Svetlana Aleksiévich: “Ucrania ganará. Los dictadores no pueden vencer”
La Nobel de Literatura de 2015 recibe el Premio Internacional Cataluña, antes de intervenir este martes en la Bienal de Pensamiento de Barcelona
Cuando se marchó al exilio, después de que todos sus compañeros de oposición al régimen de Aleksandr Lukashenko fueran encarcelados, la escritora bielorrusa Svetlana Aleksiévich dejó en la mesa de su casa un manuscrito sobre el amor. No lo ha podido recuperar. La Nobel de Literatura 2015, que ha relatado este lunes la anécdota en el Palau de la Generalitat, con motivo de la recepción del 34 Premio Internacional Cataluña, llevaba años escribiendo sobre las consecuencias de la guerra. “Espero volver a escribir sobre el amor”, ha confesado, con voz pausada, antes de decir que ahora está embarcada en otro proyecto. Después de la fallida revolución en Bielorrusia, después del comienzo de la guerra en Ucrania, busca “prolongar” su monumental “enciclopedia” sobre el Homo Sovieticus, una idea que la ha llevado a retratar el alma del territorio postoviético a través de las voces de sus habitantes, muchos de los cuales, recuerda ahora, creían haber alcanzado la libertad, aunque no fuera así.
El encuentro con la prensa estuvo marcado por la guerra, que solo esta mañana ha despertado al continente con el estruendo de múltiples misiles en el corazón de Kiev, causando al menos cinco muertos. Desde junio no había tenido lugar un ataque de este tipo en la capital ucrania. “Lo que veo es que las personas se despiertan cada mañana y corren al ordenador. Un día ven que ha explotado el puente de Crimea, y al día siguiente que han bombardeado Kiev. Todo esto es muy difícil”, ha expuesto la también periodista, que ha recordado a sus padres, él bielorruso y ella ucrania, una realidad que representa a muchas familias en estos territorios: “Somos una mezcla de sangres”, ha señalado la autora, que también participará, a partir de mañana, en la Bienal de Pensamiento de Barcelona, que empieza este 11 de octubre y se extiende hasta el 16 del mismo mes.
Nada volverá a ser igual después de la madrugada del 24 de febrero de este año, cuando las tropas del Kremlin avanzaron sobre territorio ucranio. Con todo, la Nobel se ha mostrado contundente. “Pienso que Ucrania ganará, y eso es bastante evidente, porque pienso que los dictadores no pueden vencer”, ha dicho en alusión al presidente ruso, Vladimir Putin: “Hay un factor de tiempo en su contra. Pero cuánto puede durar la guerra, no lo sé…”, ha argumentado, antes de expresar su miedo a que el dirigente ruso pudiera apretar el botón nuclear.
La realidad del pueblo ruso, ha lamentado Aleksiévich, es algo que la deja “asombrada”. Pronto comentó los reportajes que le llegan a Berlín, donde vive exiliada, mostrando cómo los soldados en territorios alejados se van a la guerra despedidos “como si fueran a cumplir su deber”; mientras que en las ciudades intentan escapar, ha recordado, como demuestra el éxodo de rusos en los últimos meses, especialmente después de que el Kremlin llamara a cientos de miles de hombre para combatir en Ucrania a mediados de septiembre. El país “tampoco tiene un líder opositor”, ha agregado, antes de aludir a Alekséi Navalny, que permanece en prisión. “¿Qué va a pasar con Rusia?”, se preguntó la autora posteriormente: “Los rusos de momento no piensan en la revolución; aunque haya una parte pequeña que empieza a hablar de eso. Creo que en Rusia, ahora, cada persona intenta salvarse a sí misma”.
“Verdades escondidas”
Las voces, los testimonios de aquellos atravesados por la violencia, son la piedra sobre la cual Aleksiévich ha construido su obra. La autora es una de las máximas exponentes de aquello que tiende a denominarse literatura testimonial o documental. Esto también ha motivado la concesión del Premio Internacional Cataluña, que será entregado a la autora esta tarde por el president de la Generalitat, Pere Aragonès. El jurado decidió concederle el premio por su “constancia” en la “recopilación de testimonios individuales” en el espacio postsoviético, y por su “revelación, a través de la narración literaria, de las verdades escondidas”.
“Durante toda mi vida observé a mujeres sentadas en bancos, que explicaban sus experiencias sobre la guerra, el amor, los hombres…”, comenzó a relatar Aleksiévich, preguntada por este diario, sobre la función del género testimonial en esta época de incertidumbre. “Yo he estudiado periodismo, he viajado mucho por los territorios de la ex Unión Soviética y estos testimonios me hablaban mucho más, no solo de la guerra, sino también del corazón de estas personas, de cómo conservaban su identidad humana. Yo tenía muchos libros, leía mucho, pero la vida de ellas me fascinaba mucho más. Entonces pensé que este género debía ensancharse. Y eso es lo que intento, escuchar estas voces, convertirlas en arte”.
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