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Las 17 playas más increíbles del Caribe, México y Centroamérica

Del archipiélago panameño de Guna Yala al arenal costarricense de Santa Teresa, tres playas de El Salvador para los aficionados al surf o enclaves casi desconocidos de Barbados y México

Playas Caribe
Vista panorámica de Darkwood Beach, en Antigua y Barbuda.Roberto Moiola / Sysaworld (Getty Images)

En Centroamérica y en el mar Caribe, encontramos algunas de las playas posiblemente más bellas del planeta. Al menos, de ello presumen un montón de pequeños países, que disfrutan de un clima cálido y un punto de exotismo como principales reclamos para los buscadores de paraísos de postal.

Por supuesto, predominan las arenas blancas, la vegetación exuberante llegando casi al borde del mar y, en algunos puntos, unas olas increíbles que han convertido estas costas en mecas mundiales para los amantes y los profesionales del surf. Estas son 17 playas que parecen irreales, pero, para sorpresa de muchos, existen.

Las islas de Guna Yala, en Panamá

No es ningún secreto que en Panamá están algunas de las playas más bonitas del mundo. Por su situación entre el Pacífico y el mar Caribe, cuenta con kilómetros de litoral deslumbrante y cientos de islas muy cerca de la costa. Las del lado del oceáno tienen fuertes corrientes, ideales para practicar surf o kitesurf, mientras que la región caribeña de Guna Yala es maravillosa para bucear, pescar y disfrutar de la playa, sin más.

Puestos a elegir paraísos junto al mar, las playas de Guna Yala son perfectas para los que quieran estar a solas. En algunas islas, a principios de la estación seca, incluso uno puede tener toda la playa a su disposición. A solo tres horas en coche de Ciudad de Panamá, el archipiélago de Guna Yala está formado por cientos de islitas tropicales sembradas de palmeras que es­tán a años luz de los rascacielos de cristal de la capital. Tierra natal del orgulloso pueblo guna, el primer gru­po indígena de América Latina en ganarse una patria autónoma, las is­las se han librado de la urbanización masiva y a día de hoy siguen sien­do idílicos pedacitos de paraíso. La mayoría de las islas ape­nas tienen la superficie de un campo de fútbol y están bordeadas por arenas blancas en polvo que bajan a fluo­rescentes aguas turquesa llenas de cora­les, peces de arrecife y enormes estrellas de mar. Sencillas cabañas de madera, con una cama y poco más, desembocan en la arena, a pocos pasos del mar. En las islas, por suerte, hay poco que hacer salvo darse el gusto de beber de cocos re­cién recogidos mientras uno se mece en una hamaca de ma­lla suspendida entre dos de los pocos árboles que cre­cen directamente del sue­lo de arena.

Vista aérea de una de las islas del archipiélago panameño de Guna Yala.
Vista aérea de una de las islas del archipiélago panameño de Guna Yala.imageBROKER/Luca Renner (Getty Images/imageBROKER RF)

El destino más popular de Guna Yala son los cayos Limones, con docenas de pintorescos islotes tropicales separados por es­trechos tramos de centelleantes aguas turquesas y playas de arena blanca en polvo. Además, es un destino perfecto para el esnórquel entre los arrecifes de coral o los barcos hundidos a escasos metros de la costa. Hay islitas para todos los gustos, desde algunas con restaurantes y ambiente playero, como la isla del Diablo o la isla Pelícano, hasta otras recientemente abiertas como La Piscina, un fabuloso banco de arena, en medio del mar, con aguas cálidas que cubren hasta la cintura, o su vecina Nugnudub, con una larga playa sembrada de palmeras.

Más información en las nuevas guías Islas del Caribe, México, Costa Rica, Panamá, Cancún, Cozumel y Yucatán, de Lonely Planet y en lonelyplanet.es.

Trunk Bay, isla de San Juan (Islas Vírgenes)

Hace mil años, los taínos se establecieron junto a las aguas celestes de San Juan, una de las Islas Vírgenes. Hoy podemos pasear por la arena de Trunk Bay, donde los arqueólogos han descubierto herramien­tas que usaban los taínos, y deambular junto a las ruinas de una plantación cuya trágica historia dejó las tumbas de los esclavos bajo las aguas de la bahía.

Casi el 60% de la isla de San Juan forma parte del parque nacional de las Islas Vírgenes, donde sus playas blancas se mezclan con ruinas en la selva. Aunque solo mide 50 kilómetros cuadrados, ofrece muchas actividades al aire libre para los intrépidos: remar sobre aguas caribeñas hasta playas recónditas inaccesibles en automó­vil; hacer caminatas a antiguas cascadas sagradas; o explorar arrecifes de coral rebosantes de colorida vida marina.

La playa de Trunk Bay, en la isla de San Juan.
La playa de Trunk Bay, en la isla de San Juan.Driendl Group (Getty Images)

Una buena idea es acampar en Cinnamon Bay Campground, dentro del parque na­cional, donde grupos de mariposas extraen néc­tar de los árboles de carambola y del pan mientras los ciervos se pasean entre las tiendas. Hasta aquí vienen muchos aficionados al kayak, al surf de remo o al buceo. Cruz Bay, el núcleo principal de la isla, tiene restaurantes y algunos servicios para los visitantes, mientras que la remota Coral Bay ofrece vistas fabulosas de las montañas entre ocasionales rebuznos de burros que vagan libremente.

El Tunco, el Sunzal y la playa de las Flores (El Salvador)

Las tres mejores playas de El Salvador, sobre todo para los surfistas, son el Tunco, el Sunzal y la de las Flores. Estos y otros lugares de la costa pacífica salvadoreña están convirtiendo el país en una nueva meca para los amantes de las tablas, y una alternativa menos turística frente a destinos vecinos más trillados, como Costa Rica.

Al litoral salvadoreño se le conoce como la Costa del Bálsamo, y una carretera costera se desliza pasando por playas de arena negra con dos rompientes a las que llegan los viajeros más jóvenes y amantes de las buenas olas. Una zona que toma su nombre del aceite aromático que se extrae aquí quemando la corteza de los árboles balsámicos del lugar (aunque ya quedan pocos). Su playa más conocida es El Tunco, que se anima sobre todo los fines de semana, con un océano repleto de tortugas, delfines y enormes peces saltarines. El Tunco es actualmente el principal destino turístico de El Salvador, con muchas olas y un ambiente surfero y festivo estupendo, aunque apenas tiene arena en su orilla porque es sobre todo una playa de rocas y piedras.

Bañistas en la playa de El Tunco, en El Salvador.
Bañistas en la playa de El Tunco, en El Salvador.Ellie Pritts Photography (Getty Images)

En el Sunzal espera una de las olas más consistentes de El Salvador, pues rompe gran parte del año. Se trata de una ola larga y tendida donde surfistas de todos los niveles suelen divertirse. Es una ola ideal para la práctica del longboard.

Y la tercera opción es ir al este del país, a El Cuco, donde está la playa de las Flores. Conocida como El Oriente Salvaje, se trata de un arenal remoto y casi escondido, muy apreciado por los amantes del surf por sus olas perfectas. Dicen, además, que el de la playa de Las Flores es uno de los atardeceres más bellos que se puede ver en el país.

Las playas de Barbados

Barbados sube el listón de las playas caribeñas con franjas de arena fina bañadas por aguas tranquilas y transparentes. Si a esto se le suma un ron fabuloso y una capital con cierta historia, se entiende por qué se ha convertido en un destino turístico. En el sureste están algunas de sus mejores playas de fina arena, en el oeste se encuentran una sucesión de bahías doradas, mientras que en la costa atlántica domina la agreste naturaleza barrida por el viento.

Kings Beach, en Barbados.
Kings Beach, en Barbados.Doug Armand (Getty Images)

Toda la isla está llena de preciosos paisajes caribeños, pero las playas del suroeste destacan especialmente por su reluciente arena blanca y aguas turquesas, y no hace falta alejarse mucho de Bridge­town para gozar de una tranquilidad exquisita junto al mar. Hay mucho donde elegir. Brownes Beach, por ejemplo, es una franja larga y ancha de fina arena blanca y nunca está llena, y además es el mejor lugar para bucear con tubo cerca de la orilla, poblada por tortugas, rayas y varios pecios de fácil acceso. O Pebbles Beach, en la punta de Carlisle Bay, flanqueada por dos grandes hoteles de lujo. Y Rockley Beach, tam­bién llamada Accra Beach, una medialuna de postal alfombra­da de arena blanca con un pequeño parque sombreado y un mercado al fondo. En el extremo más meridional, la pequeña comunidad costera de Silver Sands es ideal para el windsurf y el kitesurf y en Botton Bay, cerca de Crane Beach, se esconde una de las playas más bonitas de Barbados, extendida frente a unos acantilados con una hilera de palmeras a sus pies.

Costa de Oaxaca (México)

La bonita y poco urbanizada costa de Oaxaca, en el Pacífico, incluye varios destinos tranquilos de playa y un litoral prácticamente vacío, con largos arenales dorados y lagunas llenas de fauna. Aparte, hay tortugas (es una importante zona de cría), delfines y ballenas, y una buena oferta de submarinismo, buceo con tubo, pesca deportiva y algunas de las mejores olas de América del Norte para surfear. En este clima tropical, el ritmo nunca se acelera, la gente es muy acogedora y el paisaje es espectacular. Se puede pedir poco más para ser un lugar casi perfecto de vacaciones.

Una pareja observando en Pacífico en una de las playas de Mazunte, en el Estado de Oaxaca (México).
Una pareja observando en Pacífico en una de las playas de Mazunte, en el Estado de Oaxaca (México).Joel Carillet (Getty Images)

La actividad gira alrededor de cuatro centros principales: la sobria zona de re­sorts de Bahías de Huatulco, el grupo de pueblos de costa que hay al sur de Pochutla (que incluye Zipolite, frecuentado por nudistas, el relajado San Agustinillo y Mazunte, por afi­cionados al yoga) y la despreocupada locali­dad surfista de Puerto Escondido. Aunque tal vez el más visitado sea Mazunte, con su aire hippy, y su tradición “mágica”, pero, sobre todo, conocido por sus tortugas marinas y sus centros de yoga. Está en el punto más meridional del Estado mexicano de Oa­xaca y su mirador de Punta Cometa es un lugar fabuloso para salir a caminar al atardecer entre olas que rompen a ambos lados y vistas de ensueño del Pacífico. La alternativa es su vecina San Agustinillo. Aunque sea un poco como comparar el cielo con el nirvana, San Agustinillo quizá tenga el tramo de playa más bonito de esta fantástica costa. La aldea es más pequeña que Mazunte, con una sola calle principal y unas olas también un poco más manejables, lo que lo convierte en un lugar per­fecto para practicar bodyboard y para aprender surf.

Las playas increíbles de la Baja California (México)

El río Mulegé, bordeado por palmeras y man­glares, con su delta, su avifauna y sus lugares cercanos para practicar submari­nismo y buceo, convierte el pueblo del mismo nombre en una fantástica parada para los aficionados a la aventura y a las actividades al aire libre. Y ya apartadas de sus orillas hay incluso una misión del siglo XVIII y una plaza mayor que le dan ese aire único a pueblo antiguo de Baja California. Aquí están también algunas de las playas de tonos turquesa más bonitas de la península mexicana, en la bahía Concep­ción. Las colonias de pelícanos, las capricho­sas formaciones rocosas y la espuma lechosa de tonos verdeazuladas ejercen de imán para aficionados al kayak.

La playa de Santispac, en Bahía Concepción (Baja California Sur).
La playa de Santispac, en Bahía Concepción (Baja California Sur).Alamy Stock Photo

Y es que la bahía Concepción es uno de los tramos más impresionantes y bonitos de la costa de Baja California, por el color de sus aguas, sus calas de arena blanca y su escasa urbanización. Es fabulosa para salir a navegar y a nadar, y hay muchas bahías más pequeñas escondidas. La primera playa y la más popular es la de Santispac, una cala amplia y resguardada con una arena blanca cegadora, algunas palapas y un par de buenos restaurantes. Pero los lugares más bonitos para darse un chapuzón tal vez sean los más meridionales: El Requesón, La Perla y Armenta. La playa El Requesón permite dar un delicioso paseo por un banco de arena hasta una isla de cactus y mangles en bajamar. La Perla tiene zonas resguarda­das para acampar. Y las aguas cristalinas de Armenta son, sencillamente, preciosas.

Playas Paraíso, Sirena y Las Tumbas, las mejores de Cuba

Como la mayor isla del Ca­ribe, Cuba está llena de playas bonitas. Sin em­bargo, en el sur espera la isla Cayo Largo del Sur y su playa paradisíaca. Playa Paraíso es una atracción turís­tica de nombre intencio­nal y explícito que despliega una arena blanca y fina, unas aguas turquesas y una fauna marina variada que incluye estrellas de mar, crustáceos, tortugas e iguanas que están presentes también por todo el islote. Su vecina, playa Sirena, también figura entre las más bonitas del país.

Playa Paraíso, en la isla cubana de Cayo Largo.
Playa Paraíso, en la isla cubana de Cayo Largo.www.MarieBrizard.ca Photography (Getty Images)

Pero, posiblemente, la mejor playa de Cuba, por encima de las mencionadas, ya muy visitadas por los turistas, sea la Las Tumbas. Tal vez sea la más aislada del país, a más de 60 kilómetros de la población más cercana, en el parque nacional Península de Guanahacabibes, que tiene el mismo aspecto que debió de tener la Cuba que vio Colón: una estrecha franja de tierra llana y muy estrecha, que apunta hacia México en el extremo occidental de la isla. Un paraíso para submarinistas, ecoturistas, conservacionistas y observadores de aves.

Playas de azúcar glas en la Isla Holbox, en Yucatán (México)

Al noroeste de Cancún se mantienen playas más tranquilas y aisladas que las de los complejos turísticos de esta zona de México. Es el caso de la Isla Holbox, uno de los rincones más bellos de la península de Yucatán, con playas que parecen de harina de maíz o incluso de azúcar glas. Gusta mucho a los kitesurfistas y a quienes viajan para ver tiburones ballena. Esta isla poco convencional, y cada vez más de moda, solo atraía a windsurfistas y playeros, pero los tiempos cambian. Los lujosos bares con asientos-columpio, los restaurantes playeros y el yoga están expulsando a los pescadores y las tiendas locales y han convertido Holbox en una especie de Tulum del norte. Los carritos de golf y los quads se dejan notar también por las calles de tierra, pero, a pesar de todo, aún se puede pasar un día tranquilo de playa.

Uno de los arenales de Holbox, una isla situada en el norte de la península de Yucatán, en el Estado mexicano de Quintana Roo.
Uno de los arenales de Holbox, una isla situada en el norte de la península de Yucatán, en el Estado mexicano de Quintana Roo.Dallas Stribley (Getty Images)

Aquí espera una paleta ilimitada de azules, verdes y marfiles. En invierno llegan los tiburones ballena (la isla es uno de los poquísimos lugares del mundo donde acuden a comer) y los vientos alisios devuelven a la playa a los sur­fistas que montan olas, se bañan y toman el sol como siempre han hecho. Y es que hay cosas que nunca cambian. La mayoría de bañistas van al lado norte de la isla, pero si alguien quiere lugares más tranquilos y remotos solo tiene que tomar un taxi o incluso una lancha y plantarse en puntos donde la única compañía en la areba serán dos o tres mangles.

Seven Mile Beach (Jamaica)

En la costa occidental de Jamaica abun­dan las playas inmaculadas. Pero especialmente en el oeste del país, en la ciudad de Negril, que presume de tener una joya natural que ilustra lo mejor que ofrece la patria del reggae. Se trata de Seven Mile Beach, una media luna de arena blanca que en otros tiempos estuvo bajo el dominio de los piratas. Bordeada por precipicios y palmeras es ideal para observar caballitos de mar, rayas y muchos otros peces.

Vista de la playa jamaicana de Seven Mile Beach.
Vista de la playa jamaicana de Seven Mile Beach.Cultura Exclusive/Karen Fox (Getty Images/Image Source)

Aunque se pueden encontrar bares y res­taurantes muy cerca de la arena, quien no tenga ganas de andar puede optar por un paseo a caballo. Seven Mile Beach también es perfecta para practicar el submarinismo y el buceo con tubo, o sencillamente disfrutar medio sumergido en las tranquilas aguas (con el aire perfumado por el dulce aroma de la marihuana). Hay que aclarar que, a pesar del nombre, la playa solo mide cuatro millas (unos 6,5 kilómeros).

Biesanz, la playa secreta de Manuel Antonio (Costa Rica)

En el parque nacional más visitado de Costa Rica, el de Manuel Antonio, se pueden hacer excursiones por el bosque hasta llegar a playas impolutas y ver monos desde la arena. Pero con un poco más de dedicación se puede también descubrir algunos de los muchos arenales secretos de los alrededores.

Manuel Antonio reúne lo mejor de la fauna y la naturaleza del país, con una mezcla de sel­va y playa, e infinidad de mamíferos, reptiles y aves. Es muy popular entre ticos y viajeros, por lo que hay que comprar las entradas online con bastante antelación, y en temporada alta a veces hay que esperar para poder entrar. Hay varias pla­yas impresionantes, grandes extensiones de selva con plan­tas, insectos y animales, una cascada, y grandes bandadas de aves, incluidos tucanes, pájaros carpinteros y colibríes por todas partes.

Vista desde el agua de Biesanz, una playa en el parque nacional Manuel Antonio (Costa Rica).
Vista desde el agua de Biesanz, una playa en el parque nacional Manuel Antonio (Costa Rica).Margarita Almpanezou (Getty Images)

A las afueras de la reserva hay excelentes restaurantes con vistas a la selva, y después del atardecer los circuitos nocturnos permiten descubrir un aspecto total­mente nuevo de la costa central del Pacífico de Costa Rica.

Más allá de todo esto, la sorpresa está en Biesanz, la playa semisecreta de Manuel Antonio, a cinco minutos a pie desde el centro del pueblo, pero mucho menos abarrotada que la playa principal. Tiene toda la fauna del parque nacional, pero solo una pequeña parte de sus visitantes, por lo que hay muchas posibilidades de ver capuchinos, monos aulladores y monos ardilla en el sendero. Pero lo mejor está bajo el mar. Se puede alquilar un kayak y practicar esnórquel casi en la misma orilla, y luego ir hasta el centro de la bahía para sumergirse en el arrecife oculto, a unos 10 minutos remando de la playa.

Playas entre volcanes en Sugar Beach (Santa Lucía)

Las montañas Pitons vistas desde Sugar Beach, en Santa Lucía.
Las montañas Pitons vistas desde Sugar Beach, en Santa Lucía.Alamy Stock Photo

Para los viajeros que van en busca de un poco de encanto ecológi­co Sugar Beach (Jalousie Beach) es una de las playas más bonitas de la isla caribeña de Santa Lucía y una elección perfecta. Con vistas ini­gualables de las montañas Pitons —dos cue­llos volcánicos inactivos en la costa surocci­dental de Santa Lucía declarados patrimonio mundial de la Unesco— y una frondosa selva tropical alrededor, este enclave es de lo mejor que ofrece la llamada “Helena de las Indias Occidentales”. No es necesario ser huésped del resort del mismo nombre para acceder a esta fabulosa franja de arena próxima a la reserva marina Anse des Pi­tons, un paraíso para el buceo.

Puestas de sol en Darkwood Beach (Antigua y Barbuda)

Vista aérea de Darkwood Beach, en Antigua y Barbuda.
Vista aérea de Darkwood Beach, en Antigua y Barbuda.Alamy Stock Photo

Esta es una playa perfecta para presumir en Instagram. Y más todavía si uno se saca una foto frente al car­tel de madera pintado con los colores de la bandera nacional antiguana que reza “Wadadli” (nombre indígena de Antigua). Las colinas crean el telón de fondo perfecto en este popular entorno de la costa occidental. En la que es una de las 365 playas diseminadas por el archipiélago los días despejados y soleados es posible divisar la vecina isla de Montserrat, que está a solo una hora en ferri o 20 minutos en avión. Lo más atractivo de Darkwood Beach es la deslumbrante puesta de sol que tiñe el Caribe de una luz dorada.

Una verdadera experiencia caribeña en Grande Anse d’Arlet (Martinica)

La Église Saint-Henri, en Grande Anse (Martinica), vista desde el final del muelle.
La Église Saint-Henri, en Grande Anse (Martinica), vista desde el final del muelle.Tuul & Bruno Morandi (Getty Images)

Un trayecto de 45 minutos por una carretera panorámica lleva del aeropuerto in­ternacional Aimé Césaire de Martinica, en Fort-de-France, a la localidad ru­ral de Les Anses d’Arlet, donde se encuentra esta joya oculta del litoral de la isla. Las vistas desde el muelle de la Église Saint-Henri son muy evocadoras. Les Anses d’Arlet es una aldea pesquera activa donde abunda el delicioso pescado y el maris­co fresco es la norma. Y una vez allí solo hay que acomodarse en la arena a la sombra de las palmeras para devorar la pesca del día y socializar con los amables lugareños para vivir una auténtica y encantadora experiencia caribeña.

La tranquila playa rosa Pink Sands (Bahamas)

Un atardecer en Pink Sands Beach, en las Bahamas.
Un atardecer en Pink Sands Beach, en las Bahamas.Alamy Stock Photo

En esta playa de una elegancia mágica y atemporal situada en la isla Harbour, que tiene menos de 200 residentes, el original co­lor de la arena rivaliza en belleza con la tona­lidad aguamarina del mar a lo largo de cinco kilómetros. El matiz rosa que le da nombre se debe a los foraminíferos, organismos mari­nos cuyas conchas rojas se han mezclado con la antes blanca arena. La playa, relativamente íntima, es perfecta para un día tranquilo, dedicado a na­dar, bucear y tomar el sol.

Día de playa en la isla de las especias: Magazine Beach (Granada)

El arenal caribeño de Magazine Beach (Granada).
El arenal caribeño de Magazine Beach (Granada).Alamy Stock Photo

Granada, apodada “la isla de las especias”, se ha ganado los elogios mundiales tanto por la excelente y variada oferta de con­dimentos como por las muchas playas espectaculares que se concentran en un te­rritorio de apenas unos 35 kilómetros de longitud. Así pues, no es de extrañar que muchos viajeros se dirijan directamente a la caribeña Maga­zine Beach (en la costa suroccidental) en cuanto aterrizan en el aeropuerto inter­nacional Maurice Bishop y se despidan de la isla con un baño de última hora en sus cálidas aguas justo antes de partir. Además, el bu­ceo y el kayak son actividades habituales aquí.

Playas Tortuga y Flamenco, dos paraísos boricuas en Islas Culebra (Puerto Rico)

Tortuga Beach tiene fama de ser la más bella de Puerto Rico, con un inconfundible aire de paraíso tropical. Está en isla Culebrita y es accesible solo por barco o hidroavión. Estas orillas de arena blanca, que sirven como hogar y punto de alimentación para las tortugas verdes, son una de las joyas ocultas de Culebra. Casi considerada una playa desierta, es fácil practicar esnórquel entre las tortugas y otras criaturas marinas.

Fotografía aérea de playa Flamenco, en Isla Culebra.
Fotografía aérea de playa Flamenco, en Isla Culebra.Alamy Stock Photo

Otro de los arenales famosos de estas islas es playa Flamenco, en Isla Culebra, que suele aparecer en los rankings de las playas más bellas del Caribe y que los propios puertorriqueños (o boricuas) consideran como la mejor del país: arena blanca y agua cristalina que contrastan con su luminosidad con el verde oscuro del follaje.

Cabalgar las olas y saludar al sol en Santa Teresa (Costa Rica)

Dos surfistas en Santa Teresa, una pequeña zona de playa en el noreste de Costa Rica.
Dos surfistas en Santa Teresa, una pequeña zona de playa en el noreste de Costa Rica.Alamy Stock Photo

No es fácil llegar a Santa Teresa, pero merece la pena por sus playas kilométricas, con olas constantes y rompientes de diferentes niveles de dificultad. Es un destino de moda para surferos y también para practicar yoga. Santa Teresa tiene un ambiente tranquilo y bohemio, desde sus grandes olas hasta sus elegantes bares y cafés. Está en la punta meridional de la península de Nicoya, justo al otro lado de Montezuma, pero ambas poblaciones no podrían ser más diferentes. En Santa Teresa no hay mucho ambiente hippy: es más un lugar de nómadas digitales, surfistas y jóvenes modernos. Aparte de la playa, tiene una larga y serpenteante calle repleta de coches, motocicletas y quads. Solo una parte está asfaltada, lo que hace que recorrerla a pie sea complicado, sobre todo durante la estación de lluvias. Con un quad se podrá ir hasta la playa Hermosa, Malpaís e in­cluso Montezuma. Además, Santa Teresa dispone de spas de primera, excelentes opciones para comer y muchas tiendas de surf.

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