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Las armas toman el paraíso: la Costa del Sol acumula una quincena de tiroteos este año

Las armas se generalizan entre las bandas de tráfico de drogas, aunque la situación se ha calmado tras la cascada de principios de año en Marbella

La policía, acudiendo a la urbanización de Estepona (Málaga) donde se produjo el presunto asesinato de un hombre belga el pasado lunes.
La policía, acudiendo a la urbanización de Estepona (Málaga) donde se produjo el presunto asesinato de un hombre belga el pasado lunes.Juan Carlos Domínguez (EFE)

Un hombre bajó de un vehículo con el rostro tapado por un pasamontañas, disparó nueve veces sobre dos compatriotas y huyó a toda velocidad del lugar, una calle cercana a Puerto Banús. Eso fue en febrero. Se trató de una riña entre clanes suecos. También el primer tiroteo de una serie que alcanzó la media docena en apenas unas semanas en Marbella (Málaga). En lo que va de año la Costa del Sol ha registrado una quincena de incidentes con armas de fuego tanto en esta ciudad como en Mijas, Fuengirola y Estepona, la inmensa mayoría relacionados directamente con el narcotráfico, según fuentes policiales. Solo ha habido, eso sí, una víctima mortal. Ocurrió, precisamente, la madrugada del pasado lunes, cuando un hombre nacido en Bélgica hace 34 años recibió un balazo en la espalda durante la celebración de una fiesta en una casa ocupada en la urbanización El Paraíso, en Estepona. La Policía Nacional ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido.

El número de fallecidos por armas de fuego en la Costa del Sol en 2024 es por ahora mínimo en comparación a 2018 y 2019, cuando las muertes causadas por ajustes de cuentas superaban la veintena al año y, como consecuencia, nació el Grupo II de Crimen Organizado especializado en resolver este tipo de casos. A cambio, este año ha habido una docena de personas heridas, no se sabe si debido a que algunos de los incidentes eran solo avisos o porque los sicarios tuvieron mala puntería. Casi todas las víctimas, salvo alguna excepción, son jóvenes: unos rondan la veintena y otros superan por poco la treintena. “Es lo normal, la vida es corta en este negocio”, relata un agente con varios años de experiencia en la lucha del crimen organizado en el litoral malagueño. El policía subraya que hoy apenas hay ya miembros de bandas dedicadas al tráfico de drogas que no lleven encima una pistola. Las armas se han generalizado. “Su presencia en la calle va en aumento”, subraya otro policía. Y ya no solo se usan para resolver una disputa o devolver un golpe, ahora también se sacan en cualquier encontronazo. Basta un calentón para apretar el gatillo.

Es lo que ocurrió en un establecimiento de cachimbas cercano a Puerto Banús el pasado mes de marzo. En la madrugada del día 16, sábado, coincidieron el interior del local dos grupos de narcotraficantes. Por razones desconocidas el integrante de una de ellas encañonó a un rival en la cabeza de un rival y luego disparó a su rodilla. Ahí arrancó un intercambio cruzado de hasta 20 disparos que se trasladó al exterior. Un joven de 20 años resultó herido de gravedad en la reyerta y fue trasladado al hospital. El caso fue resuelto a principios de verano con la detención de tres personas a las que se intervinieron, además de cinco kilos de cocaína, seis pistolas y un fusil AK-47. No es ninguna rareza. “En casi todos los registros que realizamos en operaciones de tráfico de drogas encontramos armas de fuego: se han generalizado”, insiste un agente de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Costa del Sol.

Esa normalización crea situaciones como la de esta semana en Estepona, ciudad donde el desarrollo de residenciales de lujo ha atraído también a narcotraficantes. Este lunes un belga fallecía tras recibir un balazo en la espalda en una villa donde se había celebrado una after. Fuentes policiales aseguran que la casa está ocupada por un matrimonio que celebra fiestas ilegales desde hace meses que generan problemas en el vecindario, de carácter exclusivo y denominado El Paraíso. La Policía Nacional investiga lo ocurrido, aunque todavía no se han realizado detenciones, según informaron el martes en un comunicado. En mayo, en la misma localidad, otro hombre de 33 años resultó herido de bala en la urbanización El Presidente. En el lugar se hallaron una decena de casquillos.

‘Plan Marbella’

“Las armas están ahí, pero sí es verdad que la situación está más tranquila. Se han reducido los episodios de tiroteos”, relata otro experimentado policía. “Está todo más calmado”, añade un compañero. Las fuentes policiales consultadas recuerdan que los seis tiroteos producidos en Marbella en apenas unas semanas durante la pasada primavera no estaban conectados entre sí y que fue, prácticamente, casualidad que ocurrieran unos tan cercanos a los siguientes. Lo que no fue azaroso era el lugar donde se produjeron: todos en el distrito de Nueva Andalucía, cerca de Puerto Banús, principal zona de ocio de los traficantes de droga y donde les gusta dejarse ver con sus relojes de lujo y sus grandes coches deportivos.

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La sucesión de tiroteos y la bronca política que generó obligó al Ministerio de Interior a poner en marcha el denominado Plan Marbella. Este incluía controles aleatorios en zonas calientes, mayor presencia policial en la calle, la llegada de refuerzos de otras provincias y, también, actuaciones que han generado más ruido. A principios de verano, fueron varias las detenciones en plena luz del día en lugares como un centro deportivo o una fiesta en una piscina. También ha habido identificaciones masivas en beach clubs donde los asistentes compartían sorprendidos en redes sociales vídeos de la presencia de los agentes. Era precisamente lo que buscaba la policía: hacerse notar, lanzar el mensaje de que están ahí. “Sabemos dónde se mueven los malos, a qué gimnasio o restaurante van, pero no es fácil encontrar motivos justificados para detenerlos”, cuenta otro agente. De manera paralela. continúan las investigaciones de fondo que han permitido, por ejemplo, resolver todos los tiroteos de la pasada primavera.

Desde la puesta en marcha del plan policial, la ciudad de Marbella no ha sufrido ningún incidente con armas de fuego. “Ha generado seguridad en la ciudadanía e intranquilidad en la delincuencia: ha sido un golpe en la mesa que se ha notado”, señala un investigador. La tensión, eso sí, se nota en el ambiente: hace un mes varias llamadas alertaban de que habían disparado a una cafetería y la Policía Nacional tuvo que publicar un comunicado para aclarar que había sido una falsa alarma. Sí que han ocurrido en las ciudades de alrededor, como Estepona, Fuengirola o Mijas. En esta última localidad, el 21 de junio un hombre de 51 años y nacionalidad marroquí fue herido tras escapar de un secuestro y apenas una semana después otro recibía dos balazos, aunque luego declaró que le habían alcanzado por equivocación y no presentó denuncia, según publicó Sur. “Hay quien no quiere contacto con la policía: prefieren resolverlo entre ellos”, concluye. Y la resolución, muchas veces, pasa por las balas.

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