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Un puente romano sobrevive en Galicia al construido hace solo 16 años para protegerlo del tráfico

El viaducto más moderno, que atraviesan 3.000 vehículos diarios en Vilanova de Arousa, ha sido cerrado al tráfico por la Xunta tras alertar unos peregrinos de graves daños estructurales

puente pontevedra
Vista del puente de Ponte Arnelas, cerrado después de romper los tirantes que lo sujetaban.ÓSCAR CORRAL

Hace justo 16 años, en plena campaña de las elecciones municipales de mayo de 2007, se inauguró a bombo y platillo el puente de tirantes de Ponte Arnelas, sobre el río Umia, en la localidad pontevedresa de Vilanova de Arousa, una moderna infraestructura para uno de los principales caladeros de votos del PP gallego en las Rías Baixas. La pasada semana, a las puertas de la misma cita electoral, la obra estrella de la Diputación de Pontevedra, históricamente gobernada por los populares hasta 2015, colapsó con graves daños estructurales y tuvo que ser cerrada al tráfico por la Xunta.

El viaducto, que costó tres millones de euros, vino a relevar a un angosto puente romano de piedra que sigue en pie, con la idea de aliviarlo del tráfico pesado. Ahora la vieja infraestructura del patrimonio histórico local ha tenido que reabrirse para evitar desvíos a los 3.000 vehículos que circulan diariamente por este cruce de comunicaciones entre tres municipios, punto neurálgico, además, del Camino de Santiago. De hecho, fueron unos peregrinos los que dieron la voz de alarma al escuchar el crujido de la estructura cuando hacían la caminata por debajo del puente.

La alerta de que el viaducto había cedido, difundida a las 15.30 del pasado martes por el 112, puso en jaque a los alcaldes de la comarca y a la consejera gallega de Infraestructuras y Movilidad, Ethel Vázquez, que acudió al día siguiente a Vilanova para comprobar el alcance de los daños. El Gobierno gallego pide tiempo para que los expertos puedan evaluarlos y está a la espera el dictamen de los técnicos de la Agencia Gallega de Infraestructuras para conocer las causas del colapso y determinar si el puente puede ser reparado o es irrecuperable. Las conclusiones pueden tardar semanas o meses.

Por el momento se ha procedido por seguridad al cierre inmediato del tráfico y de los viales que conducen al viaducto y se ha prohibido el paso de peregrinos y resto de peatones por debajo del puente. La Xunta estudia otras alternativas con una empresa constructora y expertos en ingeniería, pero no precisa si hay riesgo de desplome de la infraestructura. La consejera se ha comprometido a “informar con la máxima transparencia para evitar especulaciones”.

“Es anormal y vergonzoso que un puente de 15 años de uso dure menos que otro que lleva en pie 1.000 años, y alguien tendrá que responder de todo esto”, recrimina el alcalde de Vilanova, el popular Gonzalo Durán. El regidor, que en 2007 asistió al acto inaugural del puente construido en los límites de su Ayuntamiento, acompañando al entonces presidente de la Diputación y compañero de partido, Rafael Louzán, ha exigido responsabilidades a la empresa constructora y a los técnicos que supervisaron los materiales y las obras. “Esto es muy serio y no soy optimista con el diagnóstico, ya que existen dudas de que se pueda garantizar la integridad del tablero porque los daños parecen muy graves”, subrayó.

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La Diputación de Pontevedra, ahora gobernada por el PSOE, ha subrayado que, aunque el organismo fue el promotor de la construcción del puente, la carretera es autonómica. En un comunicado, la institución provincial ha instado a la Xunta a “actuar de forma urgente”. “De la misma manera que sale en tromba cuando se trata de una actuación de otra administración, que haga ahora lo que tiene que hacer y asuma sus responsabilidades”, defiende el socialista Gregorio Agís, responsable de Infraestructuras. Agís asegura que “eran muchas las voces que venían alertando de que el mantenimiento del puente no era el que debía ser y que existía la necesidad urgente de una revisión”.

Vista del puente romano en Ponte Arnelas.
Vista del puente romano en Ponte Arnelas.Mancomunidade Saldé

El servicio de emergencias tuvo conocimiento del colapso del puente a través de la llamada de un particular que informó de un hundimiento de unos 50 centímetros en uno de los carriles por rotura de los tirantes. Algunos usuarios aseguran que el viaducto ya había dado avisos de deterioro por alguna grieta que ya se dejaba ver en el asfalto, sin que se haya dado ningún tipo de mantenimiento o revisión técnica. El aviso movilizó a varias patrullas de la Guardia Civil de Tráfico y de la Policía Local, del servicio de mantenimiento de la vía de circulación, además de voluntarios de Protección Civil de Vilanova de Arousa y bomberos de la comarca de O Salnés, que apreciaron la rotura de un cable en la parte baja del puente. Se sospecha que el detonante fue el paso de un tráiler esa misma mañana.

En una inspección más amplia fueron detectados daños en varias péndolas del puente que atraviesa esta carretera autonómica y que obligó a desviar la circulación por el viaducto romano de Os Padriños, cuya estructura fue reforzada en el siglo XVI, durante el reinado de Felipe II. Esta reliquia imperturbable pese al paso del tiempo no tenía ancho suficiente para el tránsito de camiones y la construcción del nuevo puente se evitó que el intenso tráfico en este cruce de comunicación que da servicio a unos 15.000 vecinos lo acabara deteriorando.

Regreso al caos en la circulación

La situación del tráfico en este punto de intersección de caminos y carreteras ha vuelto a sufrir de un día para otro las consecuencias del volumen de tráfico que tenía hasta 2007. Nadie sabe por cuánto tiempo se prologará el caos provocado por las esperas para circular por el viejo puente, que tiene un ancho limitado a un solo vehículo. Los alcaldes de los ayuntamientos afectados han despejado el viaducto de elementos decorativos, como macetas y farolas, para facilitar el paso de los vehículos. También se han eliminado las zonas de aparcamiento en el acceso para mejorar la seguridad, dada la avalancha que se produce en horas punta.

El regidor vilanovés, Gonzalo Durán, anuncia que se realizarán obras para mejorar el firme del antiguo itinerario del Camino Portugués por la Variante Espiritual, ya que los peregrinos ya no podrán pasar por la pasarela de madera bajo el puente nuevo y tendrán que acceder por el antiguo. Su intención es no alterar este itinerario jacobeo, muy concurrido, y garantizar la seguridad de los peregrinos con estos desvíos.

En este trayecto del Camino de Santiago desde Armenteira, donde se levanta un monasterio cisterciense, hasta Ponte Arnelas, el peregrino recorre la conocida como Ruta de la Piedra y el Agua. Fue un grupo de caminantes los que dieron la voz de alarma al atravesar la pasarela inferior: avisaron a Emergencias de que la estructura crujía. Esta variante del Camino Portugués es una de las opciones para llegar a la catedral de Santiago, un trayecto de poco más de 70 kilómetros repartido en tres etapas. Las dos primeras se recorren a pie y la última, en barco desde Vilanova, navegando por la ría de Arousa y el río Ulla hasta Pontecesures, a unos 30 kilómetros de la capital gallega.

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