Arqueología móvil: del ladrillo al iPhone, los teléfonos que marcaron nuestra vida

Hace medio siglo, el 3 de abril de 1973, se realizó la primera llamada desde un móvil. Martin Cooper, entonces vicepresidente y director de innovación de Motorola, llamó a Joel Engel, entonces investigador de Bell Labs, desde un DynaTAC 8000x, el primer teléfono verdaderamente móvil de la historia. Hasta ese momento, los teléfonos móviles eran más bien teléfonos portátiles que venían con su maletín, solo los usaban ejecutivos y políticos y solo servían para llamar. El DynaTAC, desarrollado por Motorola, con un peso de casi un kilo, se podía coger con una mano y, aunque tardaba 10 horas en cargar su batería completamente, solo tenía una autonomía de una hora de conversación. Cincuenta años después, los dispositivos aparatosos de la prehistoria telefónica han sido sustituidos por instrumentos planos, brillantes y sofisticados que caben en el bolsillo y apenas se usan para llamar. Ahora el móvil es un ordenador, un reproductor de música, un GPS, un cuaderno y una cámara de fotos. Es lo primero que miras al despertarte (porque, probablemente, lo uses de alarma) y lo último que miras al dormirte haciendo scroll infinito en Instagram. Y hasta tiene una fobia propia: la nomofobia o el miedo irracional a quedarse sin móvil. “Como es algo tan cotidiano, apenas nos hemos dado cuenta de lo mucho que ha evolucionado”, sostiene Curro Quevedo Bueno, coleccionista y experto en telefonía móvil. Eso sí, recordamos con cariño la marca de nuestro primer móvil. O cuando empezaron a tener pantalla a color. O cuando pasamos de los tonos de llamada a los politonos. La escala evolutiva del móvil es ya parte de la historia de la tecnología, pero también un relato sentimental de nuestro pasado.

Nokia Mobira Cityman (1987). El ladrillo

En Finlandia, sede de la casa Nokia, era conocido como Gorba porque Mijaíl Gorbachov, expresidente de la Unión Soviética, lo usó para llamar a Moscú desde Helsinki en 1989. Fue el primer móvil de Nokia que venía sin maletín. Pesaba unos 800 gramos y tenía novedades técnicas como la de una pantalla iluminada y la capacidad de regular el volumen del timbre. En la época era verdaderamente caro (según el cambio actual, costaba 4.500 euros). Era un móvil para ejecutivos que llegó a salir en películas como Wall Street.

Nokia 3310 (2000). El indestructible

También llamado “el rompesuelos”, a principios de siglo existía el mito urbano de que este teléfono era completamente irrompible. Se podía caer, mojar, golpear y seguía funcionando. Fue uno de los primeros Nokia en convertirse en un móvil a disposición de las masas. El año en el que salió a la venta, el mercado era disputado por solo dos marcas: Motorola y Nokia. Los Ericsson, Sony y LG trataban de dar mordidas al mercado, pero solo se llevaban pequeños trocitos a la boca. El 3310 fue tan popular que vendió 126 millones de unidades en todo el mundo. Su legado acabó cuando salió a la venta el Nokia 1100, el móvil más vendido de la historia, con 250 millones de dispositivos despachados (todavía no ha sido superado por ningún otro teléfono). El 3310 empezó a servir para algo más que llamar: tenía calculadora, cronómetro y cuatro juegos, entre ellos el popular Snake II. Marcó a una generación y en 2017 salió una versión renovada del modelo para nostálgicos.

Motorola v3 (2004). Razr, la cuchilla

Aunque popularmente se le conocía como “teléfono concha” o “almeja”, el nombre con el que se vendió fue Razr, que significa cuchilla en inglés. ¿Por qué? En 2004, este Motorola se convirtió en el móvil más delgado del mercado, que se sumaba al hecho de que estuviera fabricado en aluminio con teclado de níquel. Era tan popular que llegó a salir en videoclips de Beyoncé, la serie Cómo conocí a vuestra madre y El Diablo se viste de Prada (Miranda tenía uno). El de color rosa Barbie era el terminal favorito de Paris Hilton.

Blackberry Curve 8520 (2009). Hecho para escribir

Originalmente creado como un teléfono de gama alta a disposición de ejecutivos y hombres y mujeres de negocios, la BlackBerry llegó a alcanzar una cuota de mercado mundial del 3% en 2011. Lo que más atractivo hacía al terminal fue el teclado QWERTY de 35 teclas. Quien lo probó lo sabe: no se ha fabricado un móvil más cómodo para escribir que este. El uso masivo y la veneración que los usuarios sentían hacia su BlackBerry hicieron que en EE UU se popularizase el término CrackBerry para hablar de la adicción que despertaba. Lo que empezó como una idea para llevar un teléfono en el bolsillo acabó siendo un ordenador de bolsillo. Entre sus más devotos usuarios estaban Barack Obama, Kim Kardashian y Angela Merkel. A pesar de su popularidad, la marca no supo adaptarse a los nuevos tiempos: cerró definitivamente el 4 de enero de 2022.

iPhone 4 (2010). El que lo cambió todo

El 9 de enero de 2007, Steve Jobs cambiaba las reglas del juego por completo. Salía al mercado el primer iPhone, un teléfono que era todo pantalla táctil y que acabó revolucionando la industria. Sin embargo, ese primer modelo no llegó a España y tuvimos que esperar al iPhone 3G. El que más se vendió fue el de esta foto, el iPhone 4 (1,7 millones de dispositivos vendidos en los primeros tres días de lanzamiento). El móvil se convirtió en GPS, cámara de fotos, mp3 y mejor amigo del hombre.

Samsung Galaxy SIII (2012). Empieza la nueva competición

Si en los noventa el mercado se lo disputaban Nokia y Motorola, en 2012, con los móviles chinos apenas despuntando, la lucha era entre Apple y Samsung. O eras de Android o eras de iOS. Un poco como ahora. La respuesta al iPhone llegó de Corea del Sur. El Galaxy SIII no era el primer Galaxy, pero sí el único bautizado con el nombre de “iPhone Killer” (asesino de iPhone). Se coronó en su momento como el Android más laureado y exitoso, y en nueve meses vendió 50 millones de unidades en todo el mundo. La pantalla táctil dejaba de ser solo de la manzana.

Samsung Z Flip3 (2021). El móvil que se dobla

Según Curro Quevedo Bueno, experto en telefonía móvil, desde el lanzamiento del iPhone y el resto de los smartphones, la revolución tecnológica que vivimos en los años ochenta y noventa se ha paralizado. “Los plegables son los diferentes al resto porque tienen pantallas flexibles, algo que no habíamos visto”, puntualiza. Las cámaras y las baterías son cada vez mejores, pero en cuanto a innovación estamos estancados.