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El jardín mediterráneo del futuro florece en Barcelona: “Llevamos cinco años sin regar”

Un centro de Castellar del Vallès trabaja con plantas de otros países más resistentes a la sequía para conservar los espacios verdes

Instituto Les Garberes de Jardinería y Agricultura
Berta Tasias, directora del Instituto Les Garberes de Jardinería y Agricultura, trabaja entre las plantas.Albert Garcia

La flora mediterránea sufre por la sequía en Cataluña. Las plantas autóctonas como el romero, la jara o el pino blanco (Halepensis) luchan por sobrevivir ante la aridez, la falta de agua y las altas temperaturas. Son los efectos del cambio climático, que están acabando con la riqueza de estos ecosistemas. A poco más de media hora de Barcelona, el Instituto de Jardinería y Agricultura Les Garberes de Castellar del Vallès lidera desde 2019 un proyecto pionero basado en la migración asistida al suelo catalán de especies procedentes de Australia, Sudáfrica o California mucho más resistentes a la falta de agua. “Llevamos cinco años sin regar. Es el jardín del futuro”, asegura Berta Tasias, directora del centro.

La iniciativa surgió con la ayuda de Sergi Massanés, un veterano jardinero con más de 25 años de experiencia que investigó las características de estas plantas en el Campus de la Universidad Politécnica de Terrassa ante los cambios vertiginosos del clima. “Con los parámetros meteorológicos actuales, necesitamos soluciones más sostenibles”, explica Massanés. El jardín experimental del centro cuenta con 300 variedades que fueron regadas, en el momento de su plantación, con 20 litros de agua para facilitar su adaptación. El único riego que han recibido en los últimos cinco años han sido las escasas precipitaciones que han caído en Castellar del Vallès (el año pasado llovió la mitad de los 657,6 milímetros que caen anualmente, según el Meteocat). “Es necesario renovar el paradigma en la forma de concebir las zonas verdes. Crear espacios resilientes que sirvan de cobijo para la biodiversidad y no provoquen la desaparición de nuestra fauna“, detalla el jardinero.

En poco más de 30 años, las temperaturas de Cataluña han aumentado un grado mucho más rápido que en el resto del planeta, según el último atlas climático del periodo 1991-2020 publicado por el Meteocat. Aunque este documento no tiene en cuenta la grave sequía que transita desde hace tres años la comunidad, los datos remarcan la tendencia hacia un clima mucho más seco y árido. De hecho, estos tres años han sido los menos lluviosos desde que hay registros.

Berta Tasias, directora del centro, en el jardín experimental.
Berta Tasias, directora del centro, en el jardín experimental.Albert Garcia

La selección de las especies se realizó en base a los bajos requerimientos hídricos, su adaptación a las temperaturas de Castellar y a su valor ornamental. Plantas como la Euphorbia rígida o el arbusto Teucrium fruticans quazarzate son variedades que necesitan pocos cuidados, viven bastantes años, generan nuevos ecosistemas y ofrecen una escena florecida desde enero hasta julio. “En un jardín estudiado, que aproveche el agua de lluvias, estas especies funcionarían realmente bien”, afirma el jardinero. El Instituto, que tiene 100 alumnos y nació por la insistencia de la ex coordinadora de Enseñanzas Profesionales de Servicios Territoriales del Vallès Carme Viñas, también está ensayando alternativas al césped, el tapiz imprescindible de cualquier jardín cotidiano que consume anualmente hasta 1.500 litros de agua por metro cuadrado. “Estamos haciendo estudios con plantas tapizantes que tienen una cuarta parte de las necesidades hídricas. Es verdad que no tienen todas las funciones de un césped deportivo porque no tienen tanta tolerancia a las pisadas, pero para una casa son ideales”, especifica Massanés, quien recalca que empresas, jardineros y paisajistas acuden al centro en busca de soluciones para conservar el césped de sus clientes.

El riego de jardines y zonas verdes, tanto públicos como privados, están prohibidos desde febrero en 239 localidades tras la declaración de Emergencia del Plan Especial de Sequía (PES). Aunque se permite el riego de supervivencia con agua freática de aquellos árboles o espacios que sirvan como refugios climáticos. Tasias teme que estas restricciones acaben por dilapidar estas zonas urbanas en ciudades como Barcelona. “Hay que repensar los jardines con perspectiva de futuro. El arbolado y el color verde son fundamentales para reducir las temperaturas y que la población conecte con la naturaleza. No pueden desaparecer”, comenta la directora. Tanto Tasias como Massanés ponen la calle de Consell de Cent, del proyecto Superilla de la capital catalana, como un ejemplo urbano de espacio verde del futuro por la baja pavimentación y el aprovechamiento de los recursos hídricos. “Es una apuesta muy interesante por los sistemas de recogida de agua pluviales y por los jardines de lluvia. Se concibió para que se perdiera la mínima cantidad de agua posible por escorrentía”, explica Massanés. La remodelación de la calle, proyecto estrella de la ex alcaldesa Ada Colau, terminó a pocas semanas de finalizar su mandato, en mayo de 2023.

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En los últimos cinco años y debido a la situación climática, el servicio municipal de Parques y Jardines la capital ha introducido árboles que soportan muy bien las altas temperaturas y la falta de agua. Especies como el árbol del fuego (Brachychiton acerifolium); el lapacho negro (Androanthus heptaphyllus), corisia (Ceiba speciosa) o el árbol del coral (Erytrina caffra), según confirman fuentes del Ayuntamiento, que ha dejado de plantar chopos (Populus sp), tilos (Tilia sp), castaños de indias (Aesculus hippocastanum), cedros (Cedrus sp) y otras coníferas por su baja resistencia a la sequía.

Barcelona está cambiando el planteamiento de los espacios verdes para que cumplan no solo una función decorativa, sino ambiental. “Estamos mejorando los sistemas de riego y apostamos por el aprovechamiento de agua con los sistemas urbanos de drenaje sostenible, pavimentos permeables y recuperación de aguas pluviales”, cuentan fuentes municipales, que ponen de ejemplo la calle Cristóbal de Moura (otra Superilla) y otros nuevos proyectos urbanísticos. De hecho, el Consistorio que preside Jaume Collboni ha tramitado por emergencia la construcción de una tubería de más de 100 kilómetros para llevar agua freática a aquellas zonas de la ciudad donde no llega este preciado recurso del subsuelo. Permitirá a la ciudad aumentar un 20% el volumen de agua disponible para riego y limpieza de las calles. Las obras, que ya estaban previstas en el Plan Endreça por un valor de 14,4 millones de euros, empezarán en verano.

Las medidas antisequía del Govern y la realidad cada vez más urgente del cambio climático obligan a conservar con mayor ahínco los jardines y zonas verdes. “No podemos perder todos los beneficios ecosistémicos y sociales que nos dan”, sentencia el jardinero de Castellar del Vallès. La directora del centro es aún más clara: “O traemos plantas no invasoras más resistentes al clima actual, o el color verde desaparecerá”.

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