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Sumar presiona al PSOE para negociar ya un programa de Gobierno

Los socialistas alegan que la dependencia de PNV y Junts obliga al Ejecutivo a marcarse objetivos más “realistas” para la próxima legislatura

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, durante la sesión constitutiva del Congreso, el 17 de agosto.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, durante la sesión constitutiva del Congreso, el 17 de agosto.VIOLETA SANTOS MOURA (REUTERS)

Las palabras han pasado casi inadvertidas en medio de las idas y venidas de los últimos días a propósito de los aspirantes y las fechas de la investidura. Pero los dirigentes de Sumar lo llevan deslizando desde hace días. “Las posturas con el PSOE están alejadas”, dejó caer la propia vicepresidenta segunda en funciones y líder de la plataforma, Yolanda Díaz, el pasado lunes tras acudir al palacio de La Zarzuela a las consultas con el Rey. El socio minoritario del Ejecutivo saliente lleva todo agosto presionando al PSOE para sentarse a negociar ya un nuevo programa de Gobierno. Los socialistas le han dado largas. La prioridad para Pedro Sánchez en estos momentos es cerrar los acuerdos con los grupos nacionalistas e independentistas que permitan reeditar la coalición de los últimos cuatro años, antes que abordar los contenidos de la nueva edición del Ejecutivo progresista. Pero Sumar teme que, sin ese compromiso previo, el programa de un hipotético nuevo Gobierno nazca lastrado por la falta de ambición de políticas de izquierdas. Sobre todo porque el contexto ha cambiado, y ahora ese Gobierno dependería también de partidos que en el pasado se han opuesto a esas políticas, como Junts per Catalunya.

En la plataforma de Díaz temen que el PSOE utilice la posible entrada de Junts en el bloque de los apoyos parlamentarios de Sánchez para suavizar el perfil izquierdista del Ejecutivo. A eso se une la posibilidad de que el consenso europeo ponga fin a las políticas expansivas de los últimos años. El espacio a la izquierda del PSOE no se fía de cuál puede ser la actitud de los socialdemócratas, que en el pasado asumieron las políticas de austeridad y que, según este análisis, podrían de nuevo apuntarse a los ajustes fiscales.

Desde las elecciones del 23-J, Sumar ya ha hecho llegar dos extensos documentos a sus socios de Gobierno con propuestas para firmar un nuevo acuerdo que profundice en las políticas de la última legislatura. El grupo de Díaz mantiene una discreción total sobre el contenido de tales iniciativas, pero fuentes de la plataforma lamentan que, frente a lo detallados que aseguran que son sus documentos, los socialistas hayan respondido con lo que definen como un conjunto de generalidades.

El PSOE insiste en que la realidad de esta legislatura es diferente a la de la anterior. Primero, porque desde 2019 se hicieron más de 200 leyes con algunos hitos progresistas muy relevantes, como la reforma laboral o la ley de vivienda. Algunas otras quedaron pendientes o decayeron en el último momento, pero los socialistas insisten en que se avanzó muchísimo. Segundo, porque la realidad política es diferente, alegan en el PSOE. Los números son mucho más estrechos y, si la investidura de Sánchez sale adelante, se necesitará para todo el apoyo del PNV y de Junts, dos formaciones alejadas del campo de la izquierda. La ley de vivienda, por ejemplo, salió sin el respaldo de estos últimos. Con los números actuales, nunca se habría aprobado.

El presidente del Gobierno en funciones y diputado socialista, Pedro Sánchez (izquierda), y la ministra de Trabajo en funciones y diputada de Sumar, Yolanda Díaz, se saludan en la sesión constitutiva del Congreso, el pasado jueves 17, en Madrid.
El presidente del Gobierno en funciones y diputado socialista, Pedro Sánchez (izquierda), y la ministra de Trabajo en funciones y diputada de Sumar, Yolanda Díaz, se saludan en la sesión constitutiva del Congreso, el pasado jueves 17, en Madrid. Juan carlos Hidalgo (EFE)
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Por eso, los socialistas están tratando de convencer a sus socios para cerrar un acuerdo de Gobierno con un programa “realista” que pueda tener votos en el Congreso. Lo contrario, entiende el PSOE, constituiría una declaración de intenciones sin viabilidad política, que además podría complicar las negociaciones en curso con otros grupos. El PSOE tiene la certeza de que habrá acuerdo con Sumar, pero ahora mismo la prioridad absoluta es negociar la parte más difícil, esto es, los votos de los nacionalistas e independentistas para garantizar los 178 escaños que necesita Sánchez a fin de lograr la investidura, o incluso 179 si entrase Coalición Canaria en la jugada. Es ahí donde se están volcando los negociadores del PSOE, convencidos de que la coalición se volverá a fraguar y además funcionará mejor que en la anterior legislatura, porque la forma de gestionar los problemas de Díaz y Sánchez, siempre más discreta que el estilo estruendoso de Podemos, facilitará las cosas. Pero en la parte socialista del Gobierno tachan de poco realista pensar en un acuerdo programático como el de 2019, cuando aún estaba por hacer toda la agenda progresista después de un largo periodo del PP en el poder.

Ese diagnóstico no es compartido en absoluto por el equipo de la vicepresidenta segunda, que defiende como imprescindible perfilar cuanto antes el programa de Gobierno, sin esperar a las negociaciones con los nacionalistas. Nadie duda de que si los actuales socios logran convencer a Junts, el partido de Carles Puigdemont —ex expresidente catalán prófugo en Bélgica— para apoyar la investidura de Sánchez, la fórmula del último Ejecutivo se repetirá. Así se lo hizo saber Díaz al Rey, ante quien comprometió su voto a favor del líder socialista y defendió que la coalición entre PSOE y Sumar constituye “el único Gobierno posible”.

Lo que no impide que los dirigentes de los grupos aglutinados en torno a Díaz, sin entrar en choques públicos con sus socios, muestren en privado recelos con la actitud del PSOE e incluso le hayan mandado algunos mensajes públicos. El más explícito lo lanzó hace dos semanas su portavoz, Ernest Urtasun, cuando en una entrevista en la SER reprochó a los socialistas su “falta de ambición”. Muchos interpretaron que Urtasun se refería a las negociaciones con el independentismo catalán, pero las fuentes consultadas explican que a lo que aludía en realidad era al futuro programa de Gobierno.

En su discurso el pasado día 16 ante el grupo parlamentario de Sumar, Díaz dejó caer su mensaje con sutileza. “Hay diferentes fuerzas políticas que quieren regresar a la austeridad y a los recortes en las condiciones de vida de la gente”, advirtió. Entre esas fuerzas incluyó, “por supuesto” a las “derechas políticas y económicas que siempre creyeron en la ley del mercado”. A continuación, sin entrar en más concreciones, amplió la diana de su mensaje a “otras fuerzas que pueden creer que hemos ido demasiado lejos en la protección de la gente en los últimos años” y aprovechó para arremeter contra las continuas subidas de tipos de interés acordadas por el Banco Central Europeo (BCE). Luego remachó con tono rotundo: “Quiero decir alto y claro que Sumar va a ser una garantía de que la mejor política económica es la que protege a la ciudadanía, la que apuesta por vivir mejor. Los recortes no van a volver mientras Sumar forme parte del Gobierno”.

Siempre sin alusiones directas al PSOE, Urtasun insistió este jueves en una entrevista en RNE: “Queremos una legislatura ambiciosa, con un acuerdo ambicioso que sea capaz de seguir desplegando el escudo social, ampliando derechos, profundizando en las políticas contra el cambio climático”. Y, como ya había manifestado Díaz esta misma semana, el portavoz de Sumar insistió en la idea de que en estos momentos “las posturas están alejadas” con el PSOE.

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