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Dreambeach Festival: tres días de música electrónica a 50 metros de casa en Almería

Vecinos de la urbanización El Toyo, a las afueras de la ciudad, rechazan la celebración de este evento, que reunirá a 30.000 asistentes diarios en un recinto a escasa distancia de las viviendas

Dreambeach El Toyo
Javier Cádiz y Rocío Quero, que reside en las viviendas que de detrás, son integrantes de la asociación No al Dreambeach en El Toyo, que se celebrará entre el 1 y el 4 de agosto.Nacho Sánchez

La sevillana Rocío Quero compró su vivienda en El Toyo por la ubicación. Esta barriada se encuentra a 15 minutos de la ciudad de Almería, a otros tantos de Cabo de Gata y a otro cuarto de hora de su trabajo, en Níjar. La playa es uno de sus mayores valores, junto con su entorno natural, por el que Quero pasea en bicicleta y a sus perros. Este verano se espera que por allí pasen más de 30.000 personas al día para asistir al festival de música electrónica Dreambeach Festival, que se celebrará del 1 al 4 de agosto. Tras nueve años en Cuevas de Almanzora, sus organizadores han decidido cambiar la ubicación para su décimo aniversario, que tiene a David Guetta como principal reclamo.

“Habrá 19 horas de música diarias, será imposible descansar. Nuestros pisos están solo a 50 metros del recinto”, lamenta la vecina. “Voy a tener palco VIP”, añade con ironía quien lidera a un grupo de residentes preocupados por el ruido, la seguridad o el perjuicio al medio ambiente que generará el evento, avalado por el Ayuntamiento almeriense y la Junta de Andalucía, además de contar con el apoyo del Ministerio de Cultura.

La zona residencial de El Toyo se levantó para acoger a los deportistas que participaron en los Juegos Mediterráneos de Almería en 2005. Cuando la competición acabó, un puñado de familias compraron algunas de estas viviendas y se mudaron. Fueron construidas por Fadesa, que más tarde quebró, un ejemplo más de las consecuencias de la crisis inmobiliaria. El área agonizó y tardó en recuperarse, pero hoy acoge a cerca de 10.000 personas si se tienen en cuenta los habitantes de Retamar, junto al hospital.

También cuenta con varios hoteles de cuatro y cinco estrellas, un campo de golf y un gran complejo deportivo. Durante la Semana Santa, la lluvia y el fuerte temporal de levante ha azotado a este rincón de Almería, lleno de turistas que esperaban otro clima. “¿Un festival aquí? ¿Dónde? ¡Si esto es una zona familiar!”, se pregunta la madrileña María Alonso mientras baja del coche en el aparcamiento del Hotel Barceló. A su lado descansan una excavadora, un tractor y una cuba de agua, maquinaria que estos días ha empezado a preparar los terrenos de 350.000 metros cuadrados donde se celebrarán los conciertos.

El futuro recinto es todavía un área poblada por pequeños matorrales. Durante un paseo, mientras los sortean, los vecinos relatan que comenzaron a movilizarse apenas horas después de que la organización anunciara el cambio de ubicación. Era domingo, 17 de diciembre. Desde entonces, se han reunido con numerosos responsables políticos, han acudido al Defensor del Pueblo Andaluz, ha repartido folletos informativos, publicado numerosos comunicados e incluso han elevado una queja al Parlamento Europeo. También han acudido a tres plenos municipales, donde la bronca política va en aumento.

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“¿La conclusión de todo lo que hemos hecho? Una decepción. Nadie nos ha facilitado información, no hay transparencia”, indica Quero, que ejerce de portavoz de la asociación No al Dreambeach en El Toyo, que ya ha conseguido darse de alta en el registro de entidades y tienen un grupo de difusión en Whatsapp con más de 400 personas.

“Aglutinamos a la gente que está a favor de que aquí se pueda descansar en verano, que haya seguridad, que podamos mantener la privacidad”, añade Javier Cádiz, que vive en la zona desde 2002. Cádiz subraya que los terrenos lindan con áreas protegidas a nivel medioambiental, una de ellas parte de la Red Natura 2000 y que cualquier residuo que acabe en el mar contaminará al Parque Natural Cabo de Gata, que empieza a solo 1,5 kilómetros de allí.

Y destaca que, aunque estos días esta zona residencial parezca tranquila, cada mes de agosto los atascos y la masificación dificultan el día a día. “¿Qué pasará si metes a 35.000 o 40.000 personas más al día?”, se pregunta, mientras ve cómo las entradas para el espectáculo están ya a la venta a un precio de entre 75 y 185 euros. A ello se puede sumar 45 euros más para la zona de acampada, que cuenta con un espacio de glamping o camping de lujo donde una jaima con ocho colchones asciende a 850 euros.

Potencial turístico y económico

La presentación del macrofestival se realizó el pasado 21 de diciembre en Almería. Su alcaldesa, María del Mar Vázquez, celebró la mudanza a El Toyo porque ello supondrá “un escaparate mundial para esta urbanización y para toda la ciudad”, como más tarde repitió en Madrid, en la feria del turismo Fitur. La delegada de la Junta de Andalucía en la provincia, Aránzazu Martín, subrayó también que el evento ha crecido en los últimos años gracias al “apoyo incondicional” del Gobierno andaluz y que es “una fuente de oportunidades para la comunidad local”. Ambas destacaron el impacto económico que dejará en la ciudad: la organización lo cifró en 12,5 millones en la edición de 2023, en la que también se crearon un millar de empleos tras la asistencia de 135.000 personas durante cuatro días, unas 35.000 por jornada.

¿Qué opinan de la denuncia y los movimientos vecinales en los últimos meses? Fuentes municipales responden que la importancia de esta cita para la ciudad —que alberga también otros eventos musicales como el Solazo Fest (mayo), Puro Latino Fest (julio) o Cooltural Fest (agosto)— es tan alta que las quejas de un grupo de personas no son motivo suficiente para cancelarlo. Además, señalan que si la empresa organizadora —Dreambeach 2024 AIE— pide el permiso y cumple con los requisitos, no tendrán otra opción que darlo. “Si cuando lo soliciten está todo en regla, no podremos negarnos porque sería prevaricación”, insisten estas fuentes. Entre las autorizaciones que la organización debe obtener se encuentran el de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea —el suelo está a solo dos kilómetros del aeropuerto de Almería—, que está en trámite.

Javier Cádiz y Rocío Quero pasean por la zona donde se planea el evento.
Javier Cádiz y Rocío Quero pasean por la zona donde se planea el evento.Nacho Sánchez

La dirección del evento asegura que sus técnicos están preparando un estudio acústico y que este indica que “las viviendas no se van a ver afectadas por el sonido” de la música en los tres escenarios del festival. También que el evento respetará “de forma íntegra” los terrenos incluidos en la Red Natura 2000 y que se seguirán las indicaciones “para mantener el espacio protegido”. Eso sí, durante los primeros trabajos de preparación de los terrenos —labores denunciadas por el Grupo Ecologista Mediterráneo y la asociación Salvemos Mojácar— ya han cometido sus primeras presuntas infracciones.

Según han explicado fuentes autonómicas, la Consejería de Sostenibilidad ha abierto un expediente sancionador a la empresa por dos motivos. El primero, que los restos vegetales desbrozados se estaban enterrando bajo el suelo —y no debían—. El segundo, porque las labores estaban levantando gran cantidad de partículas de polvo al remover la tierra, que no habían humedecido previamente como se les había solicitado, lo que generó molestias en el vecindario.

Los trabajos se suspendieron entonces, aunque la compañía organizadora espera retomarlos pronto tras solventar los problemas. “Para que los agentes vinieran tuvimos que llamar nosotros muchas veces, porque hay poca vigilancia”, denuncian Rocío Quero y Javier Cádiz que, a pesar de que el Dreambeach está cada vez más cerca de celebrarse, aún se sienten optimistas. “Vamos a ir a por todas: si hace falta, tomaremos medidas legales. No hemos empezado esto para dejarlo a medias”, advierten.

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