Sánchez incluye bajadas selectivas de impuestos en la negociación con Ciudadanos
Podemos se agarra a lo pactado en diciembre y pondrá el acento en el capítulo de gasto
La Moncloa no quiere subir impuestos a las grandes empresas en plena crisis pese a sus promesas electorales y pese al acuerdo de coalición con Unidas Podemos. Y baraja incluso alguna rebaja fiscal selectiva para atraer a Ciudadanos y allanar el camino de los Presupuestos, clave de bóveda de una legislatura marcada por una crisis sanitaria y económica galopante. Pedro Sánchez ha iniciado esta semana la ronda de contactos y ofrece inversiones en infraestructuras a ERC y PNV, pero los socialistas están decididos a explorar la vía Cs. Por el contrario, Pablo Iglesias sí exige algunas subidas ya. La negociación se complica.
Un presupuesto es una suerte de expedición al horizonte: España no puede permitirse el lujo de seguir mirando por el retrovisor y volver a prorrogar unas cuentas públicas que se hicieron para un país que crecía por encima del 2% y era capaz de ir cerrando las cicatrices de la Gran Recesión. La pandemia ha borrado de un plumazo ese escenario. Lo que viene es una segunda oleada de positivos y un batacazo en el PIB, el paro, el déficit y la deuda que solo se paliará en parte con una fina lluvia de fondos europeos: hasta 140.000 millones en varios años que deben servir para fraguar un presupuesto moderadamente expansivo, para compensar la brutal caída de ingresos que se avecina, para acometer el mil y una veces postergado cambio de modelo de la economía española y, acaso lo más difícil, para atravesar del campo de minas de la aritmética parlamentaria, con un Congreso fragmentado, inestable y marcado por una multitud de vetos cruzados que lo hacen imprevisible.
El PSOE, con sus 120 diputados, y sobre todo el entorno de Sánchez, ven contraproducente subir impuestos en pleno castañazo socioeconómico; su socio, Unidas Podemos (35 escaños), se agarra al acuerdo de coalición que prevé subidas fiscales. Si Sánchez e Iglesias acaban sellando un pacto necesitan 21 votos más. El apoyo del PNV está cerca, así como el de otros grupos minoritarios, a través de las inversiones territorializadas. Pero la mayoría de la investidura se difumina por la imprevisibilidad de ERC (13 escaños), más aún si en la ecuación aparecen las elecciones catalanas. A la vista de que Esquerra no es un socio fiable, los socialistas vuelven la mirada hacia los 10 diputados de Cs, cuyas recetas económicas están en las antípodas de Podemos pero se encuentran cerca de la longitud de onda del PSOE en la endemoniada situación actual. “El partido que mejor está entendiendo la encrucijada económica es Cs”, destacan fuentes de Hacienda.
Esta semana, en la reunión entre Sánchez y Arrimadas, el presidente puso sobre la mesa la posibilidad de no acometer subidas de impuestos durante la crisis: los niveles de PIB precrisis no se alcanzarán previsiblemente hasta 2022, y Bruselas ve complicadas las subidas tributarias a pesar de que la presión fiscal española está muy lejos —siete puntos de PIB: unos 75.000 millones anuales— de la media europea. Los socialistas, en fin, pretenden dejar para más adelante, pero en esta legislatura, la prometida reforma fiscal. E incluso estarían dispuestos a abrir la mano con rebajas selectivas, muy localizadas en el sector turístico (que pide una reducción del IVA por el desplome de actividad) y en las tasas aeroportuarias, según fuentes gubernamentales.
“El flanco socialista del Gobierno no quiere subir ningún impuesto. Tocar sociedades con las empresas en pérdidas no permite recaudar más. Pero negociar implica ceder: es posible que al final tenga que haber alguna subida como señal hacia Podemos, aunque también alguna bajada que nos acercaría a la órbita de PNV y Cs”, subrayan fuentes del Ejecutivo.
“Es difícil que salga la rebaja del IVA turístico, porque lo que necesita el sector es que la vacuna permita que vuelvan los turistas: los problemas no van a desaparecer con una rebaja fiscal. Otra posibilidad, más factible, es rebajar las tasas aeroportuarias, pero no hay nada decidido; esto no ha hecho más que empezar”, abundan las mismas fuentes.
La sensación en Cs es que Sánchez está en sintonía con sus planes económicos. En su conversación en La Moncloa, el presidente no ofreció garantías a Inés Arrimadas, pero dio a entender que su intención es evitar las subidas fiscales, a pesar de la dura retórica de Iglesias al respecto. “Pensamos que es posible que se eviten las alzas de impuestos y Sánchez también lo piensa: hay espacio para un presupuesto moderado”, inciden fuentes de Cs.
Pero el Ejecutivo no se ciega ninguna vía. En su reunión con el PNV puso sobre la mesa inversiones en infraestructuras como la Y vasca (la conexión de alta velocidad ferroviaria hacia la frontera francesa), además de la extensión de los expedientes de regulación de empleo (ERTE) y nuevas transferencias. Con ERC, el acento se fijó también en las inversiones, que ascenderían a unos 760 millones en virtud del Estatut, más 150 millones adicionales para los Mossos d’Esquadra, al margen de la mesa de diálogo —anteriormente pactada— y de otras posibilidades, como acelerar la reforma del delito de sedición en el Código Penal. Todo eso, según las versiones del PNV, de ERC y del Gobierno.
Pero la negociación presupuestaria es una manta corta: si se tapa la cabeza se enfrían los pies; las concesiones a Cs son un problema para ERC y Podemos, y viceversa. Unidas Podemos tiene todas las alarmas encendidas y subraya que lo único que vale es lo que pactaron el lunes Sánchez e Iglesias: sus equipos cerrarán unos Presupuestos que presentarán ambos líderes y luego irán a negociar con los demás. Primero con los socios de la investidura. Y solo al final, si falla ERC, con Cs.
En Unidas Podemos señalan que otros liberales europeos —como los británicos— no están como Cs, enrocados en cero subidas de impuestos. En cualquier caso, en unas cuentas públicas dominadas por los 140.000 millones de Europa, la clave esta vez no estará en los ingresos a través de los impuestos, sino en dónde y cómo se gastará ese dinero. Y ahí es donde Unidas Podemos pretende marcar territorio. La inversión y el gasto son la palanca fundamental del próximo presupuesto anticrisis, en España y en toda la UE, pese al brillo fulgurante que dan siempre los impuestos en el debate político e ideológico.
Arrimadas exige revisar el contenido del pacto con el PNV
Ciudadanos estará vigilante respecto a los acuerdos que el Gobierno firme con otros grupos políticos para el apoyo a los Presupuestos. El partido de Inés Arrimadas pedirá estar informado de lo que el Ejecutivo negocie, y exigirá en especial revisar el contenido de los pactos con el PNV, según informan fuentes de la dirección. “Si hay un acuerdo tiene que ser global; tendremos que ser conscientes de las medidas que quiere el PNV”, apuntan estas mismas fuentes. “El pacto estará cerrado cuando lo esté con todos los que van a apoyar las cuentas”, inciden.
Cs no tiene problemas en compartir apoyo a los Presupuestos del Gobierno de Pedro Sánchez con el PNV, a pesar de que a ambas formaciones les distancien cuestiones básicas como el concierto económico vasco. Al mismo tiempo, ambos partidos ya han demostrado su compatibilidad apoyando dos presupuestos de Mariano Rajoy, en 2017 y 2018, y tienen planteamientos económicos liberales similares. La cautela de Cs tiene que ver sobre todo con posibles diferencias de trato territoriales, como ha ocurrido en los últimos acuerdos con el PNV o en el fallido acuerdo entre PSOE, Podemos y Bildu, que además de la derogación completa de la reforma laboral incluía otros traspasos de competencias relativos a País Vasco y Navarra. En la reunión entre Pedro Sánchez y Aitor Esteban surgieron medidas presupuestarias como las inversiones territorializadas, pero también un impulso a la bilateralidad: Sánchez podría ofrecer nuevos traspasos de competencias —la clave es la Tesorería de la Seguridad Social—, asuntos relativos a la gestión del IVA de determinados servicios y el inicio de la negociación del convenio navarro.
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