelona no funcionará en octubre

La desalinizadora flotante de Barcelona, la gran apuesta del Govern para hacer frente a los futuros episodios de escasez hídrica en Cataluña, no bombeará agua en octubre como estaba previsto. Según ha adelantado este miércoles la Cadena SER y ha podido confirmar este periódico, la Generalitat sacará a finales de año un concurso público para construir la obra hidrológica que había sido adjudicada a través de la vía de emergencia a la empresa Cox Abengoa, por un valor de 100 millones de euros, antes de decretar la salida de la alerta máxima por sequía a las puertas de las pasadas elecciones autonómicas.

El Govern, que fue criticado por “la falta de cautela” tras activar la fase de Excepcionalidad, afirma que las recientes lluvias han modificado las condiciones de la comunidad y el procedimiento de licitación de la obra. “Preveíamos entrar en octubre en Emergencia II, pero las precipitaciones han modificado nuestras previsiones y, por tanto, el plazo y la concesión”, afirman a este periódico desde el Departamento de Acción Climática, que todavía dirige David Mascort. El agua caída en las últimas semanas ha dejado la capacidad de los embalses del sistema Ter-Llobregat, que abastece a los 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y Girona, por encima del 34% (alrededor de los 209 hectómetros cúbicos). El pronóstico actual es que estas reservas continuen aumentando por el deshielo, lo que garantizará el consumo veraniego de la población y de las campañas de riego.

Desde el departamento aseguran que las vitamínicas lluvias han llevado a los servicios jurídicos de la Generalitat a frenar la adjudicación a dedo a Cox Abengoa, que ya ha construido infraestructuras similares en otros países de Oriente Medio, Asia, África o Estados Unidos. En las condiciones actuales, el contrato, que aún no estaba firmado con la empresa, habría “puesto en riesgo” la operación por “posibles impugnaciones de otras empresas”. Tras la salida a concurso público, multinacionales españolas como Ferrovial, Acciona o el Grupo Cobra pujarán por liderar este proyecto, según la información de la Cadena SER.

Postergar los tiempos de construcción y la puesta en funcionamiento de la desalinizadora flotante no detendrá “en ningún caso” la obra, según Acción Climática. Tampoco las 12 desaladoras portátiles que se instalarán en la Costa Brava, encargadas por el Consorcio de Aguas de Girona y que se financiará a medias con la Generalitat. De hecho, a finales de este mes, estarán disponibles las cuatro primeras infraestructuras que se ubicarán en la potabilizadora de Empuriabrava.

El consejero Mascort afirmó en abril que la desalinizadora flotante, que se ubicará en el Puerto de Barcelona y medirá más de 100 metros de largo, era la solución “más económica y sostenible”, para garantizar el abastecimiento a la población. Fue, también, el rechazo definitivo a la llegada diaria de buques con cargamentos de agua que había pactado con el Ministerio para la Transición Ecológica. La barcaza que se instalará en la capital catalana aportará cerca de 40.000 metros cúbicos diarios, el equivalente al 6% del consumo del área metropolitana de Barcelona, y se inyectarán directamente a la red de abastecimiento. Según dijo entonces Mascort, esta agua cuesta la mitad (4,4 euros el metro cúbico) que la procedente de un barco (unos 10 euros el metro cúbico), que cargaría con alrededor de 30.000 metros cúbicos.

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