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El empresariado catalán quiere convencer a Puigdemont para que vote a Sánchez

Escepticismo entre la élite económica barcelonesa, que persigue a un interlocutor válido con el ‘expresident’

Puigdemont: la patronal de Cataluña quiere que vote a Sánchez
El 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont interviene por videoconferencia en un mitin de Junts en Barcelona durante la pasada campaña electoral.Enric Fontcuberta (EFE)
Dani Cordero

El escepticismo puede más que el posibilismo entre buena parte del empresariado catalán, deseoso estos días de que fragüe cuanto antes una alianza alrededor del PSOE que permita avanzar en el deshielo de la política catalana y, a la vez, descarte una reedición electoral que considera “dramática”. Las llamadas a dirigentes políticos de todos los partidos no han cesado la última semana. Tampoco las dirigidas a Junts, aunque con el partido de Carles Puigdemont, indispensable para la reedición de la actual coalición, existe un problema. Se consulta a la dirección de la formación (sobre todo al secretario general Jordi Turull y a Josep Rull) y al considerado sector moderado de la formación (integrado por personas como Jordi Sànchez, Jaume Giró y Victòria Alsina), pero la cuestión es que consideran que no han dado todavía con la tecla del expresident. “Todos queremos que entren en razón, pero no tenemos interlocutor con el sector de Waterloo”, resume con cierta impotencia un directivo bien relacionado con el entorno soberanista y que, como el resto de consultados, pone como condición que se garantice su anonimato. Será Puigdemont, están convencidos, quien tomará la decisión clave.

“Yo creo que, de momento, nadie sabe quién es el interlocutor”, señala otro empresario consultado, convencido de que algunos interrogantes no se empezarán a desvelar hasta que se constituya la mesa del Congreso y las negociaciones con el conjunto de los partidos cojan velocidad de crucero. Entonces, afirma, “Junts tendrá que ver si quiere gastar su último cartucho”. La élite económica barcelonesa, sin embargo, está impaciente pese al frenazo en la velocidad de negociación que ha fijado Pedro Sánchez y quiere conocer las probabilidades de pacto y cómo intentar hacer llegar las bonanzas de un hipotético apoyo a Pedro Sánchez, como ya hizo ERC la pasada legislatura. “La verdad, creo que el único que tiene la autoridad moral de decirle que Junts tiene que votar a favor de Sánchez es quien les puso en el cargo”, señala uno, en referencia a Artur Mas, quien designó a Puigdemont cuando dio su paso al lado. Más pragmático, el expresident fue partidario de no romper la coalición independentista en el Govern de la Generalitat.

Los resultados que dejaron el 23-J son, para algunos de los empresarios consultados, nacionalistas o no, “una oportunidad histórica” para abrir una segunda etapa que ayude a desinflamar el conflicto político catalán, después de los indultos y el inicio de la mesa de diálogo. Ahora, asumen, tocaría conseguir avances en temas clave como la lengua, la financiación y las inversiones en infraestructuras en Cataluña. Pero también dar otros cuatro años más para reconstruir un partido de centro-derecha catalanista que vuelva a la normalidad del pacto político tanto en Barcelona como en Madrid, como lo fuera la extinta Convergència. “Nos necesitan [en referencia a 14 diputados que suman ERC y Junts] y hay que aprovecharlo; la cuestión es si Puigdemont lo hará”, afirma el miembro de una cúpula patronal.

Sin embargo, el pesimismo impera porque apenas nadie cree que Junts pueda renunciar, sobre todo, a su deseo de negociar un referéndum de independencia, una de las dos cuestiones que la formación neoconvergente ha puesto sobre la mesa, además de la amnistía para los independentistas procesados. El PSOE mantiene que solo negociará dentro del marco constitucional, por lo que la consulta parece descartada. En el mundo empresarial se defiende, sin embargo, un nuevo referéndum en este mandato, pero para renovar un Estatut con más competencias que el actual y sin los recortes que sufrió del Tribunal Constitucional una vez que ya había sido aprobado. “Nos preocupa que gane el activismo a la voluntad de sacar compromisos en un momento perfecto para conseguirlas”, señala un pequeño empresario.

Un directivo que por cuestiones laborales tiene que dialogar continuamente con ejecutivos y empresarios barceloneses defiende la petición lanzada este lunes por el presidente del PNV, Andoni Ortúzar, en una entrevista en EL PAÍS: que el PSOE lance una propuesta de pacto territorial que apele tanto a Cataluña como al País Vasco. “Es que España está ante el espejo: tiene un problema territorial brutal y no se trata solo de Cataluña, pero un pacto de ese tipo sería de difícil aplicación si no se suma al PP y eso es lo más difícil: todo el mundo tiene que moverse”. En su opinión, ese nuevo marco, que debería afectar a otras comunidades, habría de implicar un nuevo marco del término nación, ceder más competencias y responsabilidades a las comunidades autónomas, blindar lenguas autonómicas y, en el caso de Cataluña, actualizar el sistema de financiación para que la Generalitat se pudiera dotar de mayores recursos económicos. “Un pacto territorial ofrecido solo por las izquierdas no sirve”, señala reacio a que pueda ser una realidad un modelo a medio plazo sin el concurso del PP.

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Otra de las personas consultadas llama a armar un pacto territorial que afecte a toda la periferia española frente al poder de Madrid. “Es en la periferia donde se concentra el turismo, la agricultura y la industria, que son buena parte de la riqueza de España. Y Junts no debería negarse a ese pacto”, señala otra voz.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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