Fran Hervías: “Critican la foto de Colón, pero había codazos para salir en primera fila”
El exsecretario de organización de Ciudadanos carga contra sus antiguos compañeros tras irse a trabajar para el PP
Fran Hervías (Tossa de Mar, Girona, 39 años) se afilió a Ciudadanos cuando se fundó, en 2006. En el partido fue secretario de organización y uno de los artífices de la expansión nacional. En las Cortes fue diputado y senador. En 2021, dejó CS y esa misma tarde contactó con Pablo Casado y Teodoro García Egea para incorporarse al PP. Ahora publica Ciudadanos, la historia jamás contada (Península), donde ajusta cuentas con antiguos compañeros, que le llamaban “El Lobo”. El mote se lo puso su amigo Juan Carlos Girauta. “Me ha tocado muchas veces ser el malo de la película”, asegura.
Pregunta. ¿Usted de qué partido es?
Respuesta. Del PP. Yo no soy de los muchos que se fueron por necesidad, que cuando se quedan sin escaño piden asilo político al PP. Yo me afilié al PP por convicción: eran los únicos que podían sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa.
P. Tenía el carné de Ciudadanos.
R. Sí, claro. Yo era senador, me quedaban dos años y dejé mi acta y Ciudadanos para irme, ganando menos, a trabajar en el PP, no a un cargo político.
Os dejo mi carta donde anuncio que pongo punto y final al frente de la secretaría de organización de @CiudadanosCs. pic.twitter.com/SgPdgMCecR
— Fran Hervías (@FranHervias) November 26, 2019
P. Contactó con Casado y García Egea el mismo día que dejó Ciudadanos. ¿Cómo fue esa conversación?
R. Sincera. Yo expliqué que era una persona de principios y que me gustaría ayudarles a reunificar el centroderecha, como un asesor más. Me preguntaron: “¿Qué quieres?”. Y les dije: “No quiero ningún cargo, si después, viéndome trabajar, os gusta y queréis contar conmigo para algo más, perfecto, y si no, no pasa nada”.
P. Al principio de la crisis con Isabel Díaz Ayuso apoyó a Pablo Casado, pero a los pocos días, pidió un congreso extraordinario para echarlo. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
R. Casado tenía un gran proyecto para España, muy bonito, iba muy bien en las encuestas, pero se equivocó en esa coyuntura y en una situación así había que darle voz a los afiliados. Lo viví todo con estupor y con tristeza.
P. Y llegó Feijóo y lo despidió, aunque en su momento usted lo desmintió. ¿Le pilló por sorpresa, fue otro despido en diferido?
R. A mí nunca me han despedido de ningún sitio. Yo tenía un contrato vinculado a la continuidad de la vicesecretaria de Organización. La nueva dirección tenía que decidir si quería contar conmigo o no y decidió que no, aunque sí ha ejecutado la estrategia que yo dejé diseñada.
P. Llegó al PP con una lista de fichables de Ciudadanos.
R. Hice un informe de reunificación del centroderecha con los perfiles que consideraba que podían sumar: de Ciudadanos, de otros partidos, líderes de opinión, deportistas… Cuando dejé Ciudadanos, salieron a cuchillo contra mí. Luego me di cuenta de que quienes me atacaban ya habían llamado a la puerta del PP y pensaban que yo se la iba a cerrar.
P. ¿Cuántas personas había en esa lista?
R. Puf, muchas. No todos eran para ir en listas. Las personas que están introducido coinciden en el 90% con las que yo dejé en ese documento.
P. El libro es un inventario de las traiciones que, a su juicio, dinamitaron Ciudadanos. ¿Usted no traicionó a CS al irse al PP?
R. Yo siempre he sido fiel a mis principios. Tuve que cambiar de partido para no cambiar de principios. Me impliqué en construir Ciudadanos para regenerar España y que los nacionalistas y separatistas no la rompieran. No podía asumir, como representante público, que pactaran con quienes quieren destruir el país.
P. ¿A qué pactos en concreto se refiere?
R. Todos los que hubo de Ciudadanos con Sánchez e Iglesias. Con la cuarta prórroga del estado de alarma hubo una crisis interna muy gorda porque era evidente que Sánchez estaba recortando derechos con la excusa de la pandemia y los liberales queremos libertad, pero fui disciplinado hasta el último día.
P. Si mañana el PP y el PSOE pactaran la renovación del Consejo General del Poder Judicial, ¿dejaría de ser afiliado del PP?
R. Yo en el PP soy un afiliado, no un representante público. Y es un tema distinto, constitucionalmente lo tienes que hacer, estás obligado. El tema es cómo y yo espero que se haga poniendo en común que hay que despolitizar la justicia.
P. En el libro salva a Albert Rivera, quien dimitió cuando, en 2019, pasó de 57 a 10 diputados, y crucifica a Inés Arrimadas, a la que acusa de sanchista. Pero varios exdirigentes, fundadores de Ciudadanos, creen justo lo contrario, que el partido empieza a extinguirse al negarse a pactar con el PSOE cuando sumaban mayoría absoluta.
R. Hay opiniones de mil colores. Lo que yo digo son hechos: Inés Arrimadas autorizó que se pusieran en marcha mociones de censura: quería quitar a Ayuso de presidenta de la Comunidad de Madrid, cuando estaba haciendo una labor impecable sacándole los colores al sanchismo, y a López Miras en Murcia. Estaba entregando gobiernos al PSOE y a Podemos. Se sentaban a negociar los presupuestos y hoy siguen igual: votaron a favor de la aberrante ley del sí es sí y se alinearon con Sánchez y toda su banda en la moción de censura presentada por Vox.
P. Pero la mayoría de acuerdos de Ciudadanos son con el PP no con el PSOE.
R. Sí, claro, porque sumábamos.
P. Volviendo a la suma de la mayoría absoluta con el PSOE, en el último momento, Rivera parece que recula y ofrece un pacto.
R. Claro. Nosotros dijimos que no haríamos a Sánchez presidente. Pero nos damos cuenta de que parte de la sociedad no ha entendido quién es Sánchez. Teníamos que visualizarlo y por eso le ponemos condiciones: que no indulte a los golpistas, que rompa los gobiernos con los separatistas y nacionalistas… sabiendo que iba a decir que no. Pero los españoles no se dan cuenta.
P. ¿Entonces la culpa de que Ciudadanos pasara de 57 a 10 diputados es de los españoles?
R. No. Digo que nosotros no supimos explicar a los españoles quién era Sánchez.
P. El libro se titula Ciudadanos, la historia jamás contada. ¿Qué queda por saber teniendo en cuenta que la primera campaña fue un desnudo y que las peleas internas se airearon públicamente? ¿Cuál cree que es la novedad que aporta?
R. No son novedades, explico mi vivencia. Se me ha usado para justificar los errores de otros y me he visto obligado a explicar la verdad. No es un ajuste de cuentas ni una venganza porque entonces habría contado otras cosas. Me da mucha pena en lo que se ha convertido el partido.
P. Cuando se produce la moción de censura de Murcia, ya estaba en el PP.
R. Yo ahí no estaba en el PP, había decidido dejar Ciudadanos. Y me acusaron a mí.
P. Deja Ciudadanos el mismo día que se reúne con Casado y García Egea.
R. El 18 de febrero yo los llamo por la tarde. Cuando hay la moción de censura me llaman a mí de Ciudadanos y me piden que eche una mano para que prospere. Hago una llamada y se la devuelvo al dirigente de Ciudadanos diciendo que estaba complicado y que cómo se les había ocurrido montar eso de esa forma.
P. ¿Habló con los tránsfugas?
R. No tenía relación con ellos. Y la moción se había fraguado antes, en plena pandemia.
P. El libro lo prologa Juan Carlos Girauta, al que define como “un hombre que se viste por los pies”. Es el hombre que en junio de 2020 tuiteó, refiriéndose a sus antiguos compañeros de Ciudadanos: “Vosotros, traidores, me vais a comer la polla por tiempos”.
R. No recuerdo a quién iba dirigido. Yo creo que fue alguien que le insultó en redes.
P. Girauta suele expresarse de esta manera.
R. Bueno, yo creo que la libertad de expresión es bonita siempre y cuando no pases unas líneas rojas.
P. ¿Girauta no las ha sobrepasado?
R. Hombre, teniendo en cuenta que hoy la ministra de Igualdad dice que hay que hablar de sexo todos los días y a los cuatro vientos, creo que la ministra estaría contenta con ese tuit.
P. Girauta también se acercó al PP después de borrar muchos tuits contra el partido, entre otros uno que les acusaba de “estar de corrupción hasta las cejas”. Una de las banderas de Ciudadanos era la regeneración política. ¿No le generó dudas en ese sentido ir a trabajar al PP?
R. ¿Qué caso de corrupción tiene el PP cuando entro? Ninguno.
P. Tiene un largo historial de casos y usted trabajaba en un edificio cuya reforma fue pagada con dinero negro.
R. Sé por dónde va. Pero vamos a separar el concepto. Es como decir que Sánchez debía dimitir por los ERE. Si una persona es corrupta y se va, ya no está vinculada a ese partido. Yo estaba cómodo en el PP porque se había regenerado por completo. A mí lo que hace el PSOE de defender a Griñán [José Antonio, expresidente andaluz condenado por el caso ERE] a capa y espada y decir que hay que indultarlo me parece denigrar la política.
P. Feijóo ha dicho que no tiene interés en verle en la cárcel.
R. Griñán tiene que ir a la cárcel. En política no hay que hacer seguidismo.
P. Dice: “Debido al auge de Vox, nuestro crecimiento se vio frenado”. Ciudadanos se presentaba como partido de centro, aquello de “ni rojos ni azules”. ¿Por qué le roba votos la extrema derecha?
R. Cuando entra otro competidor, el crecimiento de Ciudadanos se frena. Y la gente no vota extrema derecha o extrema izquierda. En España no hay cinco millones de fascistas ni de comunistas. Es un voto de indignación.
P. Santiago Abascal acudió a la presentación de la plataforma de Movimiento Ciudadano en 2013. ¿Hubiera sido un buen fichaje? ¿Lo sondearon?
R. Que yo sepa, no. Con Abascal comparto muchos puntos de la visión de España, otros, de temas de derechos individuales, no. Pero lo mejor que le puede pasar al país es que haya un gobierno del PP y Vox.
P. A Cristina Seguí sí la sondearon.
R. Hablamos con ella para ver si podía incorporarse por la Comunidad Valenciana, pero lo descartamos por ambas partes. Ella se fue de Vox.
P. Dice en el libro que muchos de los que criticaron la foto de Colón, aquel día se daban codazos para estar en primera fila.
R. Eso fue muy gracioso, había codazos para salir. Y ahora la critican.
P. Sugiere que Inés Arrimadas perdió deliberadamente un vuelo para no estar en esa foto.
R. Digo: casualidad o no. A lo mejor nunca sabremos qué pasó esos meses. A mí me gustaría creer que ni Toni Roldán ni Inés Arrimadas estaban conspirando contra Albert Rivera, pero nos llegaba esa información. Ahora me llega que Inés está negociando para entrar en el PP después de querer cargarse a Ayuso. Es surrealista. Begoña Villacís, en septiembre, también negoció su incorporación al PP.
P. En todo caso, sería el mismo recorrido que ha hecho usted: de Ciudadanos al PP.
R. No, no, porque yo dejé mi acta de senador, es muy diferente. No dejé un escaño para coger otro, no he ido al PP a pedir que me dieran un carguito.
P. En esa foto de Colón, ¿dónde estaba ideológicamente Ciudadanos, del 0 al 10?
R. Un 5,8.
P. Y ahora, ¿dónde lo situaría?
R. A veces en el tres. A veces en el siete, según a quién escuches. Apoyar la ley del sí es sí o votar en contra de la moción de censura es estar en el 3. Y muchas propuestas que están haciendo son intervencionistas, no liberales. Ciudadanos ahora tiene una ideología socialista, socialdemócrata.
P. ¿A qué se dedica ahora?
R. Cuando Ciudadanos estaba en auge compré parte de una empresa, monté otra… Estoy en el mundo de la consultoría política y empresarial, gestión de eventos…
P. ¿Cómo se llama la empresa?
R. No lo digo porque cuando construí una, desde Ciudadanos intentaron dinamitarla.
P. ¿La Fábrica de los Discursos?
R. Sí. Filtraron unas conversaciones privadas con personas muy importantes de la sociedad civil. Estaba haciendo estos cursos de formación online y me decían: “Oye, pues sí, pásamelo…”. Yo entonces no era senador, no tenía ningún cargo público.
P. ¿Los clientes de la empresa eran compañeros de partido?
R. Compañeros y de otros partidos y gente de empresas privadas… Había de todo. Yo no he cobrado ni un duro de La Fábrica de los Discursos. Yo era accionista, compré en su día el 20% cuando era secretario de organización de Ciudadanos. No la cree yo.
P. A la meteorología ya no vuelve...
R. Me gusta mucho, pero lo tengo ya casi como hobby.
P. ¿Y a la primera línea de la política?
R. No tengo ninguna intención de volver. La política saca lo peor de las personas.
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