La sequía lleva a Cataluña a revisar el modelo de producción agrícola: “Nos están dejando morir”

El debate sobre el modelo intensivo de producción de la agricultura y ganadería catalana se acrecienta con el telón de fondo de la grave sequía, que atraviesa Cataluña desde hace tres años, y las reivindicaciones del sector desde hace más de una semana que ha llevado al Gobierno a anunciar medidas de apoyo para facilitar la burocracia y hacer frente a los altos precios. A pesar de que predominan las pequeñas y medianas extensiones agrícolas, en Cataluña hay cerca de 900 macrogranjas, de las que 288 están activas y dependen de las cuencas internas, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica. Entre todas las superficies se consumen el 30% de los recursos de los embalses que gestiona la Generalitat, que se encuentran al 15,2% de su capacidad, según la Agencia Catalana del Agua (ACA),. “Nosotros producimos para la población. Restringir un 80% el consumo de la agricultura o, un 50% en la ganadería, es dejarnos morir”, afirman desde Unió de Pagesos, que critican la gestión de la crisis hídrica del Govern de Pere Aragonès.

Las plataformas ecologistas también consideran que no ha habido una buena estrategia para paliar la sequía y administrar las reservas de los embalses. Aseguran que la crisis hídrica no es solo por la falta lluvia, sino porque no se han tomado las medidas correctas en sectores que representan un gran consumo de agua, como por ejemplo, la agricultura o el turismo. Aunque el Govern renovará los sistemas de riego y no permitirá, mientras dure la emergencia, el inicio de nuevas actividades que requieran un uso intensivo del agua. “No sirve de nada modernizar los regadíos para ahorrar si se utilizan para duplicar la producción”, explica Dante Maschio, portavoz de Aigua es Vida, quien sostiene que cada vez más hectáreas caen en manos de empresas. El aumento del rendimiento se debe a las subidas de los costes de producción, como apunta Germán Domínguez, portavoz de Unió de Pagesos del Baix Llobregat. “Si nos piden un número concreto de una especie animal o vegetal, tenemos que doblarlo solo para intentar cubrir los gastos”, explica por teléfono Domínguez, quien manifiesta que se ha realizado un “mal uso del agua” y se ha desprotegido a los pagesos. “Hay que apoyar al pequeño y mediano agricultor o ganadero. Fomentar una transición hacia un modelo agroecológico”, detalla Maschio.

Lo mismo ocurre en el sector ganadero. Cataluña es, tras Aragón, la segunda comunidad autónoma con más macrogranjas de España y la primera con más cerdos por kilómetro cuadrado. Produce 7,9 millones de porcinos al año entre las granjas que están repartidas en las cuatro provincias, según datos de Greenpeace. Del total, Barcelona y Girona, que se encuentran en fase de emergencia por la escasez de agua, representan el 34% de la producción, aunque Lleida lidera el ranking con casi cinco millones de cabezas de ganado. Es un cerdo por cada habitante de la comunidad.

Las cifras del Ejecutivo catalán señalan que, entre las superficies de ganadería y acuicultura extensiva, solo nueve se encuentran en una zona sin restricciones por sequía; 28 en los municipios con el grado de alerta; 207 en aquellos que se encuentran en fase de excepcionalidad; y 129 en poblaciones en emergencia I, la etapa más severa del Plan Especial de Sequía (PES). En el último año, Cataluña vendió más de 1,5 millones de toneladas a países como China, Francia o Japón, entre otros.

La crisis hídrica no ha impedido que las superficies porcinas hayan crecido en Cataluña. En los últimos 10 años, lo hizo un 16%, aunque en 2022 descendió el número de extensiones ganaderas un 1%, según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Ganadería. “Llevamos tiempo diciendo que hay que reducir la cabaña ganadera. Es la única solución en un contexto de cambio climático y con sequías cada vez más recurrentes y prolongadas”, explica Luis Ferreirim, responsable de Agricultura y Ganadería de Greenpeace. Disminuir la producción en las extensiones puede ser “traumático” para los ganaderos, pero “necesario”, según Ferreirim, quien explica que estas macrogranjas consumen grandes cantidades de agua para abastecer el ganado o en tareas de limpieza sanitaria mientras contaminan las aguas subterráneas. Para el portavoz de Unió de Pagesos, que un ganadero tenga que “sacrificar la mitad del ganado no es viable” porque significaría el cierre de la granja.

Entretanto, la Generalitat ha solicitado a los agricultores y ganaderos que presenten propuestas para suavizar las restricciones del consumo de agua. Fuentes del Govern explican que se está estudiando cómo flexibilizar las medidas más restrictivas sin que repercuta a otras actividades económicas. Los pagesos se inclinan por compensar el gasto que realizan con un aumento en los límites para las actividades industriales, como por ejemplo el turismo. “Se trata de decidir un modelo de país. Si nos dejan morir mientras vienen turistas que consumen el agua y se van o si ayudamos a los pequeños agricultores y ganaderos”, afirma Domínguez. Las plataformas ecologistas también piden el cierre de los grifos para el modelo turístico actual porque, aseguran, no es sostenible en el tiempo. En 2023, Cataluña ha acogido a 16,9 millones de turistas, un 21% más que el año anterior, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). De momento, el president Aragonés envió el martes una carta al Gobierno para solicitar la reducción de los precios del gasóleo de uso agrícola, ganadero y pesquero, además de cambios en la ley de cadena alimentaria y la extensión del uso del cuaderno digital de explotación hasta 2026.

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