El Gobierno defiende el pacto con Bildu y reprocha a PP y ERC que no apoyaran la prórroga del estado de alarma
Montero acusa a Casado de desentenderse de la salud de los españoles
La prórroga del estado de alarma estaba en peligro. Así lo vivía la semana pasada el Gobierno, de manera que extendió su brazo negociador a otros grupos. Una vez que el PP negó el apoyo y se conoció la pretensión de ERC de reclamar la activación de la mesa de negociación con la Generalitat, el Ejecutivo y sus grupos parlamentarios se volcaron en Ciudadanos y en Bildu, sin dejar hasta el último minuto la negociación con los republicanos catalanes. El jueves no hubo aclaraciones sobre la desunión en el Ejecutivo sobre lo acordado con Bildu. Este viernes, la ministra portavoz, María Jesús Montero, ha tratado de dar una explicación con múltiples destinatarios, además de justificarse: “El Gobierno ha estado muy solo en la defensa de la salud y la seguridad de los españoles”.
El pacto con Bildu para derogar íntegra e inmediatamente la reforma laboral, fue sustituido en tres horas por eso mismo pero sin fecha y en los términos del pacto de gobierno del PSOE y Unidas Podemos. No será de inmediato y la totalidad de la reforma tiene sus matices por el propio cambio del mercado de trabajo. “La reforma laboral el siglo XXI y de estos momentos es un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI”, ha señalado la portavoz del Ejecutivo, en su comparecencia junto al ministro de Sanidad, Salvador Illa. Este debía haber hecho acto de presencia esta tarde para anunciar las fases de desescalada, pero lo ha hecho junto a la ministra. Así, no solo se ha hablado del episodio del acuerdo y posterior rectificación con Bildu y de las discrepancias en el Gobierno, sino del cambio de fase de provincias y comunidades autónomas, de gran interés para la sociedad.
“Los partidos del Gobierno nos hemos sentido muy solos porque el PP, también Vox, han dimitido de su responsabilidad, y los partidos progresistas han incluido en el estado de alarma asuntos que nada tienen que ver”. Los segundos pueden ser ERC y Compromís, que, en efecto, incluyeron otros aspectos para la negociación, ajenos a que saliera adelante la prórroga del estado de alarma. “El PP está aprovechando esta pandemia con la calculadora de votos, y se ha desentendido de la salud de los españoles”, ha remachado la ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno. Ante este panorama, el Ejecutivo se acercó a Bildu para asegurar la votación. Ese acercamiento se ha producido en un asunto que está en el programa pactado por el PSOE y Unidas Podemos, como es la reforma laboral, pero traída en un momento “inadecuado”, en medio de una pandemia, según señaló en alto la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
A todas luces, el malestar de Calviño contrastó con la defensa de ese acuerdo del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. La ministra de Hacienda ha tenido este viernes que apagar todos los fuegos que se desataron en muchas direcciones desde la noche del miércoles. A los agentes sociales, empresarios y sindicatos les ha regalado el oído; nada sin ellos. También ha tratado de aplacar al PNV, muy molesto con el Gobierno porque en plena campaña de las elecciones vascas ofrezca bazas a Bildu. Con todos ellos quieren reanudar relaciones, y, de inmediato, ya que es muy probable que el Ejecutivo pida otra prórroga a partir del 7 de junio; incluso podría plantear una extensión adicional más para algunas zonas de España.
A pesar de las dificultades, Montero ha anunciado que seguirá con la mano tendida. “Estamos animando a que haya un entorno de diálogo, un entorno de debate. (...) El Gobierno no va a renunciar a preservar la salud de los ciudadanos”, ha asegurado la ministra.
La portavoz ha insistido en que todo es por la seguridad de los españoles y ha abundado en los reproches a quienes entraron en una “dinámica de negociación imposible”; de quien ha votado que no “con los dedos cruzados”, con la esperanza de que saliese adelante el estado de alarma, pero sin su apoyo. En su opinión estos mantienen su “recuento particular de votos” anteponiendo los intereses partidistas a los del conjunto de la población. La ministra también ha advertido de que el Gobierno “no va a escatimar ningún esfuerzo” para llegar a acuerdos con los que poder adoptar medidas para preservar la salud de los españoles “por muchas lecturas externas” que pueda haber o que este tipo de negociaciones pueda “generar ruido”.
Ese ruido ha estado provocado más por las divergencias dentro del Gobierno por la negociación con Bildu, ya que la derogación de la reforma laboral está presente en todos los programas del PSOE, desde su aprobación en 2012, aunque ha tenido diferentes interpretaciones. Montero ha admitido que existen “distintas sensibilidades” en el Ejecutivo, pero ha defendido que van “todos a una y a lo fundamental”, es decir, trabajar para ser “capaces de superar esta crisis sanitaria” y para “reconstruir y continuar el acuerdo programático” que alumbró este Gobierno.
“La intención del Ejecutivo es y será la negociación de todas las cuestiones laborales en el marco del diálogo social (entre patronal y sindicatos), es el lugar idóneo”, ha añadido. Nada sin el diálogo social; todo se hará con empresarios y sindicatos. Especiales elogios se han llevado el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, “un patriota movido por los intereses de España”, ha señalado. A él y a los líderes de los sindicatos CC OO y UGT, Unai Sordo y Pepe Álvarez, se lo dijo el jueves el presidente Pedro Sánchez. Con el PNV también han hablado. Con los peneuvistas quieren mantener la misma relación de complicidad. Y el Gobierno “está fuerte, unido y cohesionado, pese al que le pese”, según la versión oficial de la portavoz del Ejecutivo.
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