Los embalses catalanes remontan gracias a las lluvias
Las cuencas internas se sitúan cerca del 26%, un punto más que hace un año. La previsión es que las reservas continúen aumentando en los próximos días
Las precipitaciones continúan revitalizando los embalses de las cuencas internas catalanas, que este miércoles almacenan cerca de 180 hectómetros cúbicos (más del 26% de su capacidad), según los datos en tiempo real de la Agencia Catalana del Agua (ACA). Son cifras superiores a las que tenían hace un año los pantanos, cuando las reservas estaban un punto porcentual por debajo. El sistema Ter-Llobregat, del que dependen 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y Girona, que rebajaron a comienzos de mayo el nivel de alerta por sequía, ya ha superado el 27% de su capacidad (más de 166 hectómetros cúbicos) después de registrar en marzo el 14%, el mínimo histórico.
Hacía más de dos años que no llovía de forma tan abundante y esparcida en Cataluña. Desde finales del mes de abril, ha habido cerca de un 45% más de precipitaciones de lo que es habitual para estas fechas, según explicó a este periódico el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC). El pantano de Sau (Barcelona), una de las despensas hídricas más afectadas por la sequía que atraviesa desde hace más de tres años la comunidad, ha pasado de un 2,2% de capacidad a más de un 20% este miércoles. El resto de embalses del sistema Ter-Llobregat, como Susqueda (Girona) o la Baells (Barcelona), también han aumentado en las últimas semanas alrededor del 15%. Esta vitamínica agua, que seguirá recargando los próximos días las reservas hídricas por el deshielo en el Pirineo y otras precipitaciones previstas en las cabeceras de los ríos, servirá para afrontar la alta demanda que habrá en verano por los episodios de calor, la campaña de riego y el turismo.
El aumento de las reservas en el resto de sistemas hidrológicos que gestiona la ACA ha sido menor, como en los pantanos tarraconenses de Siurana y Riudecanyes, porque ha llovido menos en esta parte de Cataluña. Aunque el embalse de Darnius Boadella, otro de los más damnificados por la escasez hídrica y que abastece a 12 municipios del Alt Empordà que se encuentran desde marzo en fase de Emergencia II, ha pasado de albergar un 11% en marzo a un 17% este miércoles. Hace un año rondaba el 30% de capacidad. El consejero de Acción Climática, David Mascort, afirmó a comienzos de mayo que decidirán en la próxima Comisión Interdepartamental de la Sequía si los habitantes de esta parte de la comunidad dejan de acatar las restricciones más graves. “Falta poco para que salgan de la fase de Emergencia II, pero no decretaremos la salida de este escenario si en 15 días tenemos que volver”, dijo Mascort en rueda de prensa.
A pesar del extenso riego de estas lluvias, la sequía persiste en Cataluña y será uno de los retos que tendrá que afrontar el nuevo Govern. Algunos expertos y ecologistas mostraron sus reticencias a la suavización de las medidas más duras para los seis millones de habitantes del área metropolitana de Barcelona y Girona. La Generalitat, que preside Pere Aragonès, tomó está decisión a cuatro días de las elecciones y antes de que los niveles de las cuencas internas alcanzaran los 165 hectómetros cúbicos, el umbral que determina el Plan Especial de Sequía (PES) para salir de la fase de emergencia. “El consumo aumentará por el verano, el turismo y la campaña de riego agrícola. Y el otoño tendrá temperaturas más altas de lo habitual. Va en contra de la lógica de los últimos meses”, señaló a EL PAÍS el coordinador de Greenpeace Cataluña, Fernando Fernández.
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