_
_
_
_

Un retiro rústico entre olivos en El Perelló

Las antiguas construcciones espartanas que tenía este olivar, situado en un bancal en El Perelló (Tarragona), han adquirido una esencia y una belleza vernáculas de la mano del arquitecto Stefano Colli. Un giro inédito en lo arquitectónico y en lo vital para su propietaria

Retiro rústico El Perelló
Entre el espacio que habita Elena (al fondo) y el pabellón de invitados (a la derecha), la finca cuenta con una alberca de aguas naturales que atrae a ranas y libélulas.Anna Huix
Tachy Mora

Esta es la historia de la transformación de una parcela rústica en lo mismo pero hecho con mucha sensibilidad. Una de esas fincas rurales donde los domingos se va con la familia o los amigos a hacer paella, migas o lo que toque en cada sitio. Lugares de producción agrícola, que no son una casa de vacaciones y que normalmente no se habitan, pero que cuentan con una edificación llamada a menudo eufemísticamente de aperos, donde algo de vida se hace, y que con el tiempo se fue ampliando y pasó a tener cocina, cuarto de baño y hasta piscina desmontable. A veces todo hecho de manera autoconstruida, sin propósito alguno de belleza, con pocos medios e, incluso, elementos de lo más surrealista.

Ese fue el panorama que se encontró Elena Díaz-Morera (Barcelona, 51 años) cuando visitó por primera vez este bancal de olivos en El Perelló (Tarragona), que contaba con una pequeña casita, una edificación que funcionaba como garaje y otra como taller y leñero. En algunos lugares, como este tipo de construcciones ya llevan tanto tiempo asentadas en las fincas agrícolas, se permite intervenir lo ya construido, mientras no se amplíe o se pervierta el uso de la finca. De hecho, las de esta zona no tienen acometida de electricidad, solo de agua.

“Era la típica huerta de campo un poco autoconstruida”, cuenta el arquitecto italiano Stefano Colli (Reggio Emilia, 58 años), quien se ha encargado de la renovación. “Nuestro trabajo ha consistido, sobre todo, en ordenarlo, actualizarlo y darle un sentido. Era un bancal de olivos y Elena enseguida supo apreciarlo. Ninguno de los dos queríamos algo excesivamente diseñado, sino embellecer un lugar que ya de por sí tenía un encanto. Así que fuimos con el freno pisado en todo momento para mantener su carácter y cumplir con la normativa municipal”.


Elena Díaz-Morera, propietaria de este bancal de olivos en El Perelló, donde está en proceso de hacer su propio aceite ecológico.
Elena Díaz-Morera, propietaria de este bancal de olivos en El Perelló, donde está en proceso de hacer su propio aceite ecológico.Anna Huix
Dormitorio en el pabellón de invitados, donde antes estaba el garaje.
Dormitorio en el pabellón de invitados, donde antes estaba el garaje.Anna Huix

“Yo buscaba algo que no me pesara, que fuera muy ligero y que estuviera en la naturaleza y no lejos del mar. Una propiedad de fácil mantenimiento y relativamente cerca de Barcelona, porque si no, acabas no yendo”, apunta Elena. “También quería que estuviera en un sitio inédito para mí. Había venido tres o cuatro veces y me había parecido una zona aún un poco salvaje, donde nadie parecía estar sosteniendo un decorado, como pasa en otros lugares a las afueras de Barcelona. Solo el camino entre olivos para llegar hasta aquí ya me entusiasmó”, relata Elena.

La destreza para visualizar la transformación que podría sufrir el lugar hay que tenerla, o haberla cultivado. El olivar estaba a punto de dar, asimismo, un giro inédito. El segundo apellido de Elena Díaz-Morera es Ventós. A muchos quizá no les diga nada, pero a quienes hayan trabajado en el mundo del interiorismo, seguro que sí. Su madre es Marta Ventós, quien tuvo en Barcelona el mítico showroom Arkitektura (donde hoy está Minim). Elena, de hecho, durante un tiempo también tenía su propia distribuidora de firmas de mobiliario contemporáneo, K Difusion. Aparte, fue una de las fundadoras de las desa­parecidas tiendas de alimentación ecológica Obbio.

Los interiores han pasado a ser mucho más luminosos, no solo por las nuevas aberturas sino también por la reestructuración interna a nivel espacial.
Los interiores han pasado a ser mucho más luminosos, no solo por las nuevas aberturas sino también por la reestructuración interna a nivel espacial. Anna Huix
Para mejorar el aislamiento de las antiguas construcciones se les incorporó una capa muy gruesa de corcho que después se revocó a la cal, con lo que adquirieron un cierto aire vernáculo.
Para mejorar el aislamiento de las antiguas construcciones se les incorporó una capa muy gruesa de corcho que después se revocó a la cal, con lo que adquirieron un cierto aire vernáculo.Anna Huix

Elena Díaz-Morera se ha reinventado y cambiado de vida varias veces, en ocasiones de manera forzosa y dolorosa: separación, proyectos que no funcionaron… Pero transmite una potente energía de sentirse reconciliada con la vida. Ha empezado a estudiar Psicología casi a los 50 años y todos los días va a clase en bici. Mientras nos enseña su retiro de olivos, que casi es más un lugar de proyección interior que una mera posesión, su exmarido y sus hijos llegan de visita. “A veces los cambios te traen cosas positivas, un gran aprendizaje y una gran transformación. Siempre hay algo nuevo a lo que te abres, que viene a tu vida. Ahora me doy cuenta de que, a pesar del dolor, los cambios tienen mucho valor. Aunque se esté sufriendo y se tenga sensación de pérdida, también hay mucho de creación, de reinventarse y de libertad en todo ello. Pasas a aferrarte poco a las cosas. A surfear por encima de las olas”. De aquí, el carácter ligero que buscaba con esta propiedad.

Su relación con la alimentación ecológica le viene desde bastante joven. Uno de sus primeros trabajos fue como responsable de compras en la cadena de supermercados ecológicos Veritas. Esto fue mucho antes de que ella misma impulsara Obbio. Ambos trabajos la llevaron a conocer a muchos productores. Así que terminar comprando un olivar, situado, además, en una comarca famosa por su miel, tiene su lógica. Está en proceso de hacer su propio aceite ecológico, porque todavía continúa arreglando el olivar. Primero tuvo que rehacer todos los muros de los bancales, con la ayuda de un experto local, ya que estaban en muy mal estado. Después, plantó más olivos al tresbolillo en los espacios que era posible. Madreselva, romero, tomillo y alcaparras completan la vegetación del lugar.

La inversión en la recuperación de los bancales ha sido mayor que la propia renovación de las construcciones ya existentes. La principal intervención fue mejorar el aislamiento de estas, ya que no habían sido hechas pensando en su rendimiento y confort térmico, tanto en verano como en invierno. “Les incorporamos una capa muy gruesa de corcho y después la revocamos con unas mallas especiales que permiten aplicar revoco de cal al corcho. Después, simplemente se pintó de blanco”, explica Stefano Colli. Solo con esto, el cambio estético ya fue contundente.

Las chimeneas fueron actualizadas por unas más modernas y con mejor inercia, hechas por un proveedor local.
Las chimeneas fueron actualizadas por unas más modernas y con mejor inercia, hechas por un proveedor local. Anna Huix
Los acabados continuos, de tonos suaves y neutros, se han aplicado en todos los interiores, incluidos los baños.
Los acabados continuos, de tonos suaves y neutros, se han aplicado en todos los interiores, incluidos los baños. Anna Huix

Por los mismos motivos se actualizaron también todas las ventanas y aberturas, incluyendo carpinterías de madera de castaño del Montseny, que le dan una mayor calidez a los espacios interiores. La distribución de lo que había sido la casa principal se adaptó a las necesidades de Elena, pasando de cuatro habitaciones diminutas y muy oscuras a un dormitorio y un luminoso salón con cocina abierta. De este modo, cuando está sola en la finca, solo utiliza este espacio. La otra construcción, que funcionaba como garaje, ahora es un pabellón de invitados, y donde antes estaba el taller y el leñero, ahora hay una lavandería y un almacén.

Por dentro, los acabados utilizados son muy sencillos y sobrios, con recursos que han retrotraído el lugar a una arquitectura más cercana a lo vernáculo y preindustrial. “No queríamos sofisticar demasiado el espacio. Queríamos mantener lo que nos habíamos encontrado: un lugar rural, bastante espartano. Teníamos una clara intencionalidad de sencillez”, apunta Stefano. “En algunas cosas hemos hecho preciosidades, como en las carpinterías o en la inclusión de cerámica de La Bisbal en determinados puntos. Pero, en otras, se ha optado por acabados más sencillos: suelos de cemento, techos en crudo solo pintados, tejados de teja árabe donde antes había uralita… También actualizamos las chimeneas, que las hizo un constructor al modo local, porque las que había tenían muy mala inercia”.

Chumberas, madreselva, romero, tomillo y alcaparras completan la vegetación del olivar.
Chumberas, madreselva, romero, tomillo y alcaparras completan la vegetación del olivar.Anna Huix
Una de las pocas licencias al color es este revestimiento de cerámica verde presente en varias zonas de la casa, hecho por Joan Raventós en La Bisbal.
Una de las pocas licencias al color es este revestimiento de cerámica verde presente en varias zonas de la casa, hecho por Joan Raventós en La Bisbal.Anna Huix

“Hacer o renovar una casa es un proceso que te interpela mucho, porque tienes que pensar cómo vives, a qué das prioridad, que es lo importante y lo que no”, reflexiona Elena. “Mi madre nos ha inculcado a toda la familia un sentido de la armonía, el equilibrio y la belleza. Va en nuestro ADN. Aquí, he procurado ser un poco más flexible, porque de mayor me he dado cuenta de que uno puede terminar por convertirse en esclavo de la perfección de los espacios que habita”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Tachy Mora
Escribe desde 2006 en EL PAÍS Semanal sobre diseño, interiorismo y arquitectura. Periodista y comisaria de exposiciones, interesada especialmente en las nuevas tendencias, estilos de vida e hibridación entre disciplinas. Autora de libros y exposiciones como ‘Artesanía Española de Vanguardia’ y ‘Escenarios de un Futuro Cercano’.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_