_
_
_
_

El alcalde de Estepona convierte una torre de 12 plantas a pie de playa en un polémico emblema del municipio

La construcción, destinada a uso sociocultural, ocupa el lugar de un hotel autorizado por el GIL y después demolido. La oposición socialista la considera una “obra faraónica del alcalde” y los ecologistas hablan de “absoluto despropósito”

Torre junto al paseo marítimo de Estepona donde se ubica el centro expositivo El Mirador del Carmen.
Torre junto al paseo marítimo de Estepona donde se ubica el centro expositivo El Mirador del Carmen.Garcia-Santos (El Pais)
Nacho Sánchez

Una de las obras más conocidas del pintor alemán Fritz Bamberger (1814-1873) es Playa de Estepona con la vista del Peñón de Gibraltar. En este óleo sobre lienzo de 1855, perteneciente a la colección de Carmen Thyssen-Bornemisza, se observa un largo tramo de costa virgen de la localidad malagueña, pequeños bosques y un camino de tierra a la luz del atardecer. Esta pintura de un litoral hoy irreconocible tras 60 años de urbanismo depredador se puede contemplar ahora en la sala de exposiciones de El Mirador del Carmen, una torre de 12 plantas y revestimiento de vinilo blanco que el Ayuntamiento esteponero acaba de inaugurar prácticamente encima del mar. Este “equipamiento cultural”, diseñado por el arquitecto Salvador Moreno Peralta, se levanta en una parcela que hasta 2008 ocupaba el esqueleto de un hotel que autorizó el Grupo Independiente Liberal, el partido de Jesús Gil y paradigma de la corrupción asociada al cemento y el hormigón en la Costa del Sol.

El edificio ha costado 16 millones de euros, dos más de los previstos cuando se adjudicó. Se ubica al oeste de Estepona, al final del bulevar de dos kilómetros que ha sustituido la antigua Nacional 340 por un amplio y ajardinado paseo marítimo. Desde su azotea-mirador, rodeado de gaviotas, se ve el viejo faro de Punta Doncella, del siglo XIX, que ahora pasa desapercibido a su lado a pesar de sus 32 metros de altura. También entran en la panorámica la amplia playa de La Rada y la lonja esteponera, cerca de una zona comercial aún por desarrollar. En el interior, al que se accede tras pagar entre tres y seis euros, hay una muestra de medio centenar de obras de la Colección Carmen Thyssen, como la vista de Bamberger, que ha inaugurado el recinto. En el resto de plantas están previstas una biblioteca, un restaurante y un conservatorio. También tiene un auditorio de 150 butacas.

Entrada a la torre.
Entrada a la torre.Garcia-Santos (El Pais)

Para el alcalde de Estepona, José María García Urbano, y para el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, ambos del PP, El Mirador del Carmen es el nuevo emblema de una ciudad “sostenible, cálida y amable”, en palabras del dirigente andaluz. El PSOE habla de “obra faraónica del alcalde”. Los ecologistas, de “absoluto despropósito”. El Ministerio de Transición Ecológica (Miteco) cree que el edificio “incumpliría” la Ley de Costas. El hotel que nunca llegó a terminarse durante el gilismo fue demolido en la etapa final del alcalde socialista Antonio Barrientos.

El Mirador del Carmen refleja “la Estepona que quiere ser: una combinación que no puede ser más perfecta: música, arte y libros”, dijo García Urbano durante la inauguración el 30 de marzo, a dos meses de las elecciones municipales del 28 de mayo. García Urbano, el regidor más votado de España en ciudades de más de 50.000 habitantes, gobierna con 21 de los 25 concejales que forman la corporación. El PSOE, con cuatro ediles, está en la oposición. “Es el broche de oro a la remodelación urbana”, añadía ese día el presidente andaluz Moreno Bonilla, que cada agosto pasa parte de sus vacaciones en este municipio. El regidor lleva 12 años en el cargo y ha cambiado la cara a un municipio hasta entonces azotado por los escándalos, a la sombra de la vecina Marbella. El proyecto municipal de García Urbano, notario y registrador de la propiedad de profesión, alterna las grandes obras con el embellecimiento del casco urbano, con más de un centenar de calles peatonalizadas y plazas como la del polémico tobogán, o la instalación de miles de macetas y jardines. En los grandes proyectos se incluyen un estadio de atletismo, el orquideario, el bulevar litoral, una sede del Ayuntamiento recién estrenada, varios aparcamientos y, como guinda, la torre, bautizada como “edificio sociocultural Mirador del Carmen”.

Lo que para el regidor y el PP es un éxito, para la oposición y los ecologistas no es más que una continuación de la senda emprendida por la capital malagueña de obras en altura y de las políticas que la Junta de Andalucía impulsa desde que el PP llegó al poder hace cinco años. La portavoz municipal socialista, Emma Molina, sostiene que la torre refleja “las obras faraónicas del alcalde, enfocadas al turismo, a ser un escaparate, pero se olvida del residente”, y critica que los trabajos se adjudicaran a Bonifacio Solís, exsocio del regidor, “que se ha hecho con el 80% de la obra pública del municipio en los últimos doce años”. Molina ha preguntado en diversas ocasiones a la administración andaluza cómo ha sido posible construir una torre tan alta en primera línea de playa “y con tanto impacto visual”. No ha obtenido respuesta.

El edificio se ubica en la zona de influencia marítima al estar a menos de 500 metros de la ribera. Por ello, el Miteco cree que “incumpliría” la Ley de Costas “respecto a la formación de pantallas arquitectónicas” en esa franja, donde la normativa señala que las obras realizadas deben evitar edificios en altura y que “la densidad de edificación a desarrollar sea acorde con la del resto del municipio”. Los bloques de viviendas más cercanos tienen la mitad de plantas y las viejas casitas de pescadores que hay junto a la torre, apenas una o dos alturas.

El Ayuntamiento lo ve de otra forma. Sostiene que la torre se ha construido en suelo municipal “desligado de Costas”. Segundo, afirma que ninguna administración planteó alegaciones mientras el proyecto estuvo en exposición pública. Y, tercero, asegura que la obra “se ha ajustado a planeamiento” y “cuenta con todos los permisos”, señalan fuentes municipales. El Plan General de Ordenación Urbana de Estepona —aprobado a pesar del informe desfavorable del Ministerio— permite las construcciones en altura y sin límite siempre que sean equipamiento público. A la torre la considera una “construcción” y no un “elemento edificatorio”. Por tanto, creen, Costas no tiene nada que decir al respecto. La Junta, mientras, no ha puesto reparos.

“Gasto desorbitado”

El candidato a la alcaldía de Estepona por Vox y diputado nacional, Rubén Manso, ha criticado el “gasto desorbitado” en un edificio que “nadie ha pedido”. “Es verdad que desde la terraza se puede ver muy bien Estepona, pero también que desde el barrio de pescadores se ve mal y se le oculta su horizonte natural, el mar”, denuncia en un comunicado. Manso incide en que el “mamotreto” se encuentra “justo delante de la capilla y de la virgen del Carmen, que estaba puesta estratégicamente mirando al mar porque recibía a los marineros”. “La pobre Virgen del Carmen lo que verá será a los oficinistas o la gente que salga de este edificio”, se lamenta.

Este tipo de arquitectura esconde otras muchas cosas más. Es la del negocio para unos pocos a costa de lo que es de todos. Ahora todo es mercancía y los perjudicados somos los ciudadanos”, añade Felipe Román, uno de los portavoces del activo grupo ecologista local Sierra Bermeja, que se acuerda de situaciones como la de Doñana. Román cree que García Urbano es “de alguna manera, heredero del GIL” que gobernaba Estepona a finales de los 90. “Es de esos alcaldes de la Costa del Sol que hace y deshace a su antojo mientras tiene al pueblo abastecido de entretenimiento y aderezos”, subraya.

Esqueleto del hotel La Rada, autorizado durante el Gobierno del GIL en primera línea de playa de Estepona y que fue demolido en 2008, cuando estaba en construcción.
Esqueleto del hotel La Rada, autorizado durante el Gobierno del GIL en primera línea de playa de Estepona y que fue demolido en 2008, cuando estaba en construcción.JULIÁN ROJAS

En aquella etapa del GIL se otorgó una licencia a la empresa Prasa para construir un enorme hotel donde hoy está el nuevo edificio. El establecimiento se quedó a medio hacer y fue demolido en 2008 en la etapa de Antonio Barrientos (PSOE) en la alcaldía, quien luego abandonó tras la llegada del caso Astapa, ligado a la corrupción y que estos días se juzga en la Audiencia Provincial de Málaga. Los problemas municipales generaron una falta de fe en la política, dice Román, que han concluido en un hartazgo de la población “y ya nadie protesta por mamotretos como el que han construido ahí frente a la playa”. Las apabullantes victorias del regidor son ejemplo de lo contrario: apoyo no le falta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_